PRIMERA DIVISIÓN

Dovbyk y Stuani provocan que Montilivi tiemble de placer contra el Betis

El ucraniano se reencuentra con el gol y marca dos, y el uruguayo da la victoria en el tiempo de descuento

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Artem Dovbyk, goleador del Girona

GIRONALa gran temporada del Girona no se entendería sin el factor Montilivi. Aparte de pasárselo bien, la afición rojiblanca está viendo, cada quince días, cómo su equipo de fútbol supera a entidades con mucha más historia a la élite que la suya, que apenas cumplirá el su cuarto año. Porque ganar no es fácil, en el estadio gerundense. Bien, si te dirige Míchel lo parece, pero si lo visitas a menudo, sales escaldado. Solo el Madrid sacó los tres puntos, a principio de campeonato. Y el Athletic y la Real Sociedad han arañado un empate. El resto, Getafe, Las Palmas, Mallorca, Almería, Celta, Valencia, Alavés, Atlético de Madrid, Sevilla, Rayo y Osasuna han palmado. El Betis se añade a la lista de los derrotados porque Stuani ha querido reivindicar que hay vida más allá de Dovbyk con un gol milagroso al tiempo de descuento (3-2) después de que el ucraniano hiciera un par, dejando atrás un largo tiempo sin marcar.

Los resultados en el estadio se explican por la adición que provoca el Girona de Míchel. Porque desde su llegada, hace tres veranos con el equipo en Segunda, su filosofía está causando furor, y victorias. El público, más numeroso que nunca, ya se ha olvidado que antes los que vestían de rojiblanco prometían lucha, pero no buen juego. De hecho, no eran ni el primer equipo de las comarcas gerundenses en la década de los ochenta y los noventa, cuando Figueres y Palamós eran el reclamo. Pero volvamos a Míchel, que nos desviamos. Probada la propuesta del técnico de Vallecas, la gente ya no quiere nada más. Tan sólo cuenta las horas para volver al estadio y disfrutar con los bailes de salón de un vestuario que levanta pasiones. La gente de Girona está enganchada al Girona. Y con razón.

Fuera cinismos, los resultados ayudan. Pero en el fondo sólo son la consecuencia de un trabajo impecable. También habrá algo de justicia, con todo lo que ha tenido que pasar. Ahora los cuatro gatos que se desplazaban a Igualada, Manresa, Tortosa, Tàrrega o Palafrugell, sumados a los pequeños cientos que ya viajaban a Alcoy, Cartagena, Extremadura, Guadalajara o Logroño desde su llegada al fútbol profesional, en el 2008, se han convertido en decenas de miles que abren el calendario para descubrir si a partir de septiembre irán a Londres, Múnich, París o Milán.

Pasan las semanas y la mesa se estrecha, habiendo perdido el gran margen que había no hace tanto, porque el Girona ha vivido buena parte de la temporada como líder, colíder o segundo clasificado. La aspiración es la Liga de Campeones, pese a que la Europa League, que ya roza con los dedos, de por sí sería un premio bestial. El Betis, al que no vamos a descubrir hoy, estaba a diecisiete puntos cuando ambos se enfrentaron en diciembre. Y pese a la sacudida de febrero hacia aquí, está a veintitrés puntos. Haciéndolo tan supuestamente mal, le sacó seis puntos en tres meses a los Isco, Fekir, Fornales, Ayoze, Willian José y compañía, que son un equipazo.

Los errores de David López

El aguacero por tercer partido seguido en Montilivi no ha impedido que el Girona se reencontrara con una versión más acorde con lo que suele ser, y no la de los últimos desplazamientos. Capítulo aparte, Artem Dovbyk, que no marcaba desde el 21 de enero. Se ha pasado siete partidos sin ver portería, pero ante los andaluces ha hecho un par para situarse copichichi de la competición, con dieciséis goles como dieciséis solos. Contentos ellos y Tsygankov por la clasificación por la Eurocopa con Ucrania, han hecho una exhibición. El segundo, desde zonas interiores, indetectable, supliendo de maravilla la ausencia de Savinho; y el primero, agujereando la red, que es lo que sabe hacer. Dovbyk se ha liberado, gritando.

Con una sangre fría paranormal ha aprovechado un penalti absurdo de Chadi Riad, que ha tocado el balón con la mano (también es paranormal que Gil Manzano le silbara, conociendo su historial), y con determinación ha rematado al palo corto una gran jugada colectiva, con asistencia final de Portu, que siempre está ahí. El murciano también ha hecho de Savinho, hoy. Dos errores de David López, uno en la salida de balón y el otro resbaladizo cuando no tocaba intentando rechazar, hicieron maldecir la existencia. Willian José, pícaro, ha marcado un doblete. El ex del Espanyol, que volvía después de lesión, ha firmado una tarde negra, porque ha recaído de sus problemas físicos.

Y como siempre ocurre en Montilivi, cuando parece que lo has visto todo, todavía falta algo más. Stuani, providencial, siempre dispuesto a hacer milagros, ha puesto la pierna en el tiempo de descuento para sellar una victoria que confirma al Girona en puestos de Liga de Campeones. Que nunca falte, el uruguayo. Ni el Girona de Míchel, que es lo mejor que muchos veremos nunca.

  • Gerona: Gazzaniga, Éric Garcia, David López (Yangel Herrera, 83'), Blind, Miguel, Aleix Garcia, Iván Martín (Juanpe, 96'), Yan Couto, Portu (Pablo Torre, 83'), Tsygankov (Stuani, 83 ') y Dovbyk (Valery, 96'). Entrenador: Míchel Sánchez.
  • Betis: Rui Silva, Aitor Ruibal, Pezzella, Chadi Riad (Sokratis, 46'), Abner (Miranda, 77'), Guido Rodriguez, Isco, Fekir (William, 62'), Fornales, Ayoze (Chimy Ávila, 62') (Rodri, 83') y Willian José. Entrenador: Manuel Pellegrini.
  • Goles: 1-0 Dovbyk, de penalti (36'), 1-1 Willian José (45+4'), 2-1 Dovbyk (65'), 2-2 Willian José (76') y 3-2 Stuani ( 90+2').
  • Árbitro: Gil Manzano (Comité Extremeño).
  • Tarjetas amarillas: Isco (31'), Iván Martín (41'), Chadi Riad (45+1'), Chimy Ávila (83'), Pablo Torre (88'), Fornales (90+5') y Yangel Herrera ( 90+5').
  • Tarjetas rojas: Ninguna.
  • Estadio: Montilivi, 12.774 espectadores.
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