Barça

La palanca del Barça de este verano será vender futbolistas

Laporta ya ha expresado públicamente que los ingresos por esta partida extraordinaria se contemplan para cerrar el ejercicio con beneficios

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Joan Laporta posando junto a Ronald Araujo el día de la renovación del central uruguayo.

BarcelonaLas cuatro patas de los ingresos ordinarios de un club profesional de fútbol como el Barça son cuatro: competiciones, abonados y socios, retransmisiones y derechos televisivos y comercialización y publicidad. De hecho, de esta forma ha sido especificado siempre en las memorias del club azulgrana. Por eso, a muchos les sorprendió que en una reciente entrevista en RAC 1 Joan Laporta afirmara que, "hoy por hoy, la venta de un jugador es un ingreso ordinario", cuando respondió sobre qué debía pasar para que el Barça tenga números verdes al final de este ejercicio.

"En una entidad como el Barça, la venta de un jugador importante es equivalente a la utilización de las palancas en el sentido de que son operaciones extraordinarias. No puedes vender activos del club cada año, al igual que no puedes vender jugadores importantes cada año", explica en el ARA Iván Cabeza, analista de la economía del club azulgrana y profesor de economía de la Universidad de Barcelona (UB). "Si necesitas realizar este tipo de operaciones es que no tienes una estructura sólida en el negocio, que pierdes dinero cuando subes la persiana", añade. En la misma línea, Cabeza expone que "en un club como el Barça la actividad no es vender jugadores. En el Sevilla o el Getafe, quizás sí. Pero en el Barça, no. Al menos, hasta ahora nunca lo ha sido", remarca.

Varios jugadores con el foco encima

En los dos últimos veranos el Barça salvó los muebles gracias a la venta del 25% de los derechos televisivos de la Liga a Sixth Street y del 49,5% del negocio de Barça Vision primero a Socios.com y Orpheus Media (la patrimonial del empresario catalán Jaume Roures) y después a los fondos de inversión Libero Football Finance (que no pagó los 40 millones de euros esperados) y NIPA Capital. De cara a este verano cuenta con el visto bueno de los socios compromisarios para vender el 49,5% de BLM (el merchandising del club), pero, salvo sorpresa, la directiva de Laporta mantendrá el 100% de la propiedad de esta área de la entidad que funciona a pleno rendimiento. Así, el salvavidas económico apunta a la venta de uno o varios jugadores importantes.

Los primeros puestos de la lista los encabezan tres nombres: Frenkie de Jong, Ronald Araujo y Alejandro Balde. El primero supondría un coste total de 77 millones de euros para el Barça en las dos temporadas de contrato que le restan que se ahorraría el club azulgrana si fuera traspasado. Y los otros dos conllevarían decenas de millones de euros para una caja azulgrana necesitada de aire y servirían para revertir el impago de Libero. De todas formas, cuando el Barça hizo público su presupuesto de cara al curso 2023-2024, que prevé 859 millones de euros de ingresos, no se especificó que hubiera ninguna partida relacionada con un gran traspaso. En cambio, sí lo hizo el Real Madrid. En su presupuesto de 939,5 millones existe una partida de 70 dedicada a la venta de futbolistas antes del 30 de junio.

El ejemplo de Neymar

Neymar es ejemplo de pocas cosas. Pero, en este caso, sirve para ilustrar el motivo por el que las ventas de jugadores en un club como el Barça –y en el resto de principales equipos europeos– se consideran como extraordinarias. En verano del 2017, con Josep Maria Bartomeu en la presidencia de la entidad azulgrana, Neymar hizo las maletas para irse al París Saint-Germain después de pagar 222 millones de euros. Ese ejercicio, el 2017-2018, el Barça acabaría cerrándolo con solamente trece millones de beneficios. "Es evidente que no puedes vender un Neymar cada año. Por eso es extraordinario –explica Cabeza–. Un ingreso ordinario es aquel que se genera gracias a la actividad recurrente que tiene un club y el Barça se dedica a jugar al fútbol", añade.

Además, después de esa magnánima venta de Neymar, Bartomeu no tomó la medida de guardar el dinero en un cajón a la espera de ser capaz de obtener beneficios en el negocio ordinario. Su reacción a la excepcionalidad fue empezar a renovar, bajo la insistencia de Gerard Piqué, a las vacas sagradas con sueldos desorbitados y fichar a dos jugadores, Philippe Coutinho (el fichaje más caro de la historia del Barça todavía actualmente con 160 millones de euros) y Ousmane Dembélé (145 entre fijos y variables), que llegaron con los galones de las estrellas y acabaron siendo protagonistas de las principales desgracias del Barça contemporáneo.

Todo ello, sumado a la pandemia del coronavirus, comportó un estrangulamiento de la economía del club que todavía está vigente después de tres años de presidencia de Joan Laporta. La masa salarial se ha logrado reducir significativamente (pese a nuevos dispendios como el salario ascendente de Robert Lewandowski que complica el fair play financiero ante Javier Tebas), pero el Barça sigue dependiendo de los ingresos extraordinarios para cerrar en verde los números de los ejercicios.

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