Ropa para niños en el paraíso de las carcasas para el móvil
Almacenes Sant Pau es una excepción, una exótica supervivencia comercial
El día que Conxita Aymerich no visita a sus queridos Almacenes San Pablo, son un buen puñado los clientes que le preguntan a Marta Serrat, su hija, qué hace su madre, si se encuentra bien y cuándo podrán volver a verla. Madre e hija son las almas de este negocio familiar que ya supera con creces los cien años y que se mantiene vivo y activo en una calle –Sant Pau, 23– colonizado desde la Rambla hasta la rambla del Raval prácticamente en un 100% por el mismo negocio: las tiendas de telefonía regentadas por residentes paquistanís.
Todo un misterio que parece obedecer a lógicas económicas más pervertidas que sanas, pero ellas lo miran con resignada naturalidad: "¡Uy! ¡El barrio ha cambiado mucho y la ciudad también!". La inmensa mayoría de los comercios de la calle han ido plegando y se ha establecido un modelo comercial digamos diferente. A esto hay que añadirle la progresiva e inexorable pérdida de vecinos de toda la vida y también la feroz competencia que existe en el gremio de la ropa. Ellos tienen una especialización concreta: la ropa de niño hasta ocho años. Y a pesar de los cambios del barrio y la presencia altísima de la inmigración, una ventaja les beneficia: la natalidad sigue existiendo y mientras haya niños será necesario seguir vistiéndolos. Una obviedad, claro, pero que contribuye a hacer entender la continuidad de Almacenes Sant Pau, una excepción, una exótica supervivencia que sorprende también en tiempos de comercios de ropa que es casi desechable –competencia no les falta– y, sobre todo, de venta masiva y cada vez más extendida, por internet. "Puedes comprar al por mayor todo tipo de tallas y modelos, te lo envían al día siguiente y puedes devolver lo que no quieras", detalla Marta. Pero ellos mantienen varios valores añadidos.
Lo primero es el valor de la venta de tú a tú, el consejo personalizado para los padres tempranos, por ejemplo. No saben qué ropa, qué modelos, qué tallas, qué puede ir mejor para el bebé recién llegado o que está a punto. El otro valor es la calidad del producto. Buena materia prima, buen patronaje de ropa, diseños atractivos y marcas de garantía. Intentan tener la máxima cantidad de ropa de marcas nacionales. ¡Marcas como Mayoral, Isabel Mora, Interbaby y los irreductibles cochecitos Jané, de Palau-solità y Plegamans! Todo ello forma un conglomerado que contribuye al mantenimiento, continuidad y futuro de una tienda que intenta mantener las esencias de toda su historia.
Una historia que se remonta a 1909. Primo Serrat, el fundador, y su esposa ya estaban muy familiarizados con el mundo de la ropa y la confección. Él trabajaba en los almacenes El Siglo y ella confeccionaba ropa que venía por los alrededores del Mercado de Sant Antoni. "¡Tenemos que poner una tienda!", se decían. Y así lo hicieron. Primero, en Sant Pau 77, donde estuvo hasta 1992, cuando la creación de la rambla del Raval –y la consiguiente reurbanización del barrio– les movió hasta su emplazamiento actual. Fueron Pilar y Pedro, los abuelos de Marta y padres de Conxita, quienes vieron claro el nicho de mercado que era la ropa para niños y procedieron a la especialización que dura hasta hoy en día. "En tiempos de posguerra, entre clases más o menos acomodadas, era habitual querer vestir bien a los niños, que gozaran, como una muestra de estatus", relata Marta. Pere Serrat, el marido de Conxita, fue el heredero del negocio, pero era médico y no podía continuarlo. Así que fue ella, codo con codo con los suegros, quien fue su continuadora. Siempre le gustó el trabajo, el trato con la gente, los niños, la liturgia de recibir la ropa, guardarla, cuidarla, enseñarla. Madre e hija hablan, en este sentido, el mismo idioma de cariño por su oficio.
¿Qué clientela tienen? Muy variada, ya lo hemos visto. Los abuelos de toda la vida –cada vez quedan menos desgraciadamente– que compran para los nietos, la gente de paso, los trabajadores del barrio, los residentes locales y migrantes y también los turistas, claro. Lo que vienen más? Se hace difícil decirlo. Tienen todo tipo de ropa desde los cero hasta los ocho años. Son años de mucha variación de tallas; por tanto, deben poder disponer de un muestrario muy amplio. También venden todo tipo de productos asociados a la puericultura: cochecitos, cunas, camas, tronas, kits de alimentación, de higiene personal, etc. Y una pequeña sección de corsetería y ropa interior. Sujetadores para madres lactantes, por ejemplo.