BASARES

El lento adiós de los bazares al gato chino de la suerte

Las populares tiendas se transforman en establecimientos reformados que ofrecen productos de mayor calidad

Irene Riart
5 min
Los bazares se transforman

Los bazares se asocian popularmente a un local con estanterías caóticas, precios muy asequibles y objetos de baja calidad. Así era, por lo menos, hasta ahora. Pero lo cierto es que gran parte de estos comercios quieren cambiar su imagen, y en los últimos tiempos han impulsado un proceso progresivo de renovación. Algunos establecimientos han apostado por reformar su estética, otros por especializarse en una gama de productos o mejorar la calidad de su oferta. Al final el objetivo es siempre el mismo: deshacerse de los estereotipos de los bazares.

La voluntad de renovación de los bazares se ve, por ejemplo, en el cambio de imagen. Los nuevos bazares huyen de los locales pequeños llenos de objetos entaforados y optan por locales más amplios y llenos de luz. Según Neus Soler, profesora de economía e investigadora de la UOC, en los últimos años "los bazares han tenido que replantearse sus puntos débiles", como "el desorden de los locales".

En este sentido, Carolina Luis, directora del máster de marketing de la Barcelona School of Management, explica que la mejora de la imagen se ha desarrollado a nivel interno, en la organización de la tienda, pero también en el exterior, con la apariencia de cara al público. “Se quiere cambiar por completo la imagen de los bazares hasta ahora: se busca calidad y eficiencia”, afirma Luis.

Sin embargo, el cambio más relevante ha tenido lugar en los productos que se ofrecen. Son muchos los bazares que han decidido renovar la carta de productos y han incluido, por ejemplo, productos de electrónica que antes no tenían tanta presencia. Incorporan desde cables a auriculares, pero también televisores y pequeños electrodomésticos de gama media. Según detalla Soler, esta nueva gama "antes no encajaba con el concepto de los bazares" porque el consumidor exigía cierta calidad más allá del bajo precio, aspectos que ahora han quedado resueltos.

Otros bazares, en cambio, han optado por aumentar el protagonismo de la decoración. El menaje del hogar ya era una línea de productos asociada popularmente a los bazares, pero ahora ha evolucionado hasta ofrecer muebles o material textil como sábanas o alfombras. Carolina Luis explica que los consumidores antes se conformaban con un servicio "rápido y barato" pero que al final podía causar cierta "frustración" por la baja calidad de las prendas. "Los bazares han visto la oportunidad de incluir productos nuevos que antes no tenían para seguir compitiendo con el resto de comercios", apunta Luis.

Otra de las novedades en los bazares es la venta de plantas y material de jardinería. Algunos de los establecimientos ofrecen desde plantas hasta macetas o tratamientos químicos. Luis señala cómo la jardinería es un nuevo campo para estos establecimientos: “Los viveros de plantas ayudan a la estética del local y sirven también para captar la atención de nuevos clientes”. De hecho, Luis afirma que las plantas son un negocio “muy rentable” para los bazares, ya que pueden “ganar mucho dinero” si lo cuidan.

Algunos establecimientos, sin embargo, han dado un paso más y han decidido especializarse en un ámbito concreto, como los servicios de telefonía, para aumentar su sofisticación. Sin embargo, esta tendencia no sólo se ha producido en los comercios al por menor, sino también en establecimientos similares de restauración o moda. Según Luis, con este mayor nivel de especialización se quiere llegar a “encontrar nichos de mercado más concretos” ya la vez ser más rentables y eficientes, ya que permite “ofrecer mejores productos a precios populares”.

Estas transformaciones de los bazares han sido provocadas por diversos cambios en el sector del comercio. Neus Soler afirma que los bazares han sabido aprovechar un momento de ligera recuperación económica para reforzarse frente a la competencia (a menudo ellos mismos) y las demandas más exigentes de los consumidores. Ahora pueden encontrarse productos nacionales o fabricados fuera de China, pero también con una carta más amplia. En la misma línea, Carolina Luis apunta que los comerciantes de los bazares "han sido muy reactivos para entender qué quiere el público".

