En una entrevista concedida al ARA hace pocos años, Muntadas aseguraba que "el arte no puede hablar del arte, debe hablar de la vida". Se trata de una idea esencial de su pensamiento artístico. Una de las primeras veces que plasmó esta idea fue en los años 70, cuando acuñó la expresión "Arte⇄Vida". Es más que un lema, ya que refleja la convicción de que el arte y la vida se retroalimentan. "Esta imagen tiene dos flechas en cada dirección, porque yo no creo, como la gente de Fluxus, que arte y vida son iguales, sino que hay una distancia", explica. "No creo que tomarse un vaso de agua es una obra, debe haber. Las obras pueden ser un ready-made, pero hay una distancia, un tiempo dilatado que es el del arte". La imagen deArte⇄Vida que ilustra esta columna consistió en una acción en la que utilizó el monitor de un televisor y lo colocó en el suelo de la calle Comerç, frente a la Estación de Francia, el 10 de noviembre de 1974 entre las ocho de la noche y las diez de la noche. Todo ello se fue al garete porque un camión embistió al televisor. Un año antes había estampado el mismo lema en inglés en un espejo redondo y salió a andar con él por las calles de Nueva York.
Un recorrido por la obra de Muntadas, el artista trashumante
Desde las primeras obras en vídeo y las acciones de los años setenta hasta las últimas piezas, en las que realiza complejas instalaciones en las que cuestiona el control de los ciudadanos. Os ofrecemos una selección de su obra con el hilo conductor de las ciudades en las que ha presentado los trabajos
Una cosa es mirar, otra ver y percibir otra. Son tres estadios que condicionan cómo interpretamos lo que tenemos delante. Antoni Muntadas (Barcelona, 1942) siempre anima al público a llegar al tercer estadio porque esta percepción que lleva a descubrir algo nuevo que no estaba aparentemente a la vista es la que permite el disfrute del saber y de la acción, la que da herramientas para interpretar el mundo que nos rodea y también la que nos abre nuevos caminos de creatividad y conocimiento. Por eso hemos querido empezar este suplemento con dos imágenes que reflejan esta voluntad del artista de "hacer visible lo invisible". A la izquierda, el "Mirar, ver, percibir"; encima, el "Atención, la percepción requiere implicación", una frase que empezó a utilizar en 1999 en todo tipo de soportes -adhesivos, carteles, postales, carteles, vallas publicitarias...- y que ha presentado a decenas de ciudades de todo el mundo con su correspondiente traducción. Que no siempre es fácil. De hecho, es una obra que forma parte de la serie On Translation, iniciada en 1995 traducir, de interpretar, en definitiva, de entendernos, incluso más allá de los idiomas y las culturas. Y, por eso mismo, la frase es sobre todo una llamada al espectador para que se involucre, para que se esfuerce por entender y por participar. Al igual que para entender un texto de física o biología debes estudiar un poco, también en el arte debes interesarte y buscar de dónde salen las cosas. En todas las cosas, sean cuales sean, si quieres saber más tienes que involucrarte".
Un poco, en el suplemento Ahora Domingo de esta semana hemos intentado contribuir a dar algunas claves de la obra y el pensamiento de Muntadas, seguramente uno de los artistas catalanes más relevantes de las últimas décadas, que en su trabajo se ha interesado sobre todo por los temas sociales y políticos, con especial atención a los medios de comunicación y su relación con el espacio público.
Además de una larga entrevista con el artista, hemos hecho un recorrido por su obra, con el hilo conductor de las ciudades donde ha presentado los trabajos, seleccionando entre las más de 200 piezas algunas de las que consideramos más representativas. Desde las primeras obras en vídeo y las acciones de los años setenta hasta las últimas piezas, en las que realiza complejas instalaciones en las que cuestiona el control de los ciudadanos.
Toda su obra está recogida en el Archivo Muntadas, un ingente archivo online de documentación que tiene una parte accesible al público. Además, sus trabajos han podido verse en varias exposiciones en los últimos años, está bien representado en la colección del Macba y ha recibido, también, casi todos los premios posibles, del Nacional de Cataluña en el Velázquez. Sin embargo, en este suplemento queremos hacer llegar a un público más amplio el trabajo primordial de este artista trashumante y humilde que con su arte nos anima siempre a mirar el mundo desde una subjetividad crítica y alerta. En el mundo que nos viene encima, su llamada es más necesaria que nunca.
