Los aranceles de Trump, segunda parte: el regreso que no alarma a la industria catalana

EEUU es un mercado importante para Cataluña, pero los exportadores tienen capacidad de maniobra frente al proteccionismo

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BarcelonaEstados Unidos no es, ni mucho menos, uno de los principales socios comerciales de Catalunya. Pero el aterrizaje en la Casa Blanca de Donald Trump, con el anuncio de que ha hecho volver a las políticas proteccionistas e imponer aranceles para frenar la entrada de productos extranjeros, ya ha disparado algunas alarmas. Sin ir más lejos, la agencia por la competitividad de la Generalitat, Acció, ha creado un servicio para hacer frente a esta nueva realidad del comercio internacional. Pero no sólo eso; también ha elaborado un par de documentos que abordan el tema: un extenso estudio sobre los riesgos para la empresa catalana este 2025 y otro, no tan amplio, centrado sólo en los riesgos que se abren con el nuevo mandato de Trump.

Exportacions als EUA de béns fabricats a Catalunya
En percentatge

El Gobierno ha activado el servicio Adaptate a los nuevos Estados Unidos para ayudar a las empresas catalanas que exportan al país norteamericano a mitigar los posibles efectos para su negocio de las políticas proteccionistas anunciadas por Trump. El nuevo servicio, que se ofrecerá desde la Oficina Técnica de Barreras a la Internacionalización de Acción, permitirá a las compañías identificar los riesgos potenciales para sus productos y servicios, y las orientará en la elaboración de planes de contingencia por anticiparse.

Por el momento los riesgos son potenciales. Todavía no hay nada concreto, porque Trump no ha detallado cómo afectarán a sus políticas proteccionistas a los productos europeos. Por eso, la mayoría de empresas no han cambiado, de momento, sus planes. La mayor empresa industrial de Catalunya, Seat, tiene como objetivo de su estrategia hasta el final de la década actual entrar en Estados Unidos con la marca Cupra. Un mercado en el que nunca ha entrado la firma de Martorell. De hecho, el pasado año Cupra ya llevó sus modelos al Salón del Automóvil de Los Ángeles y hace sólo tres meses firmó un acuerdo con Penske Automotive Group para "explorar una alianza" que le permita penetrar en Estados Unidos.

El presidente de la compañía, Wayne Griffiths, ya ha explicado que los planes se mantienen, pese a los posibles aranceles. Cupra tiene claro que tendrá que fabricar en Norteamérica, pero las posibilidades de hacerlo en una planta del grupo en México se desvanecen si Trump impone aranceles. "Habrá que ver qué pasa con México y Canadá", dijo Griffiths el lunes. Un miedo que se hace más palpable ahora que Trump ha decidido imponer aranceles también a estos países.

Realmente, un proteccionismo de Trump con fuertes aranceles podría afectar a la economía catalana. Un cálculo de Acción: un 10% de aranceles podrían llegar a costar dos décimas al crecimiento del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide la dimensión de una economía) de Catalunya. Pero las compañías catalanas son resilientes. "Las empresas catalanas tendrán que diversificar la exportación" y, si es necesario, abrir filiales en Estados Unidos y profundizar en el mercado europeo, indica el documento del Gobierno. Al mismo tiempo, habrá que aprovecharse de losnuevos acuerdos comerciales de la UE, como el que se ha llegado (pendiente de ratificación) con el Mercosur, y buscar nuevos mercados, por ejemplo en el sudeste asiático. La ventaja, dice Antoni Fita, mánager de inteligencia estratégica de Acció, es que "la empresa catalana es resiliente, como ya se demostró a raíz del Brexit, o con el abandono del mercado ruso después del inicio del conflicto en Ucrania". "Las empresas catalanas que tenían negocios en Reino Unido o con Rusia han sabido adaptarse", explica Fita.

Pero los aranceles no son el único riesgo para la economía. Acción destaca que la nueva era Trump puede afectar a las inversiones que las empresas estadounidenses realizan fuera, también en Catalunya. Y estas políticas también conllevan riesgos financieros. Si la administración de EE.UU. aumenta el gasto, pero no sube impuestos, podría aumentar el endeudamiento. Esto llevaría a un aumento de la inflación y frenaría, e incluso podría revertir en bajadas de los tipos por parte de la Reserva Federal (Fed, el banco central de EEUU). De hecho, mientras esta misma semana el BCE ha seguido rebajando los tipos, la Fed ha detenido su senda a la baja. Y una situación inflacionaria en EEUU podría extenderse a Europa donde, con los dos motores principales –Alemania y Francia– en horas bajas, es necesaria una política monetaria que reactive la economía, es decir, tipos bajos.

Un mercado "importante"

Según Acció, actualmente, Estados Unidos es el primer destino de las exportaciones catalanas fuera de Europa. Concretamente, en 2023 (el último del que se tienen datos del año completo), las empresas catalanas vendieron a EEUU por un valor total de 3.647,5 millones de euros, el 3,6% del total de las exportaciones catalanas. Además, 3.109 compañías catalanas exportan de forma regular.

