Barça

La promesa del Barça que no supo tener paciencia: "Me hubiera encantado ser la hostia"

El ARA conversa con Mario Rosas, que Xavi Hernández define como "lo mejor" de su hornada

Mario Rosas en pos reciente dirigiendo un partido como entrenador.
Arnau Segura
01/08/2025
4 min

TorellóLos periódicos cuentan su historia con condicional o pasado. "Lo que podría haber sido y no fue" o "Xavi que no pudo ser". "Me da igual, todas estas cosas. Sufre más mi entorno. A veces en casa me preguntan si no me da pena. Mi mujer, incluso mis hijos alguna vez, me dicen: '¿Y no te da pena?' ¿Pensa por qué? ¿Creen que yo no quería? ¿Que no me hubiera gustado ser lo que todo el mundo pensaba que iba a ser? "Era lo mejor de La Masia. No olvidaré su nombre. Una mezcla entre Messi y Laudrup. Lo tenía todo, pero se perdió", dijo Xavi Hernández, compañero de generación y de ensueño.

Se criaron juntos en Can Barça y llegaron el mismo día al primer equipo, siendo dos adolescentes. Xavi le pidió que entraran juntos en el vestuario porque estaba muerto de miedo. Compartía piso con Gabri García, pero Xavi se quedaba a menudo a dormir. De vez en cuando echaban globos de agua desde el balcón. Más de un peatón recibió. Había llegado al Barça a los 12 o 13 años proveniente de un humilde barrio de Málaga. Sol. Recuerda que Andrés Iniesta, por ejemplo, lloraba mucho, atormentado por la añoranza: "Todos echábamos de menos a nuestra familia, a nuestra gente. Pero yo lo llevaba de otra manera. Fui muy feliz en La Masia". Pero admite que las despedidas con la familia eran amargas: "Cuando venían y se iban te tirabas un día, dos o tres con unas sensaciones tristes". "Cuando hablaba conmigo, mi madre hacía ver que todo iba bien y que no pasaba nada, pero para una madre es muy duro que se lleven lejos a su hijo, no poder tenerlo en el día a día. Ahora tengo dos ya veces me pregunta si les dejaría marchar. Y te lo piensas mucho." Ella hizo el esfuerzo porque.

Mario Rosas y Xavi Hernández.
Mario Rosas jugando con el Barça.

Cuando habla del Barça siempre lo hace "desde el amor", con una sonrisa. También cuando revive el 15 de mayo de 1998, pese a la derrota por 1-4 ante el Salamanca. Es y será el día de su debut con el primer equipo, a una semana justa de ser mayor de edad. Su madre, María Victoria, guarda como un tesoro la camiseta con el número 31. Al cabo de unos días subiría a Segunda con el Barça B, junto a Francesc Arnau, Carles Puyol y Xavi. Él fue el jugador con más goles, 21, y más titularidades, 41 de 44. La temporada 1999-2000 se estrenó en la Liga de Campeones, también con Louis van Gaal. Era el segundo partido como azulgrana, un hito más en un camino ilusionante. Pero sería lo último.

El verano del 2000, hace veinticinco años, decidió salir del Barça: "Salir para volver. Aquella era la idea". porque llegamos a la final de la Copa de la UEFA ante el Liverpool, pero a nivel individual no fue tan positivo". "Viendo lo que pasó, quizás me habría ido mejor tener paciencia en el Barça. Quizás la situación habría sido más parecida a la que vivió Xavi, que sí tuvo más paciencia a pesar de no jugar durante un tiempo". fuera del Barça. "Fuera del Barça hace muchísimo frío. No un poco de frío", suspira.

En 2001 ya se despidió de Primera para siempre con sólo siete partidos y 162 minutos. Después superaría los 200 partidos en Segunda entre el Salamanca, el Cádiz, el Castellón, el Murcia, el Huesca y el Hércules, y también jugó en Segunda B con el Girona (2004-2005): de ser la gran promesa de La Masía en caer en Tercera con un equipo que a veces no tenía ni pelotas para entre. "La tribuna lateral estaba tapada con una lona porque casi caía", recuerda, feliz de ver al Girona actual. También jugó un tiempo en Azerbaiyán y se retiró al fútbol regional. "Me ha tocado vivir todas las caras del fútbol", apunta. "En el fútbol hay muy pocos privilegiados que hayan tenido la suerte de estar de por vida en el Barça, como Puyol o Xavi. Los privilegiados son pocos. Y en el fútbol de obreros toca esto", destaca mientras conduce hacia Madrid.

A menudo aún siente gente que habla de lo que hubiera podido llegar a ser Mario Rosas si lo hubiera querido. "Siempre lo quieres, pero a veces las cosas no se dan. El fútbol es así. Si los futbolistas fracasan o no cumplen las expectativas, no es porque no lo quieran. No digo que no sea culpa del jugador, eh, no digo que mis fracasos por decirlo de algún modo no fueran una culpa que no sea culpa pero responsabilidad mía. Quizá sea lo más llamativo."

Coge aire y continúa: "Me habría encantado ser la hostia, un jugador de mucho nivel, un jugador que hiciera grandes cosas. Ser lo que mucha gente pensaba que sería y ser lo que yo quería ser. Lo intenté, quizás fallé. Asumo toda la culpa, toda la responsabilidad, pero no me martiré. dos hijos y la vida sigue. Ya es algo más anecdótico que te sirve para tener conversaciones de sobremesa".

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