Por suerte Koeman podrá seguir abroncando a Mingueza: los apuntes en caliente del Barça-Getafe

El central vallesano, sustituido por el técnico neerlandés por su excesivo atrevimiento

El defensa del FC Barcelona, Oscar Mingueza
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BarcelonaNo se salva nadie. No me gusta la Superliga. Es un proyecto basado en la urgencia de dirigentes desesperados porque la pandemia les hace ingresar menos. La fiesta de unos pocos privilegiados que, abanderando un discurso falsamente renovador y altamente vanidoso, quieren pescar unos millones de espaldas a todo el mundo. Aun así, tampoco cuela que los estamentos afectados por la iniciativa tilden de "cínicos" a sus impulsores cuando llevan años exprimiendo la teta y contribuyendo a la creciente desafección colectiva hacia el deporte. Organismos como la Liga, que programa partidos a las diez de la noche entre semana como el que nos ocupa.

Una victoria de autor. El Barça-Getafe tuvo más goles que juego y una figura decisiva. Sin Messi, la victoria para mantener intactas las opciones en la Liga quizás no habría llegado. El argentino hizo dos goles (132 veces ha hecho dos goles en la Liga) en una primera parte en la que monopolizó el asedio a la portería de Soriano. En la segunda mitad, acudió al rescate de su equipo cuando el rival más presionaba. Asistió desde el córner para que Araujo marcase una diana balsámica y tuvo tiempo para delegar en Griezmann el penalti del 5-2 definitivo. Su sonrisa ya no es noticia.

Del desajuste al desbarajuste. Celebramos que el mal gesto de Mingueza con la rodilla derecha quedara en un susto. En el momento de caer en el suelo pareció que el defensa se había hecho mucho daño, que podía acabar en el quirófano y, todavía peor, exponerse a la espiral de diagnósticos extraños y lesiones mal curadas que están sufriendo Ansu Fati y Coutinho. Por suerte Koeman lo mantiene sano: lo podrá seguir abroncando por ser demasiado atrevido en ataque. Ahora bien, el Barça tendría que tener mecanismos para compensar instantes en los que los jugadores salen del campo para ser atendidos. Un agujero eventual provoca desajustes, pero no puede ser el desbarajuste que deparó el 1-1.

Bordalás, en peligro. Lenglet vio una tarjeta amarilla injusta que obligó a Koeman a cambiarlo en el descanso. Por bastante más, el árbitro perdonó la amonestación a Damián Suárez, uno de los jugadores más duros de la Liga. El uruguayo es soldado de Bordalás, un entrenador apasionado de los límites del reglamento y que corre el peligro de convertirse en un ídolo caído en Getafe si no empieza a sumar de tres en tres. A falta de seis jornadas, y con el Alabès, el Huesca, el Valladolid y el Elche muy vivos en la parte baja, tiene el descenso a cuatro puntos. Su equipo no gana desde febrero.

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