Exportacions catalanes
Del novembre del 2023 al novembre del 2024 en milions d’euros

FRANÇA

17.395,2

ALEMANYA

11.884,2

UE

ITÀLIA

9.733,4

PORTUGAL

6.976,2

RESTA DE LA UE

20.309,1

REGNE UNIT

5.320,5

Resta

d’Europa

(No UE)

SUÏSSA

3.381,2

4.922,9

RESTA

ESTATS UNITS

4.577,9

RESTA D’AMÈRICA

4.944,6

JAPÓ 1.076,2

XINA 1.969,9

12.531,3

RESTA DEL MÓN

Desde Amec, la principal asociación española de empresas industriales exportadoras, con sede en Barcelona, ​​su director general, Joan Tristany, destaca que EEUU "ha pasado ante tres mercados que tradicionalmente eran mayores", como Portugal, Alemania e Italia; y son ya el segundo mercado en total de exportaciones, sólo superados por Francia. "Es un mercado importante", remacha.

Tristán cree que es necesario "focalizar fundamentalmente" los posibles problemas de una escalada arancelaria en los tres sectores industriales catalanes que más exportan a EEUU: los bienes de equipo, la química (que incluye también la farmacia) y la alimentación. En los dos primeros casos, representan un 17% de las exportaciones catalanas a EE.UU., mientras que la alimentación es un 10% del total. Fuera de estas industrias, el impacto sobre la economía catalana de posibles tarifas de entrada en el mercado estadounidense sería más bien pequeña. Ahora bien, entre estos sectores hay más expuestos que otros. Por ejemplo, de todas las exportaciones del sector químico catalán, casi la mitad van a EE.UU. En cambio, para las compañías agroalimentarias sólo representa un 10% de todas sus ventas en el extranjero, según Amec.

Precisamente, el sector agroalimentario ya se vio afectado por una subida de los aranceles en el 2019, durante el primer mandato de Trump. Los aranceles impuestos entonces sobre alimentos diversos —el queso, el aceite de oliva y el vino fueron los más perjudicados— "estuvieron en vigor durante aproximadamente un año y ocho meses, tiempo durante el cual las exportaciones agroalimentarias catalanas disminuyeron un 16,24%, con pérdidas estimadas de casi 26 millones de euros para los exportadores catalanes", recuerda un informe sobre el mercado estadounidense publicado el pasado noviembre por Prodeca, la agencia de promoción agroalimentaria de la Generalitat.

En esta ocasión, las pérdidas podrían ser aún más abundantes y alcanzar los 45 millones de euros para el sector agroalimentario catalán, según el ente público. En este sentido, como ya ocurrió hace seis años, no todas las empresas sufrirían igual. "Los productos que vivirían más el impacto serían el aceite de oliva, el vino, los elaborados cárnicos y los alimentos fine food, [productos elaborados como dulces, snacks o comida preparada] que constituyen algunas de las principales exportaciones agroalimentarias de Catalunya al mercado estadounidense", augura el estudio de Prodeca.

Sin alarmismo empresarial

Sin embargo, en este contexto un incremento hipotético de las tarifas comerciales por parte del gobierno de Trump preocupa relativamente poco al empresariado catalán, ya que, aunque es un mercado destacado, no es un mercado del que se tenga una gran dependencia . "Habría un impacto, pero un resfriado en Alemania o Francia preocuparía mucho más", señala Tristán, ya que los dos mayores países de la UE tienen una relación comercial mucho más intensa con España y, más aún, con Catalunya.

En relación con el resto de socios europeos, sí existe un riesgo en la guerra comercial, que es el efecto de segunda ronda de los aranceles. Es decir, EEUU no tiene un peso especialmente grande en el sector exterior catalán, pero sí lo tiene para Alemania, Francia y otros estados europeos. Por ejemplo, buena parte de las exportaciones del sector de la automoción catalán son componentes vendidos a empresas germánicas o francesas, por lo que más aranceles a la automoción europea también representaría un problema para Cataluña, que probablemente pasaría a recibir menos pedidos de sus clientes del Viejo Continente.

Sin embargo, de momento reina la calma. El director del Amec destaca que la gran mayoría de compañías "no están alarmadas" por las amenazas de Trump de incrementos arancelarios y continuarán teniendo al país americano entre sus prioridades inversoras, como hasta ahora. Un elemento que destaca Tristán es que las compañías exportadoras cada vez están más "acostumbradas a trabajar en un mundo volátil y cambiante". "Había un multilateralismo que se ha empezado a romper. Las empresas están preparadas y dicen que deben adaptarse", indica.

Además, Amec calcula que hay unas 375 empresas catalanas con más de 700 filiales en Estados Unidos. Por el mero hecho de tener presencia, sobre todo si es con factorías y centros de producción, un aumento de los aranceles "no tendría ninguna afectación" sobre estas compañías, porque sus productos ya se considerarían legalmente como made in the USA.

Así pues, a pesar de la posibilidad de un endurecimiento de la guerra comercial entre la UE y EEUU, las empresas catalanas siguen viendo la primera economía del mundo como un destino muy suculento en el que vender sus productos. "Sigue siendo el primer mercado de oportunidades para las empresas españolas", explica Tristán, que califica a Estados Unidos de "mercado interesantísimo".

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