El hombre más rico e invisible de España
Con ascendencia catalana, el empresario asturiano Pedro Masaveu acumuló una enorme fortuna sin dejarse ver en público
- 1939-1993
A principios de 1993 murió Pedro Masaveu Peterson, el hombre que había acumulado la mayor fortuna de la historia de España, unos 350.000 millones de pesetas que, pasado a euros y sin aplicar el efecto de la inflación, serían más de 2.100 millones. Su nombre resultaba (y todavía resulta) desconocido para la mayoría, y aún lo es más su imagen, porque nadie le habría reconocido por la calle (se sabe que era un hombre abultado y que lucía una barba decimonónica). Para hacernos una idea del volumen de su patrimonio, es preciso saber que pocos meses después de su fallecimiento murió otro gran financiero de la época, Emilio Botín-Sanz de Sautuola y López, presidente del Banco Santander entre 1950 y 1986, y sus herederos tuvieron que abonar por el impuesto de sucesiones la mitad de lo que ha habido la mitad de lo que ha sido pagado. Una factura fiscal de ese importe no podía pasar desapercibida a las administraciones públicas, por lo que las comunidades autónomas de Madrid y Asturias estuvieron más de una década litigante para quedarse el botín, en una lucha que finalmente ganaron los asturianos.
Cuando Pedro Masaveu vino al mundo, en Asturias, su familia ya llevaba muchos años dedicándose a los negocios. Todo empezó cuando Pedro Masaveu Rovira, nacido en Castellar del Vallès en 1828, se trasladó a Oviedo con la intención de viajar hacia Cuba, destino de muchos catalanes. Pero una vez en la capital asturiana, encontró trabajo en un pequeño comercio del sector textil y acabó casando con la propietaria, que era viuda. El negocio creció tanto que Masaveu llamó a amigos y familiares vallesanos para incorporarse. Acababa de iniciarse una historia de éxito que perdura en nuestros días.
El protagonista de hoy, miembro de la cuarta generación familiar, supo mantener y hacer crecer el imperio familiar y también continuó la afición por las artes y por la música que tenía su padre, mecenas del compositor catalán Frederic Mompou Dencausse (1893-1987). El segundo apellido, de origen sueco, le venía dado porque su padre, Pedro Masaveu Masaveu (1886-1968) se casó con la hija del diplomático Juj Peterson Sjonell. Como hemos dicho desde el principio, nunca se conocieron muchos detalles de la vida de Pedro Masaveu, pero sí se conoce que se licenció en derecho en la Universidad de Oviedo, que trabajó toda su vida en el holding familiar y que al morir dejó una colección de cuadros de más de seiscientas obras; de hecho, de los 11.000 millones de pesetas que sus herederos tuvieron que abonar en concepto de impuesto de sucesiones, unos 8.000 millones fueron pagados con obras de arte, que incluían a artistas como Goya, Dalí o Sorolla. Pese a su austeridad proverbial, era sabido que tenía cierta afición a coleccionar a Maseratis y Mercedes. Nunca concedió entrevistas ni fue protagonista de una noticia en los medios; era católico y tradicionalista, y nunca ponía los pies en una fiesta. La residencia principal de Masaveu era Palacio de Hevia, en Siero, un municipio muy cercano a Oviedo.
La cartera de inversiones que gestionaba era casi infinita; destacaban los bancos (poseía un 1% del capital de Banesto y un paquete importante en el Banco Herrero), las cementeras (uno de los negocios primigenios de la familia), las compañías de transporte marítimo (desde los inicios de la estirpe) y las bodegas. También era presidente de la Fundación Masaveu, miembro de la comisión ejecutiva de Hidroeléctrica del Cantábrico y miembro del consejo de administración de Banesto. Este último cargo -que ocupaba desde 1968- lo abandonó meses antes de su muerte, cuando la enfermedad degenerativa que padecía le obligó a retirarse de la actividad empresarial. Cuando en 1980 se creó la Fundación Princesa de Asturias, él fue nombrado presidente y fue uno de los principales financiadores.
Muerte sin descendencia
Con su muerte, de forma prematura, soltero y sin descendencia, quien heredó el liderazgo en los negocios fue su hermana, Cristina Masaveu Peterson (1937-2006), que también era soltera y que igualmente murió sin descendencia.
Hoy en día el imperio de los Masaveu sigue viento en popa. La cartera de participadas del holding, llamado Corporación Masaveu, incluye cementeras, bodegas, aparcamientos –el del Hospital Vall d'Hebron es de ellos–, negocio inmobiliario, centros médicos y de investigación e inversiones en todo el mundo en compañías diversas. Son los segundos máximos accionistas de EDP (Electricidad de Portugal). El conglomerado se encuentra valorado en unos 4.300 millones de euros.