Se trata de un proyecto de televisión alternativa que sirvió como modelo para experiencias posteriores, algunas del propio Muntadas. A finales del franquismo, cuando sólo existía la televisión oficial, y en castellano, creó un canal local en el que los protagonistas eran personajes de la villa, y que abordaba la realidad del pueblo, marcada ya entonces por el turismo: los aldeanos miraban a los turistas con desagrado, aunque dependían, y los visitantes que sólo pasaban el verano en la villa desconocían. Así, Muntadas grabó las entrevistas y reportajes durante e invierno y las emitió durante el verano. "Quisimos hacer una televisión con la gente del pueblo, para la gente del pueblo", dijo Muntadas del proyecto. Las emisiones podían verse en el Bar Marítimo y en el Casino del pueblo, así que el proyecto también sirvió como un elemento de cohesión social. La galería Cadaqués, una mítica sala fundada por Ianfranco Bombelli, fue el plató donde realizó las entrevistas. El periodista Josep Maria Martí Font publicó tres artículos sobre el proyecto en el Diario de Barcelona. Esto le dio eco, pero también hizo que el ministerio de Información y Turismo se enterara y que las emisiones se interrumpieran.
Muntadas se enteró de la muerte de Franco mientras viajaba de Argentina a Bolivia. Hacía cuatro años que se había instalado en Estados Unidos, y le invitaron a realizar la misma acción, Hoy-Acción / Situación, en diferentes países: Argentina, Brasil, Venezuela y México. Esta acción planteaba una confrontación entre la información pública y la privada. Así, mientras en un espacio en penumbra una hilera de periódicos de todo tipo, incluyendo a clandestinos, estaban colgados en la pared y representaban la información pública, él se proyectaba sobre el tórax desnudo una imagen que era como una pantalla y amplificaba el sonido de su respiración en toda la sala. Como dijo el propio Muntadas, era un trabajo que tenía que ver con "la idea de existir", de estar vivo en contextos muchas veces difíciles, y que fue recibido de forma diferente en cada país. Por otro lado, éste es un trabajo que ilustra cómo Muntadas trabajaba con las emociones en ese momento.
En 1977 Muntadas participó en la Documenta VI, la prestigiosa exposición de arte contemporáneo que se celebra cada cinco años en la ciudad alemana de Kassel. La VI fue la primera vez que los media arte entraban por la puerta grande en este evento, con la presencia de artistas como Rebeca Horn, Bill Viola y los históricos Nam June Paik y Wolf Wostell. Muntadas –que también había sido pionero en la utilización del vídeo y que se enmarca en la que podría llamarse la segunda generación de los videoartistas, la de Vito Acconci y Peter Campus, por ejemplo– presentó la segunda versión de la obra The Last Ten Minutes. Eran tres monitores en los que aparecían los últimos minutos que podían verse en televisión en Washington, Kassel y Moscú. Ahora las televisiones emiten sin cesar, pero antes existía un momento en que se cerraba la emisión y en los últimos minutos aparecían símbolos nacionales de cada país, como banderas e himnos, o también noticias y discursos religiosos o políticos. "Los últimos minutos eran los mensajes, casi subliminales, que la persona recibía antes de ir a dormir", recuerda Muntadas. El artista combinaba estas grabaciones con una sucesión de imágenes grabadas por él en las calles de estas tres ciudades. La yuxtaposición de ambas grabaciones mostraba el contraste entre la diversidad de la gente y la homogeneización que propugnaban ya entonces las televisiones. En 1997 Muntadas regresó a Kassel en la Documenta X, una de las más rompedoras de la historia.
Si hay un sitio donde se puede entender un país y su evolución política son los anuncios electorales. Los sueños, miedos, polémicas, preocupaciones y ambiciones de la sociedad se magnifican, y muchas veces se manipulan y distorsionan, para vender el mensaje de cada candidato. Cómo se presentan y de qué manera y qué mensaje envían es clave muchas veces para conseguir o no el triunfo electoral. Desde 1984, Muntadas y Marshall Reese –un artista estadounidense centrado también en el análisis de los nuevos medios– diseccionan estos mensajes a través de una edición intencionada y subjetiva de los clips electorales, en la que, sin ninguna voz en off, los mensajes y su evolución quedan claros. La primera edición de Political Advertisement comprendía desde 1952 –con Einsenhower– hasta 1984 –con Reagan–. Después, cada cuatro años reeditaron la pieza videográfica añadiendo los nuevos anuncios, hasta hoy. Es, por tanto, una obra de largo recorrido que presentan siempre un mes antes de cada elección.
