MERCADO LABORAL

"En el trabajo me explotan y necesito explicarlo"

Mierda Jobs y Trabajos Ruineros se han convertido en espacios donde los jóvenes denuncian su precariedad laboral

Elisabet Escriche
3 min
"En el trabajo me explotan y necesito explicarlo"

“Trabajo de camarera. Soy un chico turco de 32 años y nacionalidad española. Tengo varios negocios de restauración. Busco a una chica responsable para un local de Madrid y que, además, sea mi compañera sentimental. Debe ser latina de menos de 30 años. Tendrá contrato laboral y sueldo de 1.100 euros brutos al mes. Asumo los gastos de vivienda y alimentación. Si no cumple los requisitos, absténgase de llamar”. Tipo de ver anuncios como este (o aún peores) mientras buscaba trabajo de periodismo, elAlejandra de la Fuente decidió crear un perfil en Twitter, Mierda Jobs, por visibilizar la precariedad laboral que sufren los jóvenes. Su misión es clara: “Aquí os dejamos los mejores trabajos de mierda que podéis llegar a encontrar”, resume el perfil. En sólo ocho meses tiene ya cerca de 37.000 seguidores, una respuesta que sorprendió a De la Fuente, que ha seguido siendo víctima de esa precariedad que tanto denuncia. Tras trabajar a media jornada de recepcionista y encadenar cuatro contratos de prácticas en empresas periodísticas, ahora, con 24 años, es administrativa en una empresa privada donde cobra mil euros al mes.

Antes de publicar cualquier oferta laboral, Alejandra contrasta que sea cierta comprobando que el perfil de la persona que se lo envía es real o que el trabajo ofertado existe. "Si no estoy segura, llamo directamente a la empresa", explica. Después de leer cientos de ofertas, hay dos tipos que la siguen sorprendiendo mucho: por un lado, los de particulares que tienen sueldos precarios y que por necesidad contratan a trabajadores (como canguros o cuidadores) en condiciones aún más precarias ; y por otro, las que buscan mujeres. "En muchas, pero muchas, encuentras un componente sexual detrás", insiste.

A quien no ha gustado la iniciativa es a las empresas. Algunas grandes compañías, cuando Alejandra publica uno de sus anuncios se ponen en contacto con ella y se justifican con excusas como “en las condiciones salariales falta un cero” o “el sueldo publicado es sólo orientativo”. “Nunca admiten que explotan a los trabajadores”, asegura. Algunos van un paso más allá y le amenazan. “Un director de una agencia de marketing me dijo que me arrepentiría y que me denunciaría”, recuerda. Sin embargo, de momento no ha recibido ninguna citación judicial.

Mientras Mierda Jobs da a conocer las ofertas laborales precarias, hay otro perfil, Trabajos Ruineros, que denuncia a través de Instagram las condiciones laborales de gente que ya está trabajando: “Llevo un mes en un restaurante japonés. Cobro menos de 5 euros por hora. El horario que haré lo sé el mismo día y depende de las reservas que tenga el restaurante. Un día puedo trabajar tres horas al mediodía y otras tres por la noche, o directamente ninguna. Tengo que pagarme del bolsillo la vestimenta de camarero y los zapatos. De las propinas no veo ni un euro, y de contrato laboral, tampoco”.

Detrás de esta red social hay dos jóvenes que quieren mantener el anonimato. La carta de presentación es igual de explícita que la de Mierda Jobs: "Contrainformación, autodefensa y apoyo mutuo laboral basado en experiencias reales y anónimas". El perfil también lleva ocho meses en la red preferida por las influencers y tiene más de 26.000 hinchas. En este caso se publica el nombre de la empresa donde trabaja el empleado y en qué ciudad es. Las responsables del perfil editan los textos que les envían los afectados por mensaje directo o vía correo electrónico y eliminan sus nombres de personas o la información sensible. Hay empresas que salen sólo puntualmente y algunas ya acumulan decenas de quejas, sobre todo las del sector servicios, entre las que se encuentran conocidas cadenas de supermercados, de cosmética o cafeterías.

Los jóvenes de menos de 35 años cobran una media de 15.166 euros brutos al año, según el INE. Aunque el objetivo inicial era denunciar la precariedad laboral de los jóvenes, la experiencia de estos ocho meses les ha demostrado que es un problema que también afecta a otros trabajadores, sobre todo a los mayores. “Necesitamos compartir nuestra frustración”, dice De la Fuente mientras sigue buscando un trabajo digno de periodista.

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