Periscopio global

Northvolt: la estrepitosa debacle de la alternativa europea a las baterías chinas

La primera gigafábrica del continente despedirá a 1.600 trabajadores y pierde la batalla contra los competidores asiáticos

La planta de Northvolt en Suecia-
Òscar Gelis
02/10/2024
4 min

CopenhagueEn el extremo norte de Suecia la empresa Northvolt puso en marcha en 2017 la primera gigafábrica de baterías para vehículos eléctricos en Europa. La idea de los dos cofundadores de la compañía, Peter Carlsson y Paolo Cerutti (ambos exdirectivos de Tesla) estaba clara: los grandes grupos automovilísticos europeos necesitaban baterías para la electrificación de sus coches, ya que la industria no podía permitirse depender de los modelos fabricados en China, que dominan el mercado de forma rotunda. Northvolt diseñó una batería de iones de sodio que no contenía litio, era barata y más sostenible para el medio ambiente. De esta forma, la empresa se convirtió en la gran esperanza de la Unión Europea (UE) en la carrera mundial contra los fabricantes asiáticos para la construcción de baterías para vehículos eléctricos.

Desde un principio, todo iba a su favor: la financiación llegaba de la mano de accionistas tan importantes como Goldman Sachs y BlackRock, las instituciones de la UE otorgaron subvenciones generosas al proyecto, los principales fabricantes europeos como Volkswagen y BMW habían avalado su tecnología y los pedidos comenzaban a llegar a la fábrica situada en la ciudad sueca de Skellefteå. Además, en poco tiempo, la empresa tenía previsto abrir nuevas plantas en Gotemburgo (Suecia), Alemania y Canadá.

Pero el anuncio a finales de septiembre de que Northvolt estaba formulando un plan de rescate ha caído como un jarrón de agua fría. Recientemente, la compañía anunció el despido de 1.600 trabajadores en Suecia (el 20% de la plantilla mundial) y la ralentización de sus planes de expansión. El director general, Peter Carlsson, razonaba que la crisis que atraviesa la empresa se debía "a los vientos en contra que soplan en el mercado del automóvil", que han significado un retroceso en la venta de coches eléctricos en la UE. De hecho, en el mes de agosto, la venta de coches eléctricos cayó un 33% en el continente en comparación con el mes anterior, lo que significa el peor dato de ventas desde enero de 2023. Este bajón en la demanda de vehículos eléctricos también le ha notado el grupo Volkswagen (máximo accionista de Northvolt con una participación del 21%), y que también ha anunciado despidos en su línea de producción de coches eléctricos para el próximo año.

En este contexto, las ventas de Northvolt no han alcanzado las expectativas previstas, mientras que varios economistas en Suecia señalan que sus planes expansionistas han sido demasiado precipitados. Esto ha provocado que la empresa registrara unas pérdidas de 1.200 millones de dólares el año pasado, una cifra cuatro veces mayor que las del año 2022. Pero más allá del freno en el sector del vehículo eléctrico, lo cierto es que a Northvolt se le han acumulado los problemas graves en la cadena de producción, que han generado serias dificultades a la hora de cumplir con los plazos y la calidad de las baterías.

El primer duro golpe fue en junio cuando BMW canceló un contrato por valor de 1.185 millones de euros debido a su frustración por los retrasos en las entregas de baterías, pese a que la empresa alemana dispone de una participación del 2,8% de la compañía sueca. Por su parte, el fabricante de vehículos pesados ​​Scania se vio forzado a reducir la producción de camiones eléctricos porque tampoco le llegaban las baterías a tiempo.

Según informaban varios medios del país nórdico, la raíz de los problemas de Northvolt es que la capacidad de producción de su planta estaba prevista para llegar hasta 16 gigavatios a la vez. Sin embargo, su cadena de producción nunca ha sido capaz de producir ni un 5% del total de su capacidad. Durante el verano, la empresa anunció que había logrado un récord histórico de producción de 60.000 baterías a la semana, lo que corresponde a tan sólo 60 camiones eléctricos. Según el medio financiero Affärsvärlden, parte de los retos en la producción se explican por el hecho de que la maquinaria que utiliza la fábrica, proporcionada por una empresa china, ha causado varios problemas. El rotativo explica que han hecho falta 574 trabajadores externos chinos a la planta de forma regular para hacer funcionar las máquinas, que, por otra parte, estaban escritas sólo en chino, por lo que el resto de trabajadores debían utilizar el traductor de Google para poder trabajar. Por si estos problemas fueran pocos, en los últimos meses han muerto tres trabajadores de forma repentina tras trabajar en la gigafábrica, casos que la policía todavía está investigando.

Guerra perdida contra China y EE.UU.

En paralelo a los problemas de Northvolt, en los últimos años los fabricantes chinos de baterías han aumentado su producción de forma masiva. El economista sueco Peter Alestig apuntaba que "actualmente el mercado mundial está inundado de baterías chinas baratas, puesto que en un año los fabricantes asiáticos han logrado reducir a la mitad su precio". Alestig señalaba que los motivos por los que los chinos han logrado adelantarse "son porque están más avanzados tecnológicamente, pero también porque el gobierno aboca subvenciones a sus propias empresas en sectores estratégicos". En cuanto a los fabricantes estadounidenses, el economista recordaba que "también reciben grandes subvenciones para la industria de la energía verde, lo que puede provocar que las inversiones acaben allí y no en la UE". Mientras Northvolt lucha ahora por buscar financiación, el gobierno sueco ya ha rechazado dar préstamos gubernamentales para ayudar a la empresa a pasar la crisis, y los accionistas ven cada día su quiebra más cerca.

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