Apuntes en caliente

En la próxima, que Balde se corte la mano: los apuntes en caliente del Levante-Barça

Suadísima victoria azulgrana en el Ciudad de Valencia

Joan Garcia encajando un gol de penalti en el campo del Levante.
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BarcelonaEl Barça sudó de lo lindo para remontar un 2-0 en contra en el campo del Levante. Un penalti absurdo complicó aún más la vida a los de Hansi Flick, que suman su segunda victoria en la Liga gracias a una gran segunda mitad. A continuación, unos apuntes en caliente.

La primera remontada. Tiene la suerte el Barça de tener más argumentos que el brillante Lamine Yamal. No fue el de Rocafonda el principal artífice de la reacción azulgrana tras recibir dos bofetadas del Levante en la primera mitad. No fue el prodigio de siempre el encargado de invocar la versión de las remontadas que tanta fortuna fue la pasada temporada. Es de justicia significar el papel fundamental de Pedri, el futbolista que todo lo atempera, a la hora de rescatar al equipo de un 2-0 inesperado. El golazo del canario fue el preludio de lo que vendría después con el empate de Ferran y la emboscada de Lamine Yamal para que los ranas, fundidos en el tramo final, claudaran por fin.

Mensaje de Flick. No diremos a quién por si alguien se asusta, pero sí sobre quién: Marc Casadó. Ya lo comentó el alemán en la previa y fue coherente a la hora de elegir la alineación en Orriols. No quiere perder al vallesano (ahora que es objeto de globo sonda sobre una posible salida) y le puso a competir en lugar de De Jong, que esta semana ha hecho corto de entrenamientos porque ha sido padre por segunda vez. Gavi, Fermín y Olmo se quedaron en el banquillo en detrimento de Casadó, un símbolo de esta generación emergente de culés. Quizá no sea tan talentoso como otros coetáneos, pero transmite el barcelonismo de piedra picada que nunca puede sobrar en un vestuario.

Manos absurdas e injustas. Los seres humanos capacitados para jugar al fútbol de primer nivel tienen dos piernas y dos brazos. Las extremidades inferiores pueden utilizarse en casi todas las situaciones, mientras que las superiores son objeto de diversas limitaciones. Sólo tienen plena libertad para utilizarlas los porteros en el interior del área. En cambio, los jugadores mal llamados de campo son castigados si las utilizan para extraer ventajas de forma deliberada. Debería ser así de sencillo, pero los árbitros se empeñan en envolver la madeja en caso de impactos involuntarios dentro del área, donde los defensores son penalizados aunque se esfuercen por esconder las manos. ¿Qué deben hacer? ¿Cortárselas? Como esto no es una opción, penales como el de Balde no deberían silbarse. Punto.

Casero por partida doble. Por segundo desplazamiento seguido, los jugadores del Barça tuvieron que ponerse la tercera indumentaria de la pasada temporada para saltar al césped. Toda la parafernalia con los nuevos kits de este curso, con el aliciente añadido del nuevo 10 de Lamine Yamal, frustrada una semana más por desgracia de Nike, que venderá algo menos por esa circunstancia. Pobritos estadounidenses. Seguramente hay argumentos razonables en torno a esta decisión textil. Pero lo que no es coherente es que se confunda la camiseta de los árbitros con la de uno de los contendientes. La ropa negra de Hernández Hernández se mezclaba con el azulgrana sudado del Levante. Al menos a través de la señal televisiva.

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