Quién es 'Gilman', el protegido de los árbitros que ha enfadado al Madrid y hace tambalear a Medina Cantalejo
La polémica vivida el sábado en Mestalla está provocando un terremoto en el Comité Técnico de Árbitros (CTA)
BarcelonaMinuto 98 con 32 segundos. Modric se dispone a lanzar un saque de esquina y Gil Manzano comunica a los jugadores que será la última jugada del partido. El croata hace el centro, Mamardashvili despeja el balón en la frontal del área y el árbitro internacional se pone el silbato en la boca. Pero, incomprensiblemente, no señala el final. Brahim solamente necesita tres segundos para recuperar la pelota, escurrirse por la banda y colgar la pelota al área. Es entonces cuando Gil Manzano decreta el final sin ser consciente del movimiento sísmico que iba a provocar en el Comité Técnico Arbitral (CTA). Bellingham marca el gol de la victoria fuera de tiempo y no sube al marcador. La cara del árbitro es un poema. La chapuza es incorregible y se convierte en una bomba de relojería.
Esta polémica llega en un momento extremadamente inoportuno para el presidente del CTA, Medina Cantalejo. El dirigente sevillano fue designado por Luis Rubiales para ocupar el trono arbitral, pero la caída del expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) lo debilitó. Desde entonces, Medina Cantalejo trabaja a marchas forzadas para ganarse la confianza de Pedro Rocha, el probable candidato continuista en las próximas elecciones de la RFEF. De todas formas, su gestión no ha logrado aportar estabilidad al colectivo arbitral. La publicación de los audios VAR ha generado más polvareda que credibilidad y los errores flagrantes de los árbitros pueden cavar la tumba de su jefe.
'Gilman', el protegido del CTA que pone en peligro al gobierno de la RFEF
Jesús Gil Manzano (también conocido como Gilman) siempre ha generado controversia dentro del colectivo arbitral. A sus 40 años se ha convertido en la primera espada del arbitraje nacional a nivel europeo y ha sido elegido para silbar en la Eurocopa de este año, que se celebrará en Alemania. Llegó a Primera División en el 2012 y logró la internacionalidad dos años después de la mano de Victoriano Sánchez Arminio, el expresidente del CTA que se convirtió en su padre arbitral. Una trayectoria brillante que siempre ha ido acompañada de su servidumbre al sistema. El extremeño se mostró dispuesto a colaborar con el comité y, fruto de ello, fue nombrado miembro de la asamblea de la RFEF con derecho a voto.
En 2018 se celebraron unas elecciones a la RFEF para escoger al sustituto de Ángel Maria Villar. El candidato continuista, Juan Luis Larrea, lo tenía todo atado para asegurarse la victoria, pero se produjo un sorpasso que catapultó a Rubiales al poder, con el inestimable apoyo de Gil Manzano. Las fichas de dominó cayeron una tras otra y Sánchez Arminio fue sustituido por Carlos Velasco Carballo. Ese mismo año, la UEFA promocionó a Gilman en el grupo Élite, la máxima categoría internacional.
La llegada de Medina Cantalejo no cambió nada: el extremeño mantuvo su línea y se puso al servicio del nuevo presidente. La RFEF aprovechó su disposición para citarle como testigo de la defensa en el juicio que se celebró en septiembre de 2023 a raíz de la denuncia de los árbitros específicos de VAR, que pedían una indemnización por la vulneración de derechos fundamentales. Su presencia despertó animadversión entre los denunciantes porque no consideraban ético que su excompañero tomara parte en el conflicto entre exárbitros y Federación.
Dos semanas en la nevera
Gil Manzano ha visto cómo pasaban tres presidentes distintos desde que llegó al fútbol profesional, pero ha sido capaz de mantener su progresión hasta el punto de heredar el vacío que dejaron Mateu Lahoz y Del Cerro Grande. La pifia de Mestalla puede cambiarlo todo: individualmente su imagen queda gravemente perjudicada y durante las dos próximas jornadas estará en la nevera; en el ámbito institucional, a Medina Cantalejo le crecen los enanos y el próximo presidente de la RFEF tendrá que decidir si prolonga el clima irrespirable que rodea al actual CTA o prefiere encender fuego nuevo para rebajar la tensión e iniciar una nueva etapa.