Autopistes

Las barreras de peajes más innecesarias del mundo

Durante años los conductores han hecho colas eternas en la Roca y en Martorell cuando, en realidad, no era necesario

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Cues al peaje de La Roca durante la pasada Semana Santa.

BarcelonaEl día 1 de septiembre será un día histórico para el transporte por carretera de Catalunya: aquel día desaparecerán los peajes de la AP-7, la AP-2, la C-31, la C-32 y la C-33. Nunca se habían levantado tantos peajes simultáneamente en nuestra casa. Las barreras que ahora desaparecerán se han integrado en las vidas de los catalanes, que han pasado horas haciendo cola para pagar la tarifa correspondiente. El problema es que, en algunos casos, estas colas han sido totalmente innecesarias. Técnicamente, hace años que era factible que las concesionarias cobraran el peaje y que, a la vez, los usuarios no perdieran el tiempo haciendo colas eternas.

Así lo descubrieron hace tiempo en Abertis, la compañía que ha dominado el negocio de los peajes en Catalunya y España. "Es como el huevo de Colón", explican fuentes próximas a la compañía, en referencia a un problema que aparentemente es difícil de resolver, pero que, en realidad, tenía una solución muy sencilla.

Conductores pasando por el peaje de la Roca.

Dos de los grandes atascos que se han formado desde siempre en las carreteras catalanas han sido en los peajes de la Roca del Vallès (en dirección norte) y Martorell (en dirección sur), especialmente al inicio de los fines de semana, de los puentes y de las vacaciones, cuando los habitantes del área metropolitana de Barcelona salían en masa a pasar unos días fuera. Y estos eran, justamente, los dos peajes donde las colas eran innecesarias.

La gran solución

La cuestión es esta: imaginemos que vivimos en Barcelona y que queremos ir a la Costa Brava. Cuando llegamos a la Roca, tenemos que pararnos en el peaje a coger un ticket para que la concesionaria sepa en qué momento nos hemos incorporado a la autopista AP-7. En el momento de abandonar la AP-7 (por ejemplo, en Maçanet de la Selva), ponemos el ticket y Abertis nos cobra una tarifa por el tramo que hemos recorrido (casi 5 euros). Hasta aquí todo es lógico.

¿Pero qué pasa si por el camino hemos perdido el ticket? Pues que Abertis nos cobrará la tarifa más cara, es decir, desde la Roca. Esto puede suponer una molestia si nos hemos incorporado a la AP-7 en alguna de las entradas que hay entremedias (como Sant Celoni u Hostalric, por ejemplo) pero es completamente irrelevante si nos hemos incorporado en la autopista precisamente a la altura de la Roca.

Explicado de otro modo: si todos los coches que hubieran entrado en la AP-7 por la Roca circularan sin ticket, a la hora de salir de la autopista se les cobraría exactamente la misma tarifa. Esto habría supuesto una evidente mejora para los conductores (que se habrían ahorrado las colas), para el medio ambiente (menos congestión equivale a menos contaminación) y la concesionaria no habría dejado de ingresar ni un euro. Es una solución tan evidente que roza lo absurdo: estaba delante de todo el mundo y, aparentemente, ningún representante de los gobiernos catalán o español lo ha sabido ver.

El mismo procedimiento del peaje de la Roca se puede aplicar al de Martorell, pero en dirección sur: todos los coches que acceden por esta entrada de la AP-7 en dirección Tarragona se podrían haber ahorrado la cola para coger ticket y, a la hora de salir, que se les cobrara la tarifa máxima, es decir, desde Martorell.

En Abertis sí que se dieron cuenta de esta solución. Probablemente fue en 2017 cuando la compañía implantó un sistema de peaje sin barreras en la Roca. Los usuarios de este tramo de autopista habrán visto que, desde aquel año, hay dos carriles reservados para coches que tienen Vía-T y que evitan incluso pasar por debajo de las famosas casetas naranjas de la AP-7. Si algún usuario sin Vía-T se colaba por estos carriles, ¿qué pasaba? Pues nada: que al abandonar la autopista se les cobraba la tarifa máxima, desde la Roca hasta la salida a la que fueran.

peaje abertis
Imagen del peaje de La Roca, con los dos carriles rápidos y sin barreras.

Esta solución tan evidente seguramente se puede aplicar al inicio de todas las autopistas. Ahora bien, en el caso de los peajes de la Roca y Martorell de la AP-7, no se habría podido hacer antes de 2000, cuando Abertis (Acesa, en aquel momento) convirtió en gratuito el tramo central de la autopista en su paso por el Vallès Occidental, la conocida como B-30. La concesionaria levantó el peaje en 2000 a cambio que el Estado le pagara el dinero que dejaba de ingresar. En aquel momento, la solución de la Roca y Martorell ya se habría podido aplicar.

Hoy en día, sin embargo, hay soluciones todavía mejores, como es la generalización del sistema de pago telemático y el levantamiento definitivo de las barreras de peaje, un sistema que ha quedado desfasado. En Londres, por ejemplo, hace casi dos décadas que se instauró el peaje para acceder en coche al centro de la ciudad y no se ha instalado ninguna barrera en ninguna parte. Ahora que el gobierno central se plantea instaurar un sistema de peajes generalizado en toda España, lo más probable es que se haga de este modo. Las colas eternas que han sufrido los conductores durante décadas, sin embargo, ya no nos las quitará nadie. 

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