Barça

La redención de Lewandowski da alas a un Barça sufridor (1-2)

El polaco, que no tenía el día, fuerza un penalti que él mismo transforma para solucionar un partido que se había complicado en Pamplona

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Lewandowski, en acción en el campo de Osasuna

BarcelonaEl Barça es un acto de fe, una escena de la Pasión. Un gesto de amor hacia un equipo que tiene la capacidad, en un mismo partido, de animar, pero también de poner nervioso a todo el mundo. A la espera de encontrar la paz interior y acabar de cerrar los partidos con facilidad, el Barça gana sufriendo, con una parada de Ter Stegen salvadora todos los días y Lewandowski haciéndose perdonar pecados gracias a forzar un penalti que él mismo transformó en cinco minutos por el final para derrotar a Osasuna (1-2). Las cosas quizás no le acaban de salir, al delantero, pero no se esconde.

Este Barça todavía tiene trabajo por hacer, pero gana. Y ya podemos abrir todos los debates del mundo, que en el fútbol moderno el primer paso es ganar. Aunque no acaba de enamorar. Es como tener una cita con una persona apuesta y con estudios, pero sentir a la vez que algo no acaba de funcionar. A veces, el equipo se atasca, baja el ritmo y pierde balones en zonas peligrosas que permiten a los rivales animarse pensando que conseguirán una pieza de caza mayor: derrotar al campeón. Getafe, Cádiz, Villarreal y Osasuna lo soñaron en algún momento, pero ninguno lo logró. El gen competitivo del equipo de Xavi no admite debate. El estilo, sí.

El equipo titular del Barça de hecho, sudó duro para dominar a los suplentes de Osasuna. Los navarros, cansados y heridos tras caer en la Conference League el pasado jueves en Bélgica, salieron con un equipo lleno de caras jóvenes. También el Barça, claro. Lamine Yamal, con 16 años, encadenó otro partido como titular dejando a Raphinha en el banquillo con cara de enfado. Y Gavi suma ya 100 partidos, cuando hace poco no podía ni conducir. Una renovación que ha cambiado por completo la plantilla del Barça en dos años y ha dejado pocos jugadores veteranos: Ter Stegen, Sergi Roberto y De Jong. Poco más.

Precisamente el neerlandés fue uno de los jugadores más activos en un partido que pudo empezar a decidirse ya de entrada, cuando De Jong y Lewandowski casi marcan el primer gol en una jugada en la que quizá había un fuera de juego del polaco. Pero la pelota no entró. Y Lewandowski, en su regreso al campo donde fue expulsado la pasada temporada, siguió pareciendo un poeta maldito, solo, aislado. Y cuando tocaba el balón, salía perderlo. El polaco acababa hablando solo, porque sus compañeros ya se habían ido lejos, persiguiendo el balón. Él perseguía fantasmas. Perseguía el recuerdo de quien solía ser. No aparecería hasta el final del partido, prueba de su carácter competitivo.

De Jong, aventurero

Con Lamine Yamal algo más tímido que en los partidos anteriores, el Barça acabó atrapado en la red de Osasuna y obligó a Ter Stegen a firmar las dos grandes intervenciones de cada día. El trabajo de Oriol Romeu, que ahora hace bailes tradicionales en Ulldecona y ahora te pasa la escoba por Pamplona para recuperar balones, permitía a De Jong iniciar aventuras de las suyas. Gündogan, detallitos. Ahora, uno de ellos sería el córner que permitió a Kounde marcar el primer gol con un gran cabezazo. Como la pasada temporada, una jugada de pizarra permitía desbloquear un partido en el que al Barça le faltaba ritmo e ideas.

Xavi, que volvía al banquillo después de dos partidos de sanción, miró a su alrededor para encontrar caras nuevas. Tardaría poco en hacer entrar a João Cancelo en la segunda parte, en sustitución de un Sergi Roberto que sabe que está destinado a jugar cada vez menos. También sacó del césped Yamal para situar a Ferran Torres cerca de Lewandowski, que rozó el gol en un centro precioso de Cancelo. El portugués, a pierna cambiada y con el exterior de la bota, se presentó en sociedad así, con poesía. Pero el gol de la calma no llegaba. Y el problema era que Osasuna tenía un banquillo lleno de titulares. Al movimiento de Xavi, como si fuera una partida de ajedrez, respondió Arrasate haciendo entrar a tres jugadores que dieron la vuelta al partido como un calcetín. Si el Barça no sufría mucho, con Budimir, Ávila y Barja en el césped se fue cerrando y perdió la calma, el balón y el control. Ter Stegen lo miraba serio, consciente de que ya había visto esta historia. Dicho y hecho. Sería el Chimy Ávila, con un disparo precioso desde la frontal, quien haría estallar Pamplona como si fuera el chupinazo de San Fermín.

Xavi, cabreado, decidió llamar a João Félix y hacerle entrar por Romeo, situándolo en el lado izquierdo. Si el joven portugués quiere demostrarle al Barça que Simeone se equivocaba con él, deberá demostrarlo en partidos como estos. De momento, con 10 minutos, poco hizo. Ya tendrá tiempo. El partido de Pamplona lo decidiría precisamente el hombre al que los demonios se lo comían por dentro. Un pase largo de De Jong sirvió a Lewandowski para forzar la roja a Catena y un penalti que transformó. Quedan piezas por ajustar, detalles por mejorar, pero con 10 puntos en el zurrón será más fácil. Esperando lo que puedan hacer los Joãos, el Barça divierte más por los guiones de los partidos, siempre al límite, que por el juego, de momento. Pero gana.

  • Osasuna: Aitor Fernández, Areso (Nacho Vidal, 84'), Catena, Herrando, Juan Cruz, Rubén García (Kike Barja, 61'), Ibañez (Moncayola 71'), Aimar, Iker Muñoz, José Arnaiz (Chimmy Avila, 61 '), Raúl Garcia (Budimir, 61').
  • FC Barcelona: Ter Stegen, Sergi Roberto (João Cancelo, 58'), Christensen (Iñigo Martínez, 90'), Kounde, Alejandro Balde, Oriol Romeo (João Félix, 79'), Gündogan, De Jong, Gavi, Lamine Yamal ( Ferran Torres, 58') y Lewandowski (Raphinha, 90').
  • Goles: 0-1 Kounde (46'), 1-1 Chimy Ávila (76'), 1-2 Lewandowski de penalti (85')
  • Árbitro: Miguel Ángel Ortiz (Madrileño),
  • Tarjetas amarillas: Lewandowski (33'), Areso (41'), Catena (85'), De Jong (85'), Balde (95').
  • Tarjetas rojas: Catena (85')
  • Estadio: El Sadar de Pamplona (21.966 espectadores)
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