Fútbol

El refugio viral barcelonés para futbolistas que un día fueron engañados

Ousadia FC es el segundo club de fútbol catalán con más seguidores en Instagram

Jugadores del Ousadia celebrando un gol esta temporada.
Arnau Segura
05/11/2025
4 min

Barcelona"Mis amigos de la infancia están vendiendo droga en la favela con un arma en la mano. El futuro de Brasil es así: o es el fútbol o es la música o es el narcotráfico, y muchas veces tú no tienes elección. Es suerte", afirma Lucas Bruno de Almeida (Guarujá, São Paulo; 2006). Compartió vestuario con Lamine Yamal, Pau Cubarsí y Marc Bernal en las categorías inferiores del Barça y ahora es uno de los referentes de Ousadia, protagonista de una historia única. Es un equipo formado por brasileños que este curso ha debutado en Quarta Catalana y es el octavo club de España con más seguidores en Instagram pese a jugar en la décima y última categoría estatal. Tiene una parroquia en esta red de 1,6 millones de personas, como el Athletic Club. Sólo le superan el Real Madrid (179), el Barça (144), el Atlético de Madrid (18), el Sevilla (3,7), el Betis y el Almería (2,8) y el Villarreal (1,7). Supera de largo al Girona, triplica al Espanyol y tiene los mismos seguidores que Osasuna, Levante, Rayo Vallecano, Elche y Alavés juntos. Sus últimos rivales cuentan con 164 y 699 seguidores.

"Es una locura", admite Edivando Júnior (Río de Janeiro, 2000), jugador, presidente y fundador del club. Es un influencer con 1,9 millones de seguidores y Ousadia se ha ido nutriendo de su comunidad. "Tengo más seguidores yo, pero la cosa está cada vez más ajustada", dice riendo. Viene de la misma favela (Alemão) donde hace unos días hubo una operación policial que dejó más de 100 muertes. "Yo vivía allí", dice suspirante. "No tenía miedo porque la favela es un sitio muy tranquilo cuando no hay guerra. Pero cuando entra la policía se complica", dice. Sus padres le regañaban si se acercaba a la ventana para ver el "combate".

Continúa De Almeida, después de entrenarse en el campo de fútbol barcelonés de la Escuela Industrial: "Había mucha criminalidad; muchos bandidos con armas en la mano, gente vendiendo droga e yonquis por la calle. Era el día a día, algo normal para nosotros. No tenías miedo porque era lo normal". "Nunca he pasado hambre, gracias a Dios, pero a veces quizás quería una galleta más y no podía tenerla", dice. Lleva la favela tatuada en la pierna.

Su abuelo había emigrado a Barcelona buscando un futuro mejor para toda la familia y le apuntó a unas pruebas del Barça. Junior, por su parte, se marchó de Brasil con 20 años persiguiendo el sueño de ser profesional, hacia la Tercera División de Albania. "Cuando llegué allí era totalmente diferente a lo que me habían prometido. El fútbol real no es como todo el mundo piensa. Es muy difícil", asegura. Vivía con tres compañeros en una habitación dentro del mismo estadio: "Hacía tan frío que dormíamos con cuatro chaquetas y dos pantalones". No cobraban. Cuando no había carne se hartaban a base de arroz y cuando no había arroz se hartaban a base de pan.

Todos los niños de Brasil sueñan con ser futbolistas y hay muchos agentes que juegan con este sueño, con el señuelo de Europa. Tarciso de Padua (Salvador, 1997) hace que sí: un agente le presentó una opción en Polonia y se marchó sin dudar. "Cuando llegué allí no era nada. Nada. Solo una promesa falsa, un engaño. Me había robado el dinero", recuerda. Se había marchado a Cracovia con dos compañeros que este verano también se han sumado a Ousadia. Se presentaron en las pruebas después de ver una publicación. Ya eran seguidores, al igual que De Almeida.

Fútbol y contenido para las redes sociales

El equipo está formado por brasileños que ya estaban en Cataluña y sobre todo brasileños que han venido de su país o de Bélgica, Francia, Italia, Polonia y Portugal para aprovechar la exposición futbolística de Barcelona. Su sueño es ser futbolistas. "Aún, todavía. ¿A qué categoría? Yo miro la Liga. El fútbol es mi vida, mi prioridad", apunta De Padua. Tiene 27 años y juega en Quarta Catalana, nueve niveles por debajo de Primera. Le llaman Kylian Mbappé porque son clavados. Vive en una casa que proporciona un patrocinador con otros diez jugadores. La mayoría no trabajan. Están centrados en el fútbol: en entrenarse y crear contenidos para sus redes sociales.

El Instagram del club y el de los propios jugadores reciben cada día mensajes de compatriotas que se afanan por una oportunidad. "Tengo 22.000 correos de jugadores y en el equipo sólo hay sitio para 22", dice Júnior. Más del 90% de los mensajes y seguidores son de Brasil. "El fútbol lo es todo para nosotros, todo. Si tenemos algún problema, algo en la cabeza, en la vida jugamos a fútbol y nos olvidamos de todo. Nos hace muy felices. Esto es el fútbol para los brasileños en las calles, en las pistas y en los campos, donde sea. Hay millones de personas que tienen el sueño de salir de la favela y mucho quieren, mucho y mucho para". Junior.

Él llegó a Barcelona en el 2023 y creó el club en el 2024, con la voluntad de dar a los jugadores brasileños un punto de encuentro y sobre todo un punto de partida seguro en Europa. También un salvavidas contra la soledad del migrante, para reunirse en torno al balón. "No es fácil conquistar tu sitio en un sitio que no es el tuyo", dice Júnior. Quiere llegar a Primera División con Ousadia. "Estar aquí es cómo estar en Brasil", certifica Da Padua.

Desde la última categoría del fútbol catalán, De Almeida subraya que vive un "sueño": "Estoy representando a mi país. Es algo que todos los chicos de Brasil y de las favelas siempre han querido: sentir qué es jugar en España, en Europa". Dice que Lamine Yamal, Cubarsí y Bernal eran "diferentes del resto, muy cracks". "Si me vieran, creo que se acordarían de mí", dice sonriendo.

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