Nico Williams es el más listo

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Nico Williams poniendo antes de la Eurocopa.

BarcelonaSi Dani Olmo juega el sábado contra el Athletic Club en Montjuïc, se habrá obrado un pequeño milagro sobre la bocina, entre prisas y cálculos benevolentes de la Liga. Pasan los veranos y el Barça sigue atascado en el mismo solar en el que lo dejó Josep Maria Bartomeu. Casi 4 años después del regreso de Joan Laporta, se repite la misma película: promesas grandilocuentes y fichajes soñados en las portadas de los periódicos para acabar sufriendo para inscribir a jugadores. Con el asado fallido de Messi y el serial del no retorno deberíamos haber aprendido la lección, pero la fe mueve montañas y la anestesia acrítica es muy efectiva. Estamos a una semana de cerrar el mercado y quieren hacernos hablar de Leão o Chiesa cuando han tenido que empujar a Gündogan por la puerta trasera porque la palanca de Barça Vision es un fantasma intangible.

Lo más decepcionante de la salida de Gündogan no es la pérdida que representa prescindir de él, sino las causas que han llevado a esta decisión. Aunque el centrocampista alemán acabó la temporada siendo el máximo asistente del equipo y siendo clave en el once de Xavi, todo es debatible y se pueden encontrar argumentos para justificar su adiós. Lo que ocurre es que apretar el gatillo, en este caso, no ha tenido que ver con discusiones internas basadas en el fútbol, sino con las urgencias de los deberes que no se han hecho bien en los despachos. Las mochilas de De Jong y Lenglet son pesadísimas por obra y gracia de Bartomeu, pero los sueldos del intocable Lewandowski –que crecen a 32 millones este curso– y Gündogan –el tercero más alto– ya los firmó Laporta sin que en ninguno momento se hubiera llegado a la pregonada estabilidad del fair play financiero. ¿Dónde está la regla 1-1? La herencia ya no cuela.

Una explicación sobre Vitor Roque

Aún es hora de que alguien nos explique por qué, en un contexto de economía de guerra, se consideró oportuno invertir 30 millones de euros fijos y 31 en variables en un delantero sin nivel para el Barça. Una de las críticas que se le hacían a Xavi era no haber dado más minutos a Vitor Roque, pero ahora que Hansi Flick ha llegado a la misma conclusión, no hay dudas. Como con Bartomeu, el club se ha ensuciado de nuevo con el agente André Cury, un nombre que aparece en el forensic que Laporta presentó en la Fiscalía para señalar la mala gestión del gobierno anterior. Rocambolesco, pero real. El más listo de ese gigantesco despropósito que está siendo el verano del Barça es Nico Williams: lo mejor que podía hacer era quedarse en el Athletic Club. Al menos, él ya sabe seguro que el sábado jugará.

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