BarcelonaLamine Yamal y Raphinha sufrieron insultos racistas en el Santiago Bernabéu. Varios vídeos subidos a las redes no dejan lugar a dudas. Gritos de "puto negro", "puto mena", "ve al semáforo a vender pañuelos" y "moro de mierda" son inequívocamente racistas y xenófobos. El Real Madrid los ha condenado y ha iniciado una investigación para identificar a los agresores y la Liga denunciará los hechos ante la policía y también informará al fiscal de sala coordinador de la Unidad de Delitos de Odio y Discriminación de la Fiscalía General del 'Estado.
El pasado mes de junio, por primera vez en España, tres seguidores fueron condenados a ocho meses de cárcel por un delito contra la integridad moral con el agravante de odio por los insultos xenófobos entonados en Mestalla contra Vinícius, se les impidió acceder a un estadio durante dos años y les tocó pagar las costas del procedimiento. Dos sentencias posteriores –una por contenidos en las redes sociales y otra por insultos racistas en el estadio de Son Moix– también tuvieron como víctima y objetivo al delantero madridista, y fueron pioneras. Es decir: ha habido un antes y un después de Vinícius, que ha aprovechado su posición, su privilegio y el enorme altavoz para denunciar lo que le estaba ocurriendo. Sin embargo, en diversos medios de comunicación públicos y privados se han utilizado argumentos como que Vini es un provocador y se está escudando en "eso del racismo" o que por qué solo lo insultan a él (no es cierto) y no a otros jugadores negros. Sospecho que los fanáticos que abundan en las tertulias deportivas no tendrán ahora ningún problema, no habrá peros ni reparos. Incluso, es probable que se sitúen en primera línea a la hora de condenar enérgicamente a los insultos del Bernabéu.
Ni están educados en el antiracismo ni les importa o interesa lo más mínimo educarse. Van a lo suyo, con sus bufandas y sus equipos, y desconocen conceptos básicos como el de fragilidad blanca, aunque su comportamiento la siga punto por punto: ofenderse, atacar, presentarse a sí mismos como víctimas o negar un racismo estructural, sistémico. No espero que sean conscientes en un futuro próximo de que lo que han sufrido Vinícius y Lamine es exactamente lo mismo: racismo. Pero ojalá algún día les dé vergüenza. De la respuesta social del resto depende que así sea.