La cuota de los autónomos volverá a subir en el 2019
22/11/2025
3 min

En 2023 se inició una reforma que dio la vuelta al sistema de cotización del trabajo autónomo (RETA). Esta modificación se fundamentaba en el informe de la comisión del Pacto de Toledo. Las razones eran claras: una pensión media del RETA muy inferior a la del régimen general –un 37,4% menos en el 2020 en Catalunya– y una elevada dependencia de complementos de mínimos (34% en el RETA, frente al 20% en el régimen general). Todo ello en un modelo que permitía elegir libremente la base de cotización, lo que llevaba a más del 80% del colectivo a cotizar por la base mínima.

La reforma de 2023 introdujo un cambio conceptual profundo: que la cotización se ajustara en función del resultado del negocio. El objetivo era triple: mejorar las prestaciones, reducir la necesidad de complementos e incrementar los ingresos de la Seguridad Social. La transformación se planificó a nueve años, con una primera fase (2023-2025) orientada a poner a prueba el nuevo modelo.

Esta etapa inicial estableció una tabla anual de quince tramos que se basaban en los rendimientos netos, las bases de cotización y las cuotas. Los rendimientos netos determinan un mínimo y un máximo de base entre los que el autónomo puede elegir dentro de cada tramo; y esta base elegida fija la cuota mensual. El sistema funciona como los pagos a cuenta del IRPF: cotización mensual y regularización anual. Los primeros datos muestran que la mitad de los autónomos no ha tenido que ajustar nada; 2,7 de cada 10 habían cotizado de más y 2,4 de menos.

Las expectativas de un incremento de aportaciones se cumplieron en parte: el informe del CTESC sobre el trabajo autónomo 2024 indica que 6,5 de cada 10 autónomos cotiza entre la base mínima –951 euros– y 1.426 euros, y los que cotizan por la mínima son 1,8 de cada mínima, 1,8 de cada 1,2 de cada 1.2 de cada 1. aumento de personas que vuelven a pagar por el importe mínimo.

En 2025 cierra el primer período de la reforma. La propuesta inicial de tablas para 2026-2028 preveía incrementos sustanciales en todos los tramos, pero el rechazo del colectivo fue inmediato. El ministerio rectificó con una propuesta de mesa sólo para 2026: congelación de las bases mínimas de los tramos inferiores e incrementos de entre el 1% y el 2,5% para el resto de tramos.

El debate se ha centrado principalmente en el importe de la cuota, pero éste es sólo la superficie. Debajo de este factor se encuentra la base de cotización y las condiciones de acceso y funcionamiento de las prestaciones. Estos son los elementos que protegen a la persona si se pone enferma, tiene un accidente, coge un permiso por nacimiento o cuidado de un menor, cierra el negocio o se jubila. Es en estos ámbitos donde la reforma es todavía insuficiente.

El paro es un buen ejemplo. A pesar de las mejoras de 2023, seis de cada diez solicitudes se rechazan, principalmente por la dificultad de acreditar el cese de la actividad. Lo objetivable en el trabajo asalariado resulta difuso en el trabajo autónomo, en el que la frontera entre cerrar y resistir a menudo es mínima.

Las bajas por enfermedad también evidencian las limitaciones del sistema. Los autónomos tienen muchas menos que los asalariados –11,6 mensuales por cada mil personas, frente a 51,2–, pero cuando las tienen, duran mucho más: 82 días de media, frente a 25,8. No porque estén peor de salud, sino porque sólo solicitan la baja cuando la situación es insostenible. El estudio elaborado en 2024 por Pimec Autónomos lo confirma: estar de baja tiene efectos inmediatos tanto económicos como de continuidad del negocio. A esto se le suma un elemento crítico, que es que durante los dos primeros meses, el autónomo debe seguir pagando la cuota íntegra, en un momento en que los ingresos caen.

La reforma del 2023 era un punto de partida. Pero ajustar cuotas o redefinir tramos no es suficiente. Trabajar por cuenta propia implica riesgo, volatilidad, responsabilidad patrimonial y una dependencia directa entre la persona y el negocio y su salud. La protección social debe adaptarse a esta realidad, sumada a una fiscalidad coherente con los rendimientos netos y con políticas que impulsen la demanda, para que los negocios no sólo sobrevivan, sino que también prosperen.

El 24 de noviembre se celebra la 3ª Noche de los Autónomos, organizada por Pimec Autónomos, un reconocimiento a un colectivo que, a pesar de no disponer aún de un sistema que lo proteja y lo impulse como es debido, cada día levanta la persiana y genera actividad económica.

La reforma del RETA tiene deberes pendientes. Los datos de la primera etapa muestran avances pero también límites que condicionan la protección social del colectivo de los autónomos. 2026 debería ser un año de valoración y un punto de inflexión para dotar al sistema de un planteamiento más claro, más justo y más adaptado al trabajo autónomo.

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