El impacto económico de la guerra

Elvira Nabiúllina, la cara más occidental del régimen de Putin

La gobernadora del Banco Central ruso hizo lo posible para preparar la economía rusa para una nueva ola de sanciones

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La gobernadora del banco central ruso, Elvira Nabiullina, con una de sus famosas agujas de pecho, en una imagen del 2020.

BarcelonaElvira Nabiúllina es una de las principales responsables de que la economía rusa aguante, de momento, las sanciones. La gobernadora del Banco Central de Rusia ha intentado minimizar el impacto del bloqueo impuesto por los países occidentales a raíz de la invasión de Ucrania, pero ha avisado que la capacidad del país tiene un límite.

Aficionada a la ópera y a la poesía francesa, Nabiúllina es la cara más occidental y a la vez amable del círculo político próximo al presidente ruso, Vladímir Putin. Fue la primera mujer en presidir uno de los bancos centrales del G-8 y en la prensa ha resaltado también por sus broches, con los que enviaba mensajes sobre las políticas adoptadas por el Banco Central: por ejemplo, un broche en forma de halcón –el animal con el que se asocia a los economistas más liberales– anunciaba una subida de los tipos de interés, mientras que un broche con una nube y lluvia avisaba de recesiones.

Sin embargo, más allá de la estética, la gobernadora se ha ganado cierto respeto entre sus colegas, puesto que durante su mandato pudo estabilizar los precios hasta reducir la inflación al 4%, así como frenar la devaluación del rublo. Valeria Gontareva, presidenta del Banco Central de Ucrania entre 2014 y 2017, la describía en el Financial Times como "una economista y una banquera central muy profesional y experimentada".

Nabiúllina no es una rusa étnica. Nació en 1963 a Ufá, la capital de Baskortostán –una región entre el río Volga y los Urales–, en una familia de tátaros, la principal minoría de Rusia. Sin embargo, esto no fue un impedimento para graduarse en la Universidad Estatal de Moscú en 1986, todavía en tiempo de la Unión Soviética. Pero la carrera académica no la sedujo y trabajó para el grupo de presión de empresas industriales rusas antes de iniciar una carrera política en el ministerio de Desarrollo Económico y Comercio, hasta que en 1998 lo dejó para ser consejera delegada de Sberbank, una de las entidades financieras más grandes del país, propiedad del estado.

Putin la recuperó en 2007 para liderar el ministerio donde ya había trabajado, posición que también mantuvo durante el paréntesis que representó la presidencia de Dmitri Medvédev, cuando entre 2008 y 2012 Putin se tuvo que mantener en segunda línea como primer ministro al haber agotado los dos mandatos presidenciales consecutivos a los que entonces limitaba la Constitución rusa. Con el regreso del actual presidente en 2012, la economista fue su principal asesora económica antes de presidir el Banco Central.

Por lo tanto, el ascenso de Nabiúllina a las instituciones económicas rusas siempre ha estado estrechamente vinculado a Putin. Con este currículum, pues, no sorprende que, además de modernizar la economía rusa, tuviera como prioridad la construcción de la llamada Fortaleza Rusia, una serie de medidas pensadas para minimizar el impacto de futuras sanciones al país. Nabiúllina acumuló reservas de divisas extranjeras por valor de 640.000 millones de dólares para evitar un colapso del rublo, incentivó los intercambios comerciales con China e India, e impulsó un sistema de verificación de transferencias bancarias propio que sirviera de alternativa al Swift, el sistema utilizado internacionalmente, en previsión –como ha acabado pasando– de una posible expulsión de los bancos rusos.

Posible dimisión fallada

Así pues, Nabiúllina esperaba más sanciones en algún momento, pero según varios medios la guerra la cogió por sorpresa y todavía más la dura reacción de Estados Unidos y la Unión Europea. En dos meses, Rusia solo tiene a su favor que sigue vendiendo gas y petróleo a Europa, pero el resto de los sectores están prácticamente todos aislados del mundo y la mitad de los 640.000 millones de dólares de reservas depositados en bancos extranjeros han quedado bloqueados. El país se encuentra de facto en quiebra parcial, según las agencias de calificación internacionales.

En este sentido, Bloomberg publicó que la gobernadora habría presentado la dimisión como presidenta del Banco Central al poco del inicio de la invasión de Ucrania, no se sabe si en desacuerdo con el conflicto o para evitar los quebraderos de cabeza que le supondrá tener que pilotar la economía de un país cada vez más aislado.

Fuera cual fuera la razón de la hipotética renuncia, Putin no solo no la habría aceptado, sino que hace pocas semanas pidió a Duma –el Parlamento ruso– que aprobara un tercer mandato de la banquera en la institución. Y Nabiúllina sigue al frente de la política monetaria del país.

"La única vía que le queda es arreglar el tipo de cambio, aplicar ahora mismo todas las restricciones, parar el pánico bancario y enviar su carta de dimisión. Así será una persona respetada en el mundo –opinaba Gontareva–. Si no lo hace, se sentará en la Haya con todos los otros bandidos".

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