Por otra parte, Luis también destaca que muchos de estos establecimientos tenían ya una situación estratégica en barrios de clase trabajadora. Han podido vender sus productos a precios más asequibles que la competencia y, con la llegada de la crisis, se convirtieron en una alternativa para la gente con pocos recursos.

Sin embargo, años después este tipo de establecimientos han evolucionado para mejorar su calidad y ponerse al nivel de la competencia. "La oferta y el valor de los bazares ha aumentado y se han uniformizado respecto al resto de comercios, que también han abaratado sus productos", detalla Luis.

El comercio low cost, como los bazares, ha ido deshaciéndose de muchos estereotipos de cara al público. Según apunta Soler, buena parte de esta tendencia ha sido gracias a grandes cadenas de productos low cost extranjeras, como Primark. La estrategia de Primark, por ejemplo, se ha centrado en asimilar su imagen a la de cualquier otra cadena, aunque los productos sean de menor precio.

Así pues, los bazares han aplicado una fórmula similar a sus locales y han reproducido la estética de otros comercios similares, desde la ambientación hasta la disposición de las estanterías. Sin embargo, siguen ofreciendo productos de menor calidad ya precios más bajos. Esta nueva imagen ha hecho, según Soler, que el consumidor no vea "como una incomodidad" el hecho de comprar en establecimientos low cost, sino que lo asocie a una experiencia como la de “cualquier otra tienda”.

La modernización de los bazares, sin embargo, también ha traído más homogeneidad de la oferta en el mundo del comercio al por menor. Según Carolina Luis, "los bazares siguen siendo competitivos por sus precios", pero ya pueden competir al mismo nivel que el resto de establecimientos. “Se han convertido en un quebradero de cabeza para muchos comerciantes”, dice Luis.

Pero conseguir el equilibrio entre unos precios bajos y la sostenibilidad económica es muy difícil. Una de las dificultades con las que se han encontrado los bazares ha sido el auge del precio del alquiler de los locales. Según Carolina Luis, en algunos bazares más tradicionales "el nivel de ventas no llega siempre a cubrir el precio del alquiler" y han terminado cerrando o reubicándose en otro local.

Así, la presencia de bazares se ha reducido en algunos barrios, puesto que las tiendas más pequeñas no han podido sumarse a este proceso de transformación. Según Shufen Chen, presidenta de la Asociación Cultural Popular China-Catalana, pocos chinos optan actualmente por abrir este tipo de negocio, porque no tienen los recursos para competir con los grandes bazares modernos. "Ahora se pone el foco en el sector de la estética o la restauración", explica Chen.

La realidad es que, con el auge del comercio online, los bazares tradicionales han sido sustituidos por portales como la compañía americana Amazon o la también china Alibaba. Renovar los locales y la oferta de productos ha sido clave para conseguir mantenerse como establecimientos ya consolidados en Cataluña.

Otros comercios afectados colateralmente por la renovación de los bazares son las icónicas tiendas todo a cien. Un ejemplo es Tot per Casa, situada en el centro de Badalona. Pere Joan, propietario del establecimiento, abrió su primer acento en 1994, con sólo 21 años, cuando este formato estaba en un buen momento dentro del sector. Joan explica resignado cómo este tipo de comercios han ido perdiendo fuerza: “No pudimos competir con los bazares y fuimos desapareciendo, la gente ni nos recuerda”.

Entre 2005 y 2010, muchos establecimientos todo a cien bajaron la persiana. Juan atribuye el fin de este fenómeno a la llegada de la crisis ya la presión ejercida por el comercio online y los bazares. El emprendedor, que había llegado a tener siete locales, traspasó sus tiendas a comerciantes chinos y se quedó solo con un establecimiento en Badalona. "Siempre hemos querido preservar nuestro modelo de negocio, sin caer en la precariedad y con unos horarios como el resto de comercios", explica. En el extremo opuesto a su fidelidad al modelo está el bazar: elástico y adaptable, cada vez se parece menos alto-acento y sigue en plena forma.

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