Si no hacemos nada, cada día perdemos dinero (2ª parte)
El profesor Andrei Boar explica cómo funciona la renta fija y variable a la hora de invertir
100 euros en 2000 equivalen a 40 euros en 2025. Así empezábamos El bolsillo la semana pasada con la hipótesis de que sólo con la inversión somos capaces de mantener el poder adquisitivo y, por tanto, hacer frente a la inflación. Muchos perfiles nos dirán "No tengo ni idea de invertir en bolsa y existe riesgo" como argumento para descartarla. Ahora bien, ¿y si queremos alcanzar riesgo en nuestras inversiones? Habrá que escoger una parte de renta fija (deuda de empresas y estados) y otra de renta variable (bolsa).
Vamos por partes: la renta fija no es fija ni segura. Dejar prestado dinero a empresas o estados también nos puede dar sorpresas y puede ocurrir que no nos lo devuelvan. Ahora bien, le puedo dejar un préstamo a Amazon o le puedo dejar a una pequeña empresa con problemas para pagar sus facturas. ¿Cuál cree que me dejará de pagar antes? Precisamente por este motivo, la renta fija también tiene ratings de riesgo. En función de la posibilidad de impago de la empresa, cobraremos mayor o menor interés. Un primer consejo: si el interés es demasiado elevado en ese momento, sospeche porque suele acabar mal.
Pensamos en un perfil de inversión moderado, con un riesgo aceptable de 3 o 4 sobre 7. En esta cartera, habrá un claro predominio de la renta fija siempre acompañada de un porcentaje inferior al 30% de renta variable. Y cuando hablamos de incluir la bolsa también tenemos diferentes opciones: no es lo mismo seleccionar a las 5 principales empresas americanas que invertir en la bolsa de un país subdesarrollado.
Para hacer una inversión como la propuesta, podemos crear la cartera nosotros mismos a través de nuestro banco o de plataformas especializadas, o bien, directamente, contratar un fondo de inversión con las características que deseamos y que nos lo gestionen por nosotros. Eso sí, con ese nivel de riesgo, podemos ganar (y perder) dinero, y más que la inflación.