ALIMENTACIÓN

El remedio contra los caparazones de pipas es una bolsa hecha de plátanos

Cinco alumnos del Sagrado Corazón de Sarrià ganan una competición europea con un invento para recoger los cascos

Paula Solanas
2 min
El remedio contra los caparazones de pipas es una bolsa hecha de plátanos

Patios de escuela, campos de fútbol y parques públicos son algunas de las víctimas de un gesto demasiado habitual: comer pipas y tirar sus caparazones al suelo. Este comportamiento, que algunos municipios castigan con multas de 60 euros, ha inspirado a cinco alumnos de bachillerato del Colegio Sagrado Corazón de Sarrià para crear Shellbag, una bolsa biodegradable hecha de piel de plátano que quiere acabar con el incivismo. El producto tiene un adhesivo de doble cara que permite pegarlo en las bolsas de pipas y tirar las cáscaras sin ensuciar la calle.

Esta idea ya les ha permitido ganar el primer premio en la competición de miniempresas Junior Achievement, por delante de 250 alumnos de toda Asia y Europa. La empresa nació en las aulas, a raíz de un ejercicio de clase. “La mejor manera para que los alumnos llevaran a la práctica los conocimientos que tratábamos era que lo vivieran ellos mismos”, explica Bea Lucaya, la profesora de economía de la empresa que les ha guiado en el proceso. De hecho, el centro ya había ganado el certamen en España en cuatro ocasiones.

Como muchas empresas jóvenes, la idea de negocio cambió de rumbo. En su primera lluvia de propuestas, los alumnos pensaron que Shellbag era un invento demasiado sencillo. “Apostamos por ideas más tecnológicas, pero era demasiado complicado y no lo salimos”, admite Inés, una de las integrantes del grupo. Así pues, volvieron al diseño inicial, lo mejoraron y pusieron en marcha la producción. La financiación salió de sus bolsillos. Con cincuenta euros por cabeza han podido encargar las bolsas en China, donde las compran a un coste aproximado de un céntimo de euro.

En un principio querían vender el producto a través de multinacionales del sector, que incorporaran las bolsas dentro de sus paquetes de snacks. "Nos centramos mucho en esto, porque queríamos ser ambiciosos, y pronto vimos que había que retroceder", explica Pía, una de las estudiantes. La respuesta de las empresas siempre era la misma: "Buena idea, la pasaremos al departamento correspondiente". Los alumnos nunca recibieron una llamada. En lugar de perder la motivación, idearon un nuevo plan comercial. Empezaron por el quiosco de la esquina de la escuela y, poco a poco, han acordado realizar ventas en depósito con comercios de la zona. Por cada bolsa de pipas que vienen, ellos se quedan una parte. Además, también las distribuyen en las entradas y salidas del Camp Nou. Como parte del proyecto, los beneficios les darán a la entidad social que ellos elijan.

Los fundadores de Shellbag se enfrentan este año a la selectividad y temen que tendrán que dejar la empresa en standby . Pero no les preocupa que alguien les tome la idea. Tienen entre 16 y 17 años y han protegido ya su diseño con una patente internacional.

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