La psicología del Black Friday
El profesor Boar explica el efecto que tienen los descuentos para el cerebro del consumidor
Ya lo tenemos aquí. Como cada año, llega el Black Friday y, con él, las ofertas que pueden devolver irracionales a las personas. ¿Sabía que comprar genera una sensación de recompensa para la mente? Todo es cuestión de química: manda la dopamina y la sensación de ponerse a uno mismo en el centro. En estas fechas, este efecto se acentúa.
No os descubriré nada nuevo, pero vale la pena aplicar el sentido común: esta época es habitual tanto por las estafas como por las ofertas falsas. Pueden parecer lo mismo, pero no lo son. En cuanto a las estafas, es necesario vigilar con precios irreales y descuentos exagerados. Si es demasiado bonito para ser cierto, probablemente lo sea. Podemos encontrar desde webs de empresas fantasma hasta productos que, una vez llegan, tienen tamaño de juguete.
En cuanto a las ofertas "falsas", es habitual que algunos comercios suban el precio los días previos y lo bajen después para que parezca que hay descuento.
Volviendo a la mente: un jersey de 50 euros puede parecernos caro, pero uno de 70 rebajado a 50 nos puede parecer una ganga. Quizás incluso es exactamente el mismo jersey, pero mentalmente nos da la sensación de que estamos ahorrando y, además, el cerebro necesita un punto de referencia inicial para comparar el ahorro. A esto se suma que muchas etiquetas son de color rojo, lo que genera una sensación de alerta y adrenalina que puede acabar desembocando en una compra impulsiva.
Para evitarlo, la clave es desactivar la emoción del momento. Haga una lista previa de lo que realmente necesita, revise el precio de estos productos días antes –tanto en tiendas físicas como online– y, sobre todo, establezca un presupuesto. Si una oferta no estaba prevista, déjela reposar unas horas o hasta el día siguiente. Si todavía te convence, perfecto, si no, era simple impulsividad. Las tiendas juegan con nosotros, así que adelantémonos.