¿Qué hace un hombre encerrado en una botella durante los Juegos Olímpicos?

Enviado especial a ParísA poca distancia del Stade de France, más de un aficionado que ha viajado hasta la capital francesa para disfrutar de los Juegos se ha llevado una sorpresa al encontrar una botella gigante de cristal flotando en el canal de Saint-Denis con una persona dentro. Cualquier persona que conozca un poco París tampoco debería asustarse, aquí siempre puedes encontrarte personajes que parecen irreales. En este caso, el hombre encerrado en una botella es el artista Abraham Poincheval, quien ha anunciado que permanecerá hasta el 3 de agosto. Este especialista en interpretación artística ya se había encerrado durante varios días en lugares curiosos como la barriga de un oso de peluche.

La obra de Poincheval, que quiere reflexionar sobre cómo los deportistas son prisioneros de los sentimientos, de alegría o de frustración, forma parte de la agenda de actos culturales que se han preparado estos meses coincidiendo con los Juegos. La idea, segunda la ministra francesa de Deportes, Amélie Oudéa-Castera, es demostrar que el deporte y la cultura no viven de espaldas. Al contrario, forman parte de la misma realidad. "Una de las ideas de estos Juegos era potenciar la cultura. Por ejemplo, se ha invertido mucho en mejorar el Grand Palais, un espacio cultural histórico, convirtiéndolo en sede olímpica durante unos días. Después de los Juegos, volverá a ser sede de exposiciones y conciertos", razona Oudéa-Castera. Todo ello se puso bajo el paraguas de la conocida como Olimpiada Cultural, tomando el término que se utilizó en 1992 en Barcelona. Los franceses defienden que unir arte y deportes fue ya una idea que había pasado por la cabeza del barón de Coubertin, fundador de los Juegos Olímpicos modernos. "Su intención era reunir, a través de los lazos del matrimonio legítimo, a dos antiguos divorciados, músculo y espíritu", decía recientemente la ministra de Deportes. La ceremonia inaugural de los Juegos, criticada en el extranjero pero que gustó bastante a los franceses, estaba llena de referencias culturales, del teatro a la música, pasando por el cine o la pintura.

Durante el último año, se han celebrado en Francia más de dos mil eventos culturales. "De la escultura a la pintura, del cine al teatro, de la fotografía a la música y la danza y el circo, es increíble ver la diversidad de estos dos mil proyectos" explica Tony Estanguet, presidente del comité organizador. La mayoría de estos actos culturales se han abierto al público de forma gratuita. "Debemos hacer accesibles a todos estos acontecimientos, que pretenden combinar cultura y deporte", decía Dominique Hervieu, director de la Olimpiada Cultural. Algunos de los que se han hecho de pago son una exposición en el Louvre dedicada a obras del arte antiguo donde se habla de deporte y olimpismo, algunos de ellos de la antigua Grecia. "Está muy bien potenciar la cultura durante los Juegos, pero al cerrar los accesos a muchas zonas cercanas a algunos de los museos más importantes, esto no ayuda", se queja Anne Fremont, periodista francesa. "Fue una buena idea realizar actos durante los meses anteriores, porque dieron vida cultural, pero en algunas exposiciones parece que se ha buscado más hacer ruido que fomentar que la gente vaya", añade.

La relación entre el deporte y los Juegos es antigua. Ya en 1904 el barón de Coubertin habló de la necesidad de unir los dos mundos, y en 1912 en Estocolmo se realizaron las primeras competiciones de arte. Pero hace un siglo, en 1924 en París, se reunió cerca de 200 participantes para competir para ganar una medalla en el arte. l en 1992, en los Juegos Olímpicos de Barcelona, ​​finalmente se promulgó el término Olimpiada Cultural. Artistas como Pierre Soulage, Roy Lichtenstein o David Hockney participaron en olimpiadas culturales, de hecho.

Algunas de las exposiciones más interesantes estos días son ¡En juego! Artistas y deporte (1870-1930), en el museo Marmottan Monet, con obras de Claude Monet, Edgar Degas y Auguste Rodin. Los aficionados al diseño pueden ir al Museo de Luxemburgo de París, donde puede verse Match. Diseño y deporte: una historia hacia el futuro. Además, cinco grandes museos han creado un juego interactivo, donde se pueden visitar exposiciones para buscar pistas para responder a preguntas sobre los deportes, iniciativa destinada a atraer a familias con niños pequeños.

En el barrio de Marais, en el Memorial Drancy Shoah, existe la exposición París 1924-2024: los Juegos Olímpicos, ¿un espejo de las sociedades?, donde se hace hincapié en la discriminación de ayer y de hoy. Una exposición que puede complementarse con la del museo Porte Dorée de París, un recinto donde normalmente hay un espacio dedicado a la historia de los emigrantes que han llegado a Francia. La exposición temporal explora la historia de los Juegos Olímpicos, pero analiza su papel como actor político y social. "Hay cierta hipocresía en que se haga esta exposición, que me gusta mucho porque se habla de los deportistas que han levantado el puño contra el racismo en los Juegos, pero ahora mismo, si un deportista lo hace, le sancionan", dice Yann, un estudiante de políticas que visita la exposición.

De hecho, en la puerta de La Defense Arena, donde se realizan las pruebas de natación, se han instalado unos paneles con caras de diferentes deportistas que a lo largo de su carrera se significaron para mojarse políticamente, como el ciclista italiano Gino Bartali, el boxeador estadounidense Muhammad Ali o el futbolista brasileño Sócrates. También se han realizado exposiciones sobre la relación de la moda y el deporte, un ballet inspirado en movimientos de deportistas y una exposición justo delante del Centro Pompidou que parece una pista de skate. En realidad, es una estatua del artista Raphaël Zarka llamada Cicloide Piazza. Zarka afirmó que se moría de ganas de ver a los espectadores, con o sin monopatín, trepado por la estatua, situada en la plaza donde artistas como Alexander Calder también expusieron obras. Pero durante la noche nadie puede acceder a la estatua. Es una pista de skate muerta.