Bosch cierra también la planta de Lliçà d'Amunt para trasladarla a Polonia y deja sin trabajo a 336 trabajadores

Hace unos meses ya anunció la parada de la actividad de la fábrica de Castellet i la Gornal

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La sede de Bosch a Curioseen -Wuerttemberg, Alemania

BarcelonaLa herida de la industria de la automoción catalana se ha hecho este jueves algo más grande: el fabricante de componentes Bosch pretende cerrar la planta que tiene en Lliçà d'Amunt, en el Vallès Oriental. Esto dejará 336 trabajadores sin trabajo, pero además sumará a la desaparición de otra fábrica dedicada al mundo de la automoción en un año en el que está previsto que cierre el centro que la misma empresa tiene en Castellet i la Gornal (Alt Penedès) y las tres plantas catalanas de Nissan. 

Según han explicado representantes del comité de empresa de la planta de Bosch en el Vallès, en este caso la intención es trasladar la producción a Polonia, una deslocalización que según la UGT se hace "sin escrúpulos" y que la USOC califica de extremadamente grave. “Son decisiones que obedecen a la búsqueda de costes inferiores dentro de la Unión Europea y se hace con la pasividad de las administraciones”, denuncian estos últimos.

Pero más allá de la “desertización industrial” que los dos sindicatos denuncian, estas organizaciones lamentan el golpe que esto supone para los trabajadores. El cierre de Nissan dejará decenas de miles de trabajadores sin trabajo; el de la planta de Bosch en el Penedès, unos 300 más; y el de esta segunda fábrica de la misma compañía, 336 más.

Según el comité de empresa, "la multinacional alemana ha actuado con crueldad, llevando a cabo una política insolidaria y egoísta muy lejos de los valores que como fundación defiende". Gran parte de la queja llega por los "importantísimos esfuerzos", dice la UGT, que estos trabajadores han hecho para que el equipo directivo apostara por mantener la actividad industrial: ha habido congelaciones y reducciones salariales y una disminución de la plantilla. "Bosch no ha sabido dar valor a estos esfuerzos y ha ido directamente a por una deslocalización sin escrúpulos", afirman.

"Acaban con la última gran empresa de esta envergadura en el sector del metal en la comarca del Vallès, además de contribuir también al alarmante estado de desindustrialización de la comarca del Penedès con el cierre de la planta de Castellet, y que supone una clara declaración de intenciones para el resto de centros del país", añaden. Citan como ejemplo los despidos llevados a cabo también en la sede central, en Madrid.

Estrategia de reindustrialización

En el caso de la planta de Castellet, la dirección y los sindicatos llegaron a un acuerdo para cerrar la fábrica a finales de noviembre de este año, con indemnizaciones para los trabajadores superiores al mínimo legal establecido. A raíz del vacío industrial que deja la desaparición de esta fábrica, la idea es poner en marcha un proceso de reindustrialización: es decir, atraer a algún otro fabricante que pueda crear empleo.

Es la misma estrategia que se está siguiendo con Nissan. En este caso, se ha montado una mesa de trabajo que anunció hace unas semanas que a finales de marzo empezaría a escuchar propuestas otros fabricantes para llenar el vacío que deja la compañía japonesa.

Aun así, en el comunicado en el que la USOC critica el cierre de la segunda planta de Bosch se señala también a las administraciones públicas, a las cuales se acusa de no parar "la sangría de puestos de trabajo" que estas decisiones están causando en el sector de la automoción.

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