Crisis en el Barça

Xavi riñe con Deco antes de jugársela en Mestalla

La derrota en Amberes deja aún más tocado al técnico egarense, que podría ser destituido si el equipo no reacciona

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Xavi Hernández, en el campo del Amberes

Amberes / BarcelonaCaras largas en el Barça. Joan Laporta llegaba de madrugada al hotel de Amberes donde el equipo llevaba noche acompañado por un hombre de confianza, Enric Masip. Callados, entraron en el hotel. El presidente parecía cansado y triste después de la inesperada derrota contra los belgas, por la que se dejaron de ingresar 2,8 millones de euros. No quiso hablar en público estos días. Mientras, en su numeroso entorno cada vez más voces le dicen que quizás Xavi Hernández no sea el técnico ideal para el primer equipo.

La derrota frente al Girona fue tan dolorosa que más de un directivo empezó a hablar del partido de Valencia como de una final. Pero Laporta se resiste al cambio, de momento. De hecho, ha exigido a los miembros de su círculo de confianza que defiendan a Xavi, que aparenten normalidad. No le gusta sacudir al equipo a media temporada y no ha perdido toda la confianza en Xavi, aunque le conminase a cambiar la convocatoria para jugar en Amberes. Además, no ve claro un posible relevo más allá de Rafa Márquez, técnico del filial. Sin embargo, las dudas y las presiones aumentan a su alrededor. Hasta el punto de que los turrones no están garantizados en el banquillo azulgrana si no hay una reacción en Mestalla y la próxima semana contra el Almería.

Tras caer en Bélgica, la consigna de Xavi estaba clara: vender optimismo. El vallesano destacó el hecho de ser primeros de grupo y estar vivos en cuatro competiciones. Pese a las pésimas sensaciones en cuanto al juego, la guardia pretoriana del técnico coincidió en positivar y mirar hacia el futuro, intentando superar como fuera una semana que nació envenenada por el cambio de convocatoria instado desde arriba. En la rueda de prensa posterior a la derrota en el Bosuilstadion, Xavi habló de una voluntad externa de crear una tensión nada necesaria y de querer crear un problema en el que no existe. Sin embargo, la injerencia en sus planes, algo nada habitual en los últimos años, le dejó en muy mal lugar, le debilitó. En vez de desmentir la información, la institución mantuvo el silencio hasta que Deco habló antes del partido, cuando afirmó que la decisión de incluir a Lewandowski, Gündogan y Araujo en la lista no se había consensuado con Xavi, tal y como había asegurado el propio técnico, respaldado a los equilibrios verbales para justificar que fueron Laporta y Deco quienes le instaron a llevarse las patumbres a Amberes.

Malestar con la fiebre de Frenkie de Jong

De los cuatro eximidos de entrada, Lewandowski fue titular y alargó su oscuridad goleadora en la Champions. Por su parte, Gündogan participó en el tramo final del duelo y sólo aportó un buen centro para que Marc Guiu estableciese el empate más fugaz de los últimos tiempos (2-2), mientras que Araujo, apercibido de sanción, siguió al partido desde la grada. Sólo De Jong, que acaba de ser padre, se mantuvo fuera de la lista. Adujo fiebre para ahorrarse el viaje, aunque no hay ningún comunicado que lo recoja. De hecho, fuentes del vestuario desmienten al ARA que el neerlandés estuviera enfermo. Una versión que queda reforzada por el hecho de que Deco llamó a De Jong pidiéndole si tenía un informe médico que justificara su baja, según el periodista Màrius Carol. El mismo Deco que en el 2008, cuando era jugador del Barça, se ahorró un clásico con pasillo en el Bernabéu gracias a una tarjeta amarilla forzada unos días antes.

Con el liderazgo de Xavi cada vez más discutido entre los jugadores, la relación del entrenador con el director deportivo también se ha enturbiado en las últimas horas. Pese a que en los primeros meses hablaron mucho de fútbol, ​​en buena sintonía, siempre ha habido la sospecha de que, en el fondo, el portugués no acaba de ver al vallesano como el hombre ideal a pesar de que bendijera su renovación hace unas semanas. Deco era de los más enojados tras la derrota ante el Girona y, junto a Masip y otros ilustres del palco, desaprueba la gestión de Xavi en el vestuario. No entendió los días de fiesta después de caer ante el Madrid ni, como ya ha quedado claro, las cuatro rotaciones en la lista de Amberes. De hecho, el polémico cambio de convocatoria esconde dos mensajes: uno por la tibieza de Xavi y otro a los jugadores, cuyo rendimiento está siendo decepcionante. Y es que en los despachos nobles no olvidan que algunos directivos, con Laporta a la cabeza, mantienen un aval desde el verano para que los fichajes pudieran inscribirse a tiempo.

Mestalla, un territorio siempre hostil

Si la directiva ve con preocupación el rendimiento de los jugadores, algunos futbolistas van perdiendo su confianza en el cuerpo técnico. Algunos, como Lewandowski, ya verbalizan sin tapujos que no se sienten a gusto con el sistema táctico. Otros se callan, pero no acaban de ver clara la evolución del equipo. Xavi no encuentra la estabilidad de la pasada temporada. Y, más que los resultados, la imagen ofrecida últimamente, con tres meses en los que no se ha ganado ningún partido holgadamente, ha ido dejando al técnico sin apoyos. Lo más importante, el de Laporta, todavía lo tiene, pero el partido de Mestalla, un escenario siempre exigente aunque el Valencia no sea el rival temible de otros años, ha acabado convertido en una final para todos. Si el Barça vuelve a fallar, nada se puede descartar.

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