Entre 1982 y 1990, The Public Art Foundation creó un programa llamado Messages to the public en el que cada mes un artista podía realizar una intervención de 30 segundos en la gran pantalla de Times Square, en Nueva York. Participaron muchos artistas, desde Jenny Holzer y Barbara Kruger hasta Keith Haring y Vitto Acconci. En 1985, Antoni Muntadas hizo allí This is Not an Advertisement [Esto no es un anuncio], en el que había escritas palabras como fragmentación, subliminal y speed, y se alternaban las frases "This is not an advertisement" y "This is an advertisement". El artista se había instalado en Nueva York en 1971 y durante los años ochenta formó parte del contexto artístico de la ciudad, en la que había todo un sector de artistas muy activistas y preocupados por los temas sociales y críticos con los medios de comunicación oficiales, algo que a él ya le había preocupado desde su llegada. Así, los artistas se apropiaron de muchos sublevados por la publicidad y se apropiaron de muchos de ellos la publicidad y se apropiaron de muchos de ellos sus mensajes.
Con este proyecto, Muntadas llevó a la calle y frente a los líderes políticos y económicos su denuncia de la corrupción, la violencia, el impacto del capitalismo salvaje en el urbanismo y la discriminación por razones de género. The Limousine Project consistía en una limusina negra –es decir, un símbolo de poder– convertida en un proyector ambulante de lemas entre los que se encontraban "La censura como obscenidad, la manipulación mediática como obscenidad, la gentrificación como obscenidad...". Los lemas eran visibles desde el exterior peatonal, y Muntadas hizo circular la limusina por lugares concretos, como Wall Street –como epicentro del poder económico–, la sede de Naciones Unidas –como centro político– y Broadway –representativo del ocio, los hoteles de lujo y el espectáculo–, con seguimiento videográfico de Toni. Otros de los lemas estaban extraídos de anuncios, o bien eran titulares y eslóganes políticos. El proyecto también incluía un espacio como una oficina de alquiler de limusinas con más materiales sobre el proyecto y los recorridos en el New Museum.
Diez años después de abandonar la pintura, Muntadas volvió, pero como pintor de paredes, en uno de sus trabajos más relacionados con la política de Catalunya y España. Dos Colores es una instalación que fue presentada en noviembre de 1979 en el Espacio B5-125 del departamento de arte de la Universidad Autónoma de Barcelona. En vez de su habitual crítica a los medios, en este caso denunció la manipulación ideológica franquista y su represión en Catalunya. Así, Muntadas dividió la sala en dos partes iguales y las pintó, respectivamente, de amarillo y rojo, porque ambos colores aparecen tanto en la bandera española como en la catalana. La sala estaba pintada de arriba abajo, el suelo incluido. Asimismo, en un extremo Muntadas colocó una bandera española y en el otro una catalana. Su objetivo era que los espectadores se sintieran interpelado por los colores y las banderas cuando entraran dentro de la sala, pero no salió del todo porque, como recuerda la coordinadora, la profesora Teresa Camps, la sala estaba tan bien pintada y preparada que el público no entraba para no estropearla.
Para Muntadas los objetos son "artefactos", cuyo sentido e interpretación depende del momento y el contexto, puesto que funcionan también a un nivel antropológico. Muy a menudo ha hecho hacer los materiales que necesita en la ciudad donde trabaja, pero también puede que los haga fabricar fuera. Sea como fuere, casi siempre los utiliza para señalar las grietas sociales y políticas y, al mismo tiempo, dar forma a sus ideas, como es el caso de CEE Project, un trabajo con el que cuestionaba la política y los hitos económicos de la Unión Europea, entonces todavía en construcción. El protagonista de este proyecto, presentado inicialmente en 1989 en Bruselas en la galería Des Beaux Arts, es un objeto cotidiano: una alfombra. Tras observar cómo "el público y el privado comparten estructuras organizativas, de poder y de toma de decisiones aparentemente parecidas", Muntadas encargó la confección a una fábrica de tapices de Courtrai de doce alfombras con la bandera de la Unión Europea –que reunía a 12 estados en ese momento–, y las instaló Londres, Madrid, Calais, Tesalónica, Oporto y Estocolmo hasta completar los 12 estados protagonistas. Y para subrayar "las relaciones entre los símbolos culturales y la economía", las alfombras tenían, en el centro de cada estrella, una reproducción de cada una de las monedas estatales, puesto que la obra era anterior al euro. Uno de los elementos clave de la obra era ver si la gente pisaba la bandera europea o se desviaba por respeto.
