Final de la Liga de Campeones

Luis Enrique conduce al PSG a la gloria

El equipo francés vapulea al Inter con una exhibición de fútbol y consigue su primera Champions (5-0)

El entrenador Luis Enrique levanta la Champions tras la contundente victoria del PSG por 5-0 ante el Inter, el primer título europeo del club francés.
31/05/2025
4 min

Era cuestión de tiempo que el París Saint-Germain lograra ganar la Champions. Lo que pocos esperaban es que esta temporada sería la buena. El año en que el club francés perdía a su gran estrella, Kylian Mbappé, considerado por muchos el mejor delantero del panorama futbolístico. Pero resulta que lo mejor de todos no estaba en el césped, sino en el banquillo. La inversión multimillonaria del club debía dar sus frutos tarde o temprano, aunque el éxito del PSG no se entendería sin Luis Enrique Martínez, el técnico que ha puesto orden en el vestuario y táctica en el terreno de juego. Lo contrataron para conseguir la orejuda y completó su obra con una exhibición en la final de Múnic. El Inter de Milán no tuvo ninguna opción. Y el resultado, por extraño que parezca, quedó incluso corto.

Luis Enrique, manteado por los jugadores del PSG tras ganar la Champions

La producción ofensiva del conjunto de París fue brutal, como lo ha sido durante toda la Champions, salvo aquella eliminatoria de octavos de final ante el Liverpool que acabó resolviéndose en los penaltis porque el balón no quería entrar. Parecía que el PSG tenía que echar de menos su máximo goleador de las últimas temporadas, cuando en realidad ha surgido un equipo coral donde todo el mundo va a la par. Y con una estrella inesperada, Ousmane Dembélé, que tanto puede jugar a la derecha como de delantero centro y ha terminado el curso con 33 goles. No marcó a Múnic pese a que tuvo una ocasión de oro. Ayer, otros realizaron el trabajo por él.

El triunfo de Luis Enrique es el de un técnico que estuvo contra las cuerdas en el año de su debut. Porque tocaba demasiadas cosas y porque estaba diciendo a los franceses que todo lo que habían estado haciendo hasta entonces no servía para llevar al equipo al éxito. Los conflictos con el entorno fueron constantes y también los enganchados con Mbappé, al que reclamaba un juego colectivo que el futbolista no parecía dispuesto a ofrecer. Cuando estuvo a punto de estallar todo, Luis Enrique sorprendió diciendo al club que no tenía miedo a ser despedido, que a él le habían contratado para hacer el trabajo y que si se iba a la calle al día siguiente se marcharía tan tranquilo a correr en bici. Le vieron tan seguro de sí mismo que le dieron confianza. El resto, fruto de tomar decisiones valientes, de muchas horas de pizarra y de trabajo en los entrenamientos.

Atacar sin parar

El PSG salió a hacer lo que más le gusta a su entrenador: atacar. Y el Inter debía decidir si aceptaba el reto y presionaba la salida de balón o se replegaba. con un gol de delineante. Una primera combinación entre Kvaratskhelia y Fabián Ruiz; una pelota interior de Vitinha para Doué y el disparo final de Hakimi, que remataba a placer con el guardameta Sommer totalmente vencido. dándoles ánimos y pidiendo que no se rindieran. Aunque, vista la superioridad de unos sobre otros, todo el mundo tenía cuello abajo que era sólo el inicio de una goleada.

Desire Doue, celebrando el segundo gol del PSG en la final de la Champions contra el Inter

El Inter estaba amarillo porque ni siquiera se sentía sólido en defensa. Aparecían los fantasmas de la semifinal ante el Barça. Aquel equipo al que le habían colgado la etiqueta de ser fiable detrás se estaba quedando desnudo. La diferencia del duelo a doble partido contra los azulgranas es que en aquella ocasión pudieron hacer daño con pases largos para Dumfries, Lautaro o Thuram. Ayer el PSG, más aseado en medio del campo y con un físico envidiable, no dejó que los italianos cruzaran el centro del campo salvo ocasiones contadas. Y en una de ellas, el PSG lo aprovechó para lanzar un contragolpe letal, conducido por Dembélé y finalizado con un punto de fortuna por Doué: el tiro tocó al pie de Dimarco y despistó a Sommer, que acababa haciendo la estatua.

La final estaba encarrilada y el PSG tan sólo sufrió un poco en los minutos finales de la primera parte. Aunque sufrir tal vez sea una palabra demasiado estricta. Se vio inquietado por un Inter que, a la desesperada y con el honor herido, daba un paso adelante. Sin embargo, tan sólo remató dos veces a portería, y poco claras. El PSG, en cambio, finalizó el primer tiempo con una quincena de disparos. Al final del partido fueron 23.

El guión de la segunda parte era fácil de imaginar. Inter salió desbocado y el PSG mantuvo las ideas innegociables de su entrenador. Los italianos tan sólo tuvieron un par de llegadas fruto de balones parados antes de que Doué culminara el contragolpe que buscaban los de París para sentenciar, ahora sí, la final, coincidiendo con la lesión de Çalhanoglu. Para desesperación del Inter, aún quedaba media hora, tiempo para que Kvaratskhelia y Mayulu completaran la mayor goleada en una final de la historia de la Champions. Y, por extraño que parezca, el resultado pudo ser aún más exagerado.

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