Los porqués del voto de silencio entre el Girona y Stuani

GIRONACristhian Stuani sigue en el Girona. Por ahora. Porque tras la incertidumbre durante los días finales de mercado, en los que pudo abandonar Montilivi, su situación, a medio plazo, no está nada clara. El delantero uruguayo y la entidad gerundense deben resolver temas económicos que han desestabilizado un poco su relación. De hecho, es la primera vez en siete temporadas que ambas partes abren la puerta a una posible despedida. Ni el club ni el jugador han sido claros al respecto, lo que provocado que la afición, que idolatra a su máximo goleador histórico, viva con una inquietud que podría reabrirse en el mercado de invierno si no solucionan las diferencias.

Según ha podido saber el ARA, Girona y Stuani mantienen conversaciones para arreglar la situación, pero están atascados. Stuani, que cumplirá 37 años en octubre, firmó su última renovación hasta el 2026 pactando una rebaja de la ficha que permitió al Girona liberar demasiado salarial en plena pandemia, cuando la situación del club, económicamente hablando, no era fácil, con el equipo en Segunda División. El charrúa tiene fijada una cláusula de rescisión casi inexistente: 1 euro. ¿Pero por qué vale 1 euro? ¿Por qué hizo público que podía irse? ¿Por qué nadie del Girona sale a hablar claro? ¿Qué está pasando? Demasiadas preguntas sin respuesta, todavía.

En el aspecto futbolístico, Stuani aún marca las diferencias. En Granada, este lunes (21 h, Movistar La Liga) podría encadenar la quinta titularidad consecutiva, y ya ha marcado un par de goles. El capitán rojiblanco no tiene un papel tan protagonista desde hace dos temporadas, después de verse relegado a la suplencia el año pasado, en favor de Taty Castellanos. El equipo de Míchel, que por activa y por pasiva ha repetido que cuenta con él ("Stuani es el club, es un futbolista muy importante. A mí no me ha dicho que quiere irse, y en el club tampoco", opinaba el madrileño), sí tendrá la baja de última hora de Arnau Martínez, lesionado con la selección española. El Girona ha hecho un inicio de curso magnífico y firma un 10 de 12 que le ha colocado en la segunda posición.

Si la situación de Stuani en el terreno de juego es una balsa de aceite, en los despachos la cosa cambia. Todo se hizo público a finales de agosto, cuando el propio delantero salió a los medios de su país admitiendo que su futuro inmediato en Montilivi "era incierto". El uruguayo contaba con una oferta de Arabia Saudí, que cerraba el mercado el pasado 7 de septiembre. Todo hacía indicar que el delantero se marcharía, más aún cuando horas antes del último partido jugado contra Las Palmas hacía un tuit en el que calificaba el partido de "muy especial". Por último, el delantero no se movió de Girona.

Quique Cárcel y Pere Guardiola, con la boca pequeña

Sin embargo, la puerta se ha abierto por primera vez. Y desde el club no es que no hayan ayudado a cerrarla, sino que todavía le han abierto un poco más. Esta misma semana, el director deportivo, Quique Cárcel, aseguró: "Creo que Stuani merece decidir su futuro. Le tengo un respeto especial, pero yo me debo al Girona. Si él quiere probar otras experiencias y realizar nuevos contratos, tendrá todo el derecho a hacerlo". En otras ocasiones en las que el delantero ha podido salir de Montilivi, como en el 2018, Cárcel aparecía ante los medios para puntualizar que "Stuani es feliz en el club y nosotros queremos hacer un esfuerzo para que se quede". Cárcel, es verdad, sigue diciendo que quiere que el uruguayo continúe esta temporada. Pero el tono y el mensaje son distintos.

En todo este lío también ha dicho su Pere Guardiola, presidente del Consejo de Administración del Girona. En una entrevista en ¿Qué te juegas? soltó una pista de lo que está pasando de verdad, aunque lo hizo con la boca pequeña. "Stuani tiene contrato en vigor y quizá deberíamos actualizar un par de cositas. Estamos abiertos a hacerlo. Pero en ningún momento nos ha llegado ninguna llamada oficial respecto a una oferta". La hermosa historia construida entre el Girona y Stuani no merece que se acabe mal.