¿Quién se atreve a entrar en una sala mientras le llega un bombardeo de promesas de una docena de líderes políticos, religiosos, económicos y mediáticos? Con la mesa de reuniones que protagoniza la instalación, Muntadas planteó un espacio más metafórico que real sobre la manipulación de la palabra por parte de los poderosos, y sobre su relación con los medios de comunicación. Así, la mesa de The Board Room está rodeada de los retratos ampliados y coloreados por el propio Muntadas de 13 personajes religiosos significativos para Estados Unidos, entre ellos Juan Pablo II, el ayatolá Jomeini, el telepredicador y reverendo Ike y el gurú Maharishi. Los retratos tienen la singularidad de que en la boca tienen un pequeño monitor donde se pueden oír extractos de sus discursos, y Muntadas incrustó imágenes de las palabras más repetidas, entre ellas. estrategia, futuro, poder y dinero.
Dentro de la línea central de cómo Muntadas analiza críticamente el funcionamiento de los medios de comunicación, y cómo se relacionan con el poder, la instalación The Press Conference (1991-2017) consiste en la recreación de una sala de prensa. La reconstrucción consiste en un camino realizado con portadas de diferentes periódicos (media carpeto) y un atril lleno micrófonos. El atril está iluminado como si de un momento a otro tuviera que ponerse un político o un portavoz, pero nunca hay nadie. Además, en el otro extremo hay una televisión donde se proyectan sin cesar las imágenes de unos políticos hablando. Pero lo que dicen es ininteligible, porque la banda sonora de la instalación está hecha con la acumulación de sus discursos. Esta degradación de las palabras refleja cómo, a lo largo de los años, Muntadas ha llamado la atención en torno a que algunas ideas políticas primordiales han ido perdiendo peso, mientras que otras han ganado, como la opinión, y han aparecido las fake news. Muntadas cree que la sociedad ha "degradado" las palabras mediante la política y los medios de comunicación, y en los últimos años ha realizado varios trabajos con los que alerta de la deriva de nociones como la ideología, la demagogia, el debate y la transparencia. "Todo ha cambiado. Ha aparecido una cierta oligarquía político-económica que puedes llamar Trump, Bolsonaro, Le Pen, Meloni o Vox, y que está manipulando toda la situación y utilizando la palabra democracia. Las palabras han perdido el sentido", lamentaba el artista con motivo de la inauguración de una exposición reciente en Brasil.
Los shows masivos y los eventos deportivos pueden tener una carga ideológica abrumadora. Ya lo sabían los romanos con su famoso panem et circenses. "Los espectáculos son presentados por los productores, managers, conductores, etc. a través del packaging de eventos, utilizando la arquitectura, la propaganda, el diseño y la presentación multimedia para sumergir a la audiencia en un estado consciente/inconsciente de ocio", dijo Muntadas con motivo del proyecto Stadium (1989-2011). "El adoctrinamiento y control llegan a través del entretenimiento, bajo la forma de juegos y competiciones –advertía–, y la seducción de la audiencia mediante representaciones espectaculares y monumentales es el éxito final. Entonces la audiencia queda atrapada y consumida". Todo esto lo demostró con unas instalaciones en ciudades como Nueva York, Valencia, Berlín, Bogotá, Buenos Aires y São Paulo, consistentes en unas estructuras con columnas. Estas estructuras le sirvieron para evocar lugares como el Estadio Olímpico de Berlín, que sirvió tanto para celebrar los Juegos Olímpicos de 1937 como para reunir a las masas en actos del Partido Nazi.
En 2002 en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) se hizo una gran revisión de todos los proyectos de la serie On translation, iniciada en 1995 y todavía en marcha, en la que explora la traducción como la interpretación cultural de todo tipo de procesos comunicativos, sean literarios, visuales, emocionales o económicos. En esta muestra, que cuenta con una importante colección de su trabajo, presentó también algunas nuevas obras. Una de ellas es On Translation. La imagen, que se incluye en otra serie que titula Meetings. Aquí utiliza fotografías de reuniones de decisión y consejos de administración –en este caso era el consejo de administración del propio Macba del momento– y recorre las siluetas de los participantes con colores vivos. Muntadas las define como "antifotos y antidibujos", una especie de radiografías que sólo muestran la tipología de los espacios y la relación entre la gente. Esta imagen, además de presentarse en gran formato en el museo, se repartió en pegatinas, postales, pósters y vallas publicitarias por toda la ciudad, con coordinación y producción de Rosa Pera.
