Tocar partes íntimas del rival: ¿agresión sexual o provocación?
Las disputas a balón parado son acciones de juego en las que existe la voluntad de desestabilizar al rival

BarcelonaGolpes de codo, bajada de pantalones, pellizcos e incluso tocamientos en los genitales. "Como central, cuando iba a rematar un córner me metieron un dedo por el culo", comenta Joan (nombre ficticio) en una conversación con el ARA. Roberto, Carlos y Lucas (también nombres ficticios) son otras personas que han sufrido este tipo de gestos. Los cuatro coinciden en que los comportamientos se producen durante los instantes previos al lanzamiento de un córner o de una pelota parada. Lo mismo que ocurrió en la acción entre Mapi León y Daniela Caracas, en el derbi femenino del pasado fin de semana. Cuando el juego se detiene, las áreas se transforman en una guerra de trincheras. Cada batalla es un intento de desestabilizar física y psicológicamente al rival. Los jugadores actúan en el teatro de la intimidación. Por su parte, el árbitro intenta destapar el bosque de engaños y trampas de los deportistas.
Según Alberto Carrio, profesor de filosofía en la UPF y subdirector de Fair Play, Revista de Filosofía, Ética y Derecho del Deporte,tocar los genitales de los rivales es una falta de ética y una táctica que se utiliza para que el rival se altere. También lo considera una falta de respeto a los códigos éticos de la FIFA y del comité olímpico, en los que "se vela por un respeto integral de la persona". Carrio comenta al ARA que los jugadores llevan a cabo una acción que es contraria a las reglas del juego para conseguir una ventaja. El filósofo destaca también que los deportes de equipo tienen más seguidores y, en su práctica, se ven situaciones más violentas que en otras disciplinas individuales. "El propio público incita a tener estos comportamientos agresivos".
Miles de aficionados observaron cómo Míchel, jugador del Madrid, le tocaba los genitales de forma evidente a Valderrama, medio centro del Valladolid, durante un córner en septiembre de 1991. La imagen sigue presente en el imaginario futbolístico y aparece, a menudo, en las redes sociales. José Domingo Valls, profesor de derecho civil en la UB y miembro del tribunal arbitral de Barcelona, cree que en el deporte se toleran más estos gestos porque son considerados acciones del juego. En cambio, en otros ámbitos profesionales es impensable: "Romper un diente en la calle son cuatro años de cárcel. En un campo de fútbol no agrava la agresión; es un número determinado de partidos".
El ARA también ha hablado con Xesco Espar, psicólogo deportivo, para analizar las reacciones del entorno del jugador. "A los patrocinadores no les hace gracia que los jugadores se comporten agresivamente". La actitud de los deportistas en las jugadas defensivas está lejos de representar a las doctrinas aprendidas en el fútbol base. "Cualquier entrenador que ve una conducta así la condena con una buena reprimenda", declara Espar.
"Yo tenía dieciséis o diecisiete años y jugábamos con gente de treinta", declara Lucas mientras denuncia los tocamientos que recibió en jugadas defensivas. Sin embargo, le resta importancia a los hechos y afirma que "era un factor más del juego y que después del partido se olvidaba". Carrio, por su parte, afirma que en un ambiente de competitividad es difícil controlar estos comportamientos. "Las conductas antideportivas se deben a cuestiones químicas como la adrenalina o la presión sanguínea y existen personas que tienen una química más alterada". En esta línea, Espar considera que los tocamientos de genitales entre rivales son fruto de la competitividad y es similar a pisar a un jugador. "Es un gesto para desestabilizarle y molestarle".
Sílvia Martínez, profesora en comunicación y periodismo deportivo, enfatiza el valor de la comunicación no verbal. "Con determinados gestos, por ejemplo, se puede hacer creer al otro equipo que se tiene un elevado grado de confianza y seguridad para desestabilizarlo", dice en el ARA. También alude a la terminología que se utiliza en las crónicas deportivas. A menudo, este lenguaje mantiene relación con el contexto bélico. "En ese vocabulario encontramos expresiones como rival, lucha por el balón, ataque o generar una situación de peligro".
Conductas de agresión sexual
Robert, ex jugador de hockey patines, recibía múltiples golpes de stick en su talón de Aquiles. "Fue un momento de sorpresa, pero no lo viví como un momento de intrusión en mis genitales, aunque estuviera entrando en mi intimidad". Carrio considera que "tocar los balones" es una expresión de machismo porque se produce una sensación de minimizar al rival. A diferencia de Robert, Lucas jugó a fútbol sala cuando era joven. Ahora está a punto de cumplir 60 años y cree que en el pasado estas conductas no estaban en el radar de la sociedad: "Actualmente, se ha producido un cambio cultural; hace treinta años no te planteabas que un toque genital fuera una agresión sexual".
Espar cree que estas conductas sobre todo se dan en el ámbito masculino, pero que nadie se lo toma como una agresión sexual, sino como una acción antideportiva e instintiva fruto del partido, condicionada, por ejemplo, por la competitividad de un derbi. Domingo Valls añade que las sentencias de agresiones sexuales dependen del tipo de toque. Además, buscan una situación de ventaja de uno sobre otro. "Los futbolistas en el terreno de juego están en una posición de igualdad", apunta.
Sancionar el ego de los deportistas
El ego de los deportistas impide que los profesionales pidan disculpas por las faltas de respeto gestuales. "Los clubes o jugadores deben hacer un trabajo de concienciación para que reconozcan sus errores", considera Carrio. Asimismo, el experto en deporte e igualdad cree que los comportamientos que se producen a balón parado deberían sancionarse. "En el fútbol debería existir una amonestación por una declaración verbal de que tuviera más valor que una tarjeta". En el hockey existe la tarjeta azul que cubre, entre otros, conductas deportivas no graves. José Domingo Valls afirma que, desde el punto de vista del derecho, la conducta de tocarse los genitales no puede ser sancionable, a excepción de un insulto, calumnia o injuria.
Por otra parte, Vall Lloret explica que deportivamente está sancionado como una desconsideración al contrario y queda recogido en la normativa deportiva y federativa. "Toda la normativa deportiva habla de los actos deportivos, de los desprecios dirigidos a los árbitros, jugadores o directivos y también de actos despectivos, hacer gestos o tocar los genitales". El árbitro es el único encargado de sancionar a un jugador en el ámbito deportivo. Si no actúa en consecuencia, pueden aportarse las pruebas a los comités sancionadores de cada federación. "Fuera del ámbito deportivo, hay pocas que se hayan apreciado y logrado sentencia", afirma Domingo Valls.
De cara a un futuro, el experto en derecho civil y deportivo piensa que, para regular este tipo de comportamiento, "o se respeta la normativa actual y se sigue categorizando como acciones de juego, o bien se aplica la misma normativa que existe en el ámbito civil y se protege más a la persona".