De toda la vida

La farmacia de Els Ferrans, más de 150 años en Les Corts

En la plaza de la Concordia de Les Corts una misma familia regenta la farmacia desde hace cuatro generaciones

Ferran Oller ante la farmacia
13/02/2025
3 min
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BarcelonaFerran Oller ha roto la tradición familiar. A su hijo le pusieron Nilo y no Fernando, como él, su padre, su abuelo y su bisabuelo. La familia Oller de la Farmacia Oller, también conocida como Farmacia Antigua de Les Corts, en el número 3 de la plaza de la Concordia desde 1860. Concordia es un concepto que casa muy bien con farmacia. Toda una institución de los negocios familiares en Barcelona, ​​cuatro generaciones de farmacéuticos injertadas del amor al oficio, la proximidad con los clientes y la vocación de ayudar, escuchar, recomendar y aconsejar con todos los matices que la prescripción farmacéutica permite. El local vivió una reforma integral, pero conserva los vestigios del pasado que le inyectan una personalidad especial. Lo llaman botamen,palabra castellana sin traducción clara al catalán. Son los botes y botellas antiguos de farmacia, aquellos utensilios de cerámica tan inconfundibles, para guardar los componentes, las hierbas, los linimentos... todo tipo de productos curativos. También hay cajas de antiguos medicamentos que conviven con las baldas llenas de Frenadol, ibuprofeno, Gelocatil, tiritas, Thrombocid y Espidifen. ¿Cuáles son los medicamentos más solicitados? "Sobre todo los analgésicos y los antigripales, pero depende mucho de la temporada en la que estemos", explica Ferran. También los ansiolíticos y antidepresivos: "Ahora la sanidad es más sensible a tratar la salud mental que hace treinta años, por lo que se prescriben más este tipo de medicamentos".

Colección de botes con preparados de farmacia

Mientras hablamos, debemos hacer una pausa porque una clienta pide que Ferran la pueda atender en francés y también tenemos la agradabilísima sorpresa de una madre que entra en la trastienda –donde tienen la báscula– para hacer el control de peso a su bebé. También ofrecen los clásicos servicios de la presión arterial, control de glucosa y colesterol y orientación con los inhaladores para la respiración. Tienen también diversificado su negocio hacia el terreno de la ortopedia. De hecho, a escasos metros disponen de otro local para esta actividad. Ferran ha vivido el oficio toda la vida. Sobre todo desde que la familia vino a vivir en el piso de arriba, a principios de los años noventa. La madre, Helena, estaba dedicada a la atención al público tras el mostrador y el padre centraba los esfuerzos en los análisis clínicos, un servicio que ya no ofrecen porque las farmacias ya casi no se dedican a ello y son los laboratorios y las mutuas a los que recurre la gente.

Ferran tiene claro cuál es su modelo innegociable: la proximidad con la gente, el trato personal. "La gente suele tener su farmacia de referencia y espera de ti tu acompañamiento, la explicación del medicamento nuevo que le han recetado y que, quizás por falta de tiempo, el médico no le ha podido explicar lo mejor que quisiera". Para 80% de la gente que entra en el local, ellos son su referencia. La conexión con las farmacias, es obvio, tiene que ver con la proximidad geográfica, con el barrio, pero no sólo con la persona que vive en la esquina, a dos pasos, sino también con lo que vive quizás algo más lejos, pero va justamente porque son su referencia. "El farmacéutico es el garante del medicamento y tenemos el privilegio de poder compartir con la gente sus afecciones, problemas y dolores de cabeza".

Algunos detalles históricos. La Farmacia Oller fue la primera del barrio de Les Corts. En tiempos de la Guerra Civil, el bisabuelo dio mucho apoyo a las personas con pocos recursos y tuvo que sufrir por su neutralidad política en el conflicto. Àngel Mur padre, histórico masajista del Barça, compraba a Oller los liniments para la recuperación y tratamiento de las lesiones de los jugadores. La pandemia fue un descalabro para todos a quienes desde las farmacias tocó contribuir decisivamente a apaciguarla. Imposible olvidar aquellos meses, cada día tras el mostrador: la restricción de mascarillas y del hielo hidroalcohólico, los guantes, las batas desechables, los turnos uno por uno, las sillas y la carpa fuera en la calle para ofrecer comodidad si tocaba esperar un rato. Y las macetas cóvido, claro: mucha gente no se les sabía hacer y allí les ayudaban como podían.

En la antigua farmacia de Les Corts hay expuestos medicamentos antiguos

En el ámbito de la empresa son seis las personas que forman el equipo de la farmacia. Ofrecen también productos de belleza, cosmética, dermocosmética, nutrición e higiene corporal y dental por los que existe la fuerte competencia de las perfumerías, supermercados y plataformas de venta online: "Aún hay mucha gente que se fía más de nosotros, de lo que le podemos aconsejar, que del señor Amazon".

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