Las palabras tienen significados que van más allá de la literalidad, por lo que muchas veces es tan difícil la traducción. En este proyecto, Petit et Grand, Muntadas se centró un poco en el carácter francés y su utilización de las palabras pequeño y grand. Pequeño es, dice, un poco la falsa modestia y el paternalismo, pero también lo privado y humilde; grand es un poco la ampulosidad de la magnitud pretenciosa, pero también la relevancia y el valor, y muchas veces tiene un sentido político y social. En la pieza, presentada en la galería Gabriel Maubrie, recogió todo tipo de elementos de la cultura popular, desde portadas de libros y discos hasta etiquetas, pósters, placas urbanas, titulares, canciones y anuncios que utilizaban alguna de las dos palabras. Las compuso y ordenó de manera cotejada acompañadas de un vídeo en el que la imagen tenía que ver con el concepto de grand y el sonido con el de pequeño.
Veinte años después, el pabellón español de la Bienal de Arte de Venecia todavía resuena como un cuestionamiento pionero de la Bienal. Por mucho que cada vez el mundo del arte dé cabida a más voces de contextos y genealogías antes ignorados, la Bienal se mantiene con su modelo obsoleto de pabellones nacionales. Una de las principales líneas de trabajo de Muntadas en Venecia se basó en analizar críticamente las transformaciones de los Giardini de Castello, que son la sede de la Bienal de Arte desde 1897, desde que eran originalmente un espacio público napoleónico hasta convertirse en un lugar de entretenimiento y espectáculo. El interior del pabellón llamaba la atención porque Muntadas le convirtió en un lugar aséptico, entre una sala de espera y un punto de información dedicada a la serie On Translation.
De nuevo, Muntadas hace crítica de los medios, en esta ocasión sobre el hecho de que la repetición de la información la acaba banalizando y anestesiando los espectadores. Y sobre todo denuncia cómo en los medios la violencia a menudo acaba convertida en espectáculo. El Aplauso consiste en una videoinstalación de tres canales, en cuyo centro se alternan imágenes fijas de violencia, especialmente de Colombia, sin sonido. Y en las dos pantallas laterales se pueden escuchar secuencias de aplausos ruidosos.
Muntadas ha dicho de sí mismo que es un outsider que se hace suyos los sitios a base de "escuchar, hablar y dialogar". Uno de los últimos países en los que ha trabajado por primera vez son Filipinas. Encontró una agresividad, dice, que no es la inseguridad en las calles sino "una violencia de los gestos políticos de las invasiones, y de la gente que ha llegado a ella y que han creado un conflicto". Así, cuando trabajó allí hace pocos años, se inspiró en los objetos y plantas que llevaba el galeón de Magallanes. Con esto ponía el dedo en la llaga de los estragos del colonialismo, empezando por la "colonización botánica", que representó con una retahíla de platos pintados cuyas plantas españolas se convirtieron en invasoras en las islas. También trabajó con mantones –en los que la colonización está a la inversa, porque se popularizaron en España–, pero Muntadas remacha el clavo y en vez de flores hizo bordar quince imágenes históricas desgarradoras del país, como las ejecuciones de jóvenes filipinos por parte del ejército norteamericano y una manifestación de apoyo a las mujeres que las ejercieron ya confort women.
La curiosidad por conocer más lugares y culturas que desconoce es uno de los estímulos de Muntadas, que ya hace años que se adentró en el continente asiático. En China, cuando ya estaba terminando el proyecto Asian protocolos, hizo un último trabajo con el que proyecta una mirada crítica sobre las imágenes y los fastos del poder. Concretamente, sobre cómo el rojo es el color que se asocia por antonomasia al régimen. Así que el 1 de octubre de 2017, coincidiendo con la conmemoración del 68 aniversario de la creación de la República Popular China, salió a la calle y se dedicó a identificar y recoger objetos, imágenes y elementos gráficos en los que el rojo fuera predominante. Así, reveló el contraste que existe entre la banalidad capitalista y la energía colectiva de la ciudadanía. Y, por otra parte, en la perspectiva más amplia del conjunto de trabajos que ha realizado en China, Corea y Japón, visibilizó no sólo las semejanzas sino sobre todo los conflictos y complejidades de las relaciones que tienen entre ellos. "Todos han tenido guerras y conflictos entre todos, y hay una gran hostilidad. Es increíble, porque todos viajan por Europa, van a ver el Parc Güell y la Sagrada Família, pero entre ellos no viajan, no tienen comunicación", explica el artista.
