Messi, un superjugador para ganar la Liga (5-2)
El argentino lidera en la primera parte el triunfo contra un Getafe que acaba haciendo sudar a un equipo obsesionado con ganar el doblete
BarcelonaLionel Messi nos muestra el camino. Apóstol del buen juego y profeta de los goles, al argentino no le basta con la Copa del Rey y también quiere levantar la Liga. Messi es así, un hombre que nunca tiene suficiente, capaz de hacer sus sermones un jueves a las 11 de la noche contra el Getafe (5-2 ). Como si quisiera poner a prueba a sus fieles y evitar que, en vez de hacer el remolón en el sofá, estén atentos, puesto que es capaz de hacer de las suyas en cualquier momento. A medida que avanza la temporada, Messi parece más feliz. Esa cara de niño enfadado que tenía cuando, en chanclas, explicaba por qué razón había enviado un burofax pidiendo marcharse del club ha dado paso a un rostro con los ojos muy vivos, llenos de vida. Juega tan bien que el Barça se relajó en la segunda parte pensando que ya había terminado el trabajo. Y le tocó acabar sufriendo un poco.
Camino de ser el primer futbolista capaz de ganar cinco veces de forma consecutiva el premio de máximo goleador de la Liga, Messi se encargó de pararle los pies al Getafe en un partido muy extraño. Por instantes parecía una comedia de autor, con goles ridículos de los que te arrancan una risa un poco cruel, puesto que te ríes con las desgracias de los otros, y momentos de gran belleza cuando Messi hacía de las suyas. Era un partido en el que el Barça jugaba bajo presión. El Atlético, el Madrid y el Sevilla habían ganado, así que estaba prohibido resbalar cinco días después de haber ganado la Copa. Ahora bien, más que cinco días parecía que habían pasado cinco meses, con todo el ajetreo de la Superliga. Y mientras Europa discute sobre cómo se tendría que organizar el fútbol, Messi los pone de acuerdo a todos. Quizás la liga española no es la mejor, pero en ella juega el mejor futbolista de la historia. Y lo hace rodeado de una plantilla que empieza a jugar de memoria desde que Koeman ha encontrado la tecla correcta.
El técnico holandés solo hizo un cambio respecto al equipo que hizo añicos al Athletic, con Sergi Roberto por Dest en la banda derecha. Y ante un Getafe bastante ofensivo, con los exazulgranas Kubo, Aleñá y Cucurella haciendo de las suyas, Messi engrosó sus estadísticas con dos goles en una primera parte en la que los seis chuts a puerta los hizo él. El primer gol llegó después de una gran asistencia de un Busquets renacido. El argentino recibió un trompazo pero, en vez de rodar por el suelo, solo pensaba en oír el dulce ruido de la pelota cuando encuentra el refugio de la red de la portería. En el segundo, pícaro, siguió la acción después de chutar al palo y marcó en el rechazo como si fuera una carambola de billar. En el descanso, los otros dos goles habían sido una broma de mal gusto, dos goles en propia portería. Primero, cuando Mingueza estaba en la banda con un fuerte golpe y había dejado al Barça con 10, Lenglet se hizo un gol en propia portería con la mano. Este año el francés no está teniendo suerte, entre penaltis y goles extraños. Ahora bien, peor fue el regalo de Sofian, que batió a su portero cuando le intentaba pasar la pelota.
Susto del Getafe
Los dos técnicos empezaron a pensar en el fin de semana en el descanso. Koeman cambió a Piqué y a Lenglet y dio minutos a Ilaix y a Araujo. Y el Getafe, que se jugará la vida para no bajar contra el Huesca dentro de pocos días, parecía sacar la bandera blanca. Ilaix aprovechó los minutos para ir creciendo, mientras De Jong escondía la pierna, no fuera caso que una amarilla lo dejara sin jugar el partido en Vila-real. Ahora bien, un error de Araujo provocó un penalti claro que permitió al Getafe reaccionar. Quedaban 25 minutos y el Barça estaba medio adormilado. Koeman tuvo que tirar las orejas a un equipo que se había relajado demasiado y le tocó recibir al pobre Mingueza, abucheado por un Koeman que no quería dejarse puntos. Por suerte, Araujo, todo corazón, quiso hacerse perdonar el pecado del penalti y sentenció con el 4-2 de cabeza. Y Griezmann todavía tuvo tiempo para forzar un penalti que él mismo transformó en el 5-2 definitivo. Para ganar la Liga hace falta el talento de Messi. Y el orgullo de Araujo.