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Análisis

Lamine Yamal: 128 días y cero preocupación

Es ridículo contar el talento de Rocafonda a través de los goles que marca o deja de marcar

Lamine Yamal quejándose de una decisión en el partido contra la Real Sociedad.
03/03/2025
3 min
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BarcelonaAhora la cantinela es que Lamine Yamal lleva meses sin marcar en partido de Liga con el Barça. El contador sigue en marcha porque no marca gol desde el 26 de octubre, en esa gran victoria en el campo del Real Madrid. ¿Y qué? Reducir a los futbolistas a números es una posibilidad, pero suele ser la elección de quienes no entienden el juego. De la misma forma que el fútbol se ha llenado de estadísticas superfluas que no dicen absolutamente nada, es ridículo explicar Lamine Yamal a través de los goles que marca o deja de marcar.

Disfrazar la dimensión del futbolista azulgrana con el dato de los días que lleva sin ver portería en la Liga parece bastante simplista, sobre todo si tenemos en cuenta que su impacto en los partidos es muy evidente. Para dejar huella y acondicionar el duelo y el contrincante no es necesario marcar goles ni asistencias, y eso que Lamine Yamal hace muchas. Hablamos de un futbolista que entiende el juego de manera integral y para disfrutarlo es necesario fijarse atentamente en todas las acciones del partido. No sirve de mucho leer la hoja de los datos después del duelo para ver si ha hecho gol o no.

Lamine Yamal condiciona el plan de los rivales

De entrada, la simple presencia de Lamine Yamal en el campo puede modificar el plan de partido del entrenador rival. Es posible que éste no se atreva a presionar tan arriba como realmente quisiera hacerlo o, en todo caso, tendrá que tener en cuenta que el Barça tiene un futbolista con una increíble capacidad de eliminar a rivales en el uno contra uno. Si la presión del contrario es alta y hombre a hombre, alguien como Lamine Yamal tiene el ingenio para deshacerla y obligarles a correr hacia atrás una vez ha superado su marca driblándole. Esto desgasta y puede llegar a alterar las intenciones del otro equipo. Si, de lo contrario, éste tiene la voluntad de esperarte aculado, la presencia del mataronense también representa una amenaza. No solo por ese talento en las acciones de uno contra uno, sino porque también tiene la sensibilidad necesaria para jugar en espacios reducidos y tejer sociedades cuando el rival, justamente, intenta negarte la mínima hebra de césped.

Otra reacción que genera en los oponentes el juego de Lamine Yamal tiene relación con la amenaza latente que representa. Su calidad hace que el equipo contrario multiplique las ayudas para frenarle. Una maniobra defensiva clásica para vigilar el extremo del otro equipo consiste en la marca de tu lateral y una cobertura, ya sea de tu extremo, de un centrocampista o del central más cercano. Bien, pues en el caso de Lamine Yamal a menudo vemos que los adversarios de todas estas demarcaciones se movilizan para enjaularlo. Cuando esto ocurre, se producen dos efectos: por un lado, el rival se hunde en su propio campo. Esto hace que el Barça pueda aplicar mejor la presión alta o después de perder la bola y, a consecuencia de todo ello, tendrá más opciones de ahogar la salida al contragolpe del otro equipo.

Lamine Yamal y la ventaja socioafectiva

Otro resultado de esta capacidad de Lamine Yamal para juntar a rivales es que genera tiempo y espacio para sus compañeros. En buena lógica, si le persiguen tres o cuatro jugadores, el extremo azulgrana tendrá dos o tres compañeros libres o, como mínimo, en disposición de poder participar con balón. La cuestión es encontrarlos, pero esto supone una gran fuente de ventajas numéricas. La acción más ilustrativa, en este sentido, es cuando Lamine Yamal recorre el vértice del área en conducción, atrae y hunde a rivales y, entonces, aparecen espacios en la frontal para Dani Olmo o Pedri. Es justamente con estos dos compañeros con los que se harta de generar otro tipo de ventaja, el socioafectivo, que es cuando los jugadores con participación potencial inmediata de un equipo se relacionan entre ellos mejor que los adversarios. Lamine Yamal, Dani Olmo y Pedri son excelente muestra en espacios reducidos.

Por todo ello, y podríamos seguir, no tiene ningún sentido reducir al joven talento del Barça a los goles que haga. Está claro que debe hacerlo porque a los delanteros y jugadores determinantes también se les pide ese impacto directo en el marcador, pero no debemos perder de vista la edad que tiene y, sobre todo, la calidad y el veneno de sus disparos con la izquierda. Es cuestión de tiempo que haga más goles. Mientras, podemos seguir disfrutando de su fútbol.

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