Entre las últimas grandes intervenciones de Muntadas se encuentran Lugar Público, para la que convirtió de abril a finales de agosto el centro Sesc Pompeya de Sao Paulo en un laboratorio sobre arte, arquitectura y espacio público. La relación de Muntadas con Brasil es de largo recorrido: se remonta al comienzo de su trayectoria, cuando São Paulo fue una de las primeras ciudades latinoamericanas donde desplegó sus proyectos. En el Sesc Pompeya, Muntadas alertaba de que "cada vez hay menos espacio público" y lo que queda es cada vez "más comercial, corporativo y controlado por la abundancia de cámaras de vigilancia". El Sesc Pompeia es un edificio singular: se trata de la intervención que la arquitecta italobrasileña Lina Bo Bardi hizo transformando una antigua fábrica de bidones, pero manteniendo su espíritu industrial y brutalista. Entre macizas estructuras de hormigón y vigas de hierro gigantes, Muntadas vació y desplegó una retahíla de 25 tótems con vídeos de gente en diferentes espacios públicos de São Paulo, lugares de reposo y calma, para apropiarse del espacio, y con rótulos luminosos para interpelar a los visitantes y "¿Hacia dónde vamos?". Así, quería mostrar que más allá de la arquitectura, el espacio público lo encarnan las personas, su interacción social, los actos de resistencia y el disfrute colectivo de los sitios. "Público puede ser audiencia, pero también puede ser sitio, y este trabajo hace referencia a cómo este espacio se convierte en público", explicaba Muntadas.
Los medios de comunicación no han sido los únicos objetos de interés de Muntadas. Su trabajo ha sido especialmente incisivo, también, en su propio mundo, el del arte. El caso más extremo es Between the Frames, una obra realizada entre 1983 y 1993 en la que entrevistó a 160 personas relacionadas con el circuito internacional del arte: marchantes, galeristas, coleccionistas, gestores de museos, guías, críticos y especialistas de diversos medios de comunicación, con un epílogo posterior hablando con artistas. Es una revisión del arte de los ochenta que cuenta con la presencia de buena parte de las principales figuras del período. Sin embargo, sólo aparecen en el inicio de la obra, ya que sus declaraciones, su visión sobre el trabajo, se sienten mientras en un vídeo se ven imágenes de tráfico en Los Ángeles –cuando hablan los marchantes– o de olas del mar en San Diego –cuando lo hacen los críticos–. El artista decidió presentar este trabajo como una instalación circular con siete espacios de distinto color, uno para cada gremio, con un monitor con las entrevistas editadas. De las 200 horas grabadas en su conjunto quedan 260 minutos. En el centro hay un espacio de reunión, el foro, que él califica como un reverse panóptico, en el que confía en que pueda haber el debate con el público. En 2010 el Macba compró esta obra y el artista depositó todas las entrevistas originales en el centro de documentación. Between the Frames es uno de los mejores ejemplos del proceso de trabajo de Muntadas. Por un lado, existe una larga producción e investigación utilizando las herramientas de los investigadores en ciencias sociales. Por otro lado, a los resultados –aunque son accesibles y un documento importante– el artista proyecta su visión con la edición del material y la elección de la forma de mostrarlo, que es lo que le aporta la creatividad que convierte el proyecto en una obra artística subjetiva y única.
Una de las facetas de Muntadas ha sido la de docente, que siempre ha combinado y relacionado con su trabajo artístico. Cuando terminó su etapa en el Centro de Artes Visuales de la Escuela de Arquitectura del MIT, con el que había ido colaborando como investigador y profesor desde mediados de los años setenta, recibió el encargo de Harvard de realizar un proyecto final. Escogió centrarlo en la misma universidad y en el MIT, intentando abrir un debate público sobre los problemas y retos de la educación superior y cómo se estaba impartiendo. Así, inició una serie de entrevistas con profesores del MIT, de Harvard, de Columbia y otros centros de élite estadounidenses, y más tarde incorporó también a alumnos. El resultado, editado y presentado en formato expositivo, se presentó primero en el Carpenter Center de Harvard, en Cambridge (Massachusetts), en 2011, y después ha tenido varias versiones cuando se ha presentado en otras ciudades o países. Él lo define como un "artefacto" que le permite activar en cada sitio charlas, cursos y debates sobre las universidades locales.