Opinión

Un fracaso contado con palabrotas

Javier Tebas atendiendo a los medios de comunicación.
22/10/2025
Periodista
2 min

BarcelonaSiempre es necesario mirar la parte positiva de las cosas. La liga de fútbol ya no tendrá que realizar acrobacias con la señal televisiva para no mostrar los 15 segundos de huelga de piernas cansadas de sus futbolistas, que protestaban así por la decisión de que un partido se celebrase en Miami. Hasta ahora nos mostraban planes del estadio utilizando un dron, o estadísticas, o un aficionado risueño a la grada.

En este asunto relativo al Villarreal - Barça hay algo de comedia burlesca. Si estuviera vivo, Lope de Vega haría una buena obra en tres actos. En el primero, Javier Tebas intenta convencer a todo el mundo de llevarse un partido a Miami, presionando, discutiéndose y seduciendo con dinero a la gente del fútbol. Tendría toques de Bienvenido Mister Marshall, con la promesa de los dólares haciendo cambiar de opinión a más de uno. El segundo acto sería el del triunfo de Tebas consiguiendo el permiso. Alguna escena memorable sería aquella donde se planifica el viaje de los aficionados más veteranos de toda la vida del Villarreal a Miami, gente de la Plana que ha trabajado en el campo y en las fábricas de cerámica, sin ir muy lejos, que de repente se imagina haciendo las Américas. Y el tercer acto vería cómo cae todo el castillo de naipes, con un comunicado justo cuando el Villarreal está jugando. Con el presidente del club amarillo diciendo palabrotas en el palco, Laporta intentando entender qué pasa bajando de Montjuïc y Florentino Pérez acariciando a un gato negro, satisfecho.

Qué imagen, al fin y al cabo. Muchos de los que afirman que es necesario modernizar y mejorar la Liga forman parte del problema. Gente con tanta intolerancia a la crítica que esconden las protestas de los jugadores y las pancartas de los aficionados contra los horarios, intentando que no se hable de críticas a los gestores del juego. Gente que ya se veía con un partido en Miami, pero ahora debe gestionar un fracaso que, seamos sinceros, la mayor parte del mundo del fútbol ha aplaudido. Porque en general, a pocos les gustaba la propuesta. Es cierto que podía dar dinero, pero romper la simetría del calendario, dejar la afición local sin poder ir al campo e ir vendiéndolo todo no me parece una buena idea.

Se trata de correr el riesgo de perder y enfadar a los aficionados fieles, con la promesa de sumar más clientes y espectadores lejanos. Tenías que vender ese partido como un éxito y, de repente, tienes una comedia con un comunicado nocturno. Y un palmo de nariz. Más que buscar dinero en el extranjero, quizá debería pensarse cómo reformular el fútbol local desde dentro, sin tener todas las aficiones cabreadas.

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