Kevin Durant, uno de los mejores jugadores de baloncesto de la historia, acaba de recuperar millones de dólares en bitcoins, con un valor multiplicado por 180 (sin proponérselo) desde que hizo la inversión. ¿Y por qué hablamos de "recuperar"? Pues porque había perdido su contraseña. Esta historia no es única: miles de personas que entre el 2010 y el 2015 –cuando el sistema de las criptomonedas todavía no estaba demasiado desarrollado– las adquirieron ya no pueden acceder a sus fondos.
Hoy en día podemos guardar las criptomonedas en aplicaciones online o bien en sistemas desconectados de la red. Si utilizamos una aplicación online, un sencillo "He olvidado la contraseña" basta para recuperar el acceso. Pero, ¿qué ocurre si las guardamos en un dispositivo físico, como un USB? En este caso, si olvidamos la contraseña, no hay forma de recuperarla.
Las historias son varias: desde el chico al que el servicio de limpieza tiró a la papelera un post-it con las claves, hasta el otro que removió un vertedero entero en busca de su USB perdido –incluso ofreciendo una recompensa al Ayuntamiento– sin éxito. Aunque parezca sorprendente, ni los mejores hackers pueden descifrar contraseñas olvidadas y, por lo tanto, es imposible acceder a esos miles o millones de euros en criptomonedas.
Es cierto que guardarlas en sistemas desconectados resulta más económico, sin comisiones y con un alto nivel de privacidad. Pero, ¿merece la pena correr el riesgo de perder toda la inversión solo para ahorrar un pequeño porcentaje? Pensad que, si alguna vez queremos hacer una transacción, tendremos que conectarlas a la red, y entonces su existencia quedará registrada. El consejo, pues, es muy sencillo: no olvidéis nunca la contraseña.