Barça

Los síntomas que el Barça necesita curar urgentemente

Hansi Flick profundizará durante el paro para recuperar las sensaciones (y las cuestiones tácticas) perdidas contra PSG y Sevilla

BarcelonaAcaba de empezar el mes de octubre, el Real Madrid está sólo dos puntos por encima en la clasificación de la Liga y en la Champions un calendario bastante benevolente concederá al Barça varias oportunidades para recolocarse en las primeras posiciones. Sin embargo, las sensaciones que el conjunto de Hansi Flick ha dejado esta última semana, dos derrotas dolorosas ante el PSG (1-2) y el Sevilla (4-1), no se corresponden con la brillante trayectoria que exhibió la pasada campaña, en la que solo una mala racha –más centrada en la falta de acierto que en el juego– entre noviembre y diciembre sembró alguna duda.

En este punto del curso, y después de que Flick alertara a raíz de un empate en Vallecas (1-1) sobre los peligros de los egos en un vestuario de fútbol, ​​el entrenador azulgrana se enfoca ahora hacia el discurso del vaso medio lleno. A diferencia de Pedri González o Pau Cubarsí, muy autocríticos ambos con el papel del equipo en términos estrictamente futbolísticos, instó al colectivo a tomarse la derrota en Sevilla "de forma positiva", al tiempo que aplaudió la reacción de los jugadores en la segunda mitad al Pizjuán y desvinculó el mal resultado de un "problema".

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Una trampa en horas bajas

"No se puede jugar en la Champions con la línea tan alta, a veces los entrenadores son demasiado cabezudos", espetó Thierry Henry, comentarista de la CBS, tras la derrota ante el PSG. "Una cosa es avanzar la línea y otra ser suicida", analizó el también ex azulgrana Gerard López en la resaca de la derrota en Sevilla. La trampa del fuera de juego sigue haciendo estragos a los rivales –10 veces cayeron los atacantes locales en el Pizjuán–, pero al mismo tiempo constituye un peligro para el Barça si no amenaza al pasador y la línea defensiva no está suficientemente coordinada. Si la presión en campo rival no es ajustada y acertada, el atrevimiento se convierte en un caramelo para unos contrarios que, en el segundo curso de Flick, han aprendido a temporizar mejor cuando servir balones en la espalda de los centrales. El Sevilla marcó dos goles calcados así: el 2-1 y el 4-1.

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La presión debe servir para que el oponente no tenga tiempo de maquinar jugadas. En este sentido, en Sevilla, el Barça mordió mucho menos sin balón. Presionó sólo 63 veces, lo que supone un récord negativo desde la llegada de Flick (la media vigente en la Liga es de 140). Las bajas de perfiles eléctricos como Raphinha, Fermín o Gavi contribuyen a este dato, al igual que se pierde capacidad de intimidación –contra el Sevilla tampoco estaba Lamine Yamal–. El experimento de hacer jugar a Rashford por la derecha y Ferran por la izquierda no funcionó y duró poco más de 20 minutos. En pierna natural, el inglés va perdido.

Para la segunda condición –la coordinación de la línea defensiva–, el equipo añora la estabilidad que Iñigo Martínez transmitía. El experimentado central vasco, con quien Flick mantenía una gran relación y entendimiento, sabía leer cuándo había que dar un paso adelante o atrás en función de cómo el equipo hacía la presión y cómo atacaba al rival. Hay un ejemplo del curso pasado que es clarísimo: en la goleada ante el Bayern Munic (4-1), los bávaros fueron mejores durante los 25 primeros minutos, pero la defensa retrocedió un metro –sin hundirse– y el equipo mejoró sustancialmente. La presión desajustada contra el PSG también terminó siendo mortal.

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Para trasladar estas decisiones del banquillo al campo, Iñigo era una pieza determinante. Eric ha heredado una parte de los galones del vasco, pero ni es zurdo ni tan contundente. En cualquier caso, el de Martorell parece la pareja más fiable para Cubarsí. Fuerza más que Christensen, a quien Deco quería vender hace sólo unas semanas, y mucho más que Araujo, que es con diferencia el defensa que peor interpreta los mandamientos de Flick.

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Dos mediocentros vigilados y fatigados

Precisamente los problemas del uruguayo para salir con la bola emergen cuando el dúo de mediocentros no puede expresarse con comodidad, algo que tanto el PSG como el Sevilla lograron con dos marcajes en el hombre. Con Pedri y De Jong con vigilancias exclusivas, Araujo debe salir de la cueva para construir juego, que es una faceta que no domina, y el guardameta –en estos casos Szczęsny– debe buscar a menudo el juego directo. Ante el Sevilla, además, la salida desde la derecha con la pareja Araujo-Kounde fue improductiva.

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El aislamiento de Pedri es un gran negocio para los contrincantes. De hecho, los únicos tres partidos en los que el canario ha descendido de las 100 intervenciones son los tres únicos que el Barça no ha ganado este curso (Rayo, PSG y Sevilla). De Jong también tuvo menos intervenciones. Aunque Flick tocó cosas a partir del descanso –como la entrada de Balde y Eric– y el equipo ganó en posesión, ni el canario ni el neerlandés estuvieron cómodos. Y las dificultades tácticas –"la estructura a mejorar", en palabras del propio Flick– se trasladan en un mayor desgaste físico que el equipo y Pedri acusan.

El tinerfeño es el único jugador que ha sido titular siempre y supera el 95% de los minutos disputados. De Jong, que está a punto de renovar contrato, también baja bastante el nivel en escenarios de presión alta de los rivales por su dificultad para recibir de espaldas y perfilarse con ventaja para dar continuidad a las jugadas. En estas circunstancias, Dani Olmo no ha ayudado a sus compañeros en la base, sino que se ha perdido entre líneas y ha fallado las pocas situaciones de gol que ha tenido. El Barça ha vivido una mala semana, pero a principios del curso pasado ya cayó goleado, por ejemplo, en el campo de Osasuna. Flick profundizará en el paro de selecciones para realizar ajustes tácticos.

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