INDUSTRIA

Del trapero a redefinir cómo debe ser un puesto de trabajo

El grupo Papelmatic ofrece desde Cornellà soluciones globales en el sector de limpieza, seguridad y bienestar en el ámbito laboral

Leandre Ibar
3 min
Del trapero a redefinir cómo debe ser un puesto de trabajo

Pau Fornt llegó a Barcelona en 1882, y con 14 años se puso a trabajar de chatarrero. Años más tarde, su primer jefe ya era su socio y el negocio le permitió incluso construir Cal Drapaire, un enorme edificio de viviendas sociales que todavía se conserva en la Gran Via de Barcelona. Sin embargo, con las décadas la compraventa de ropa de algodón para reciclar en celulosa tuvo que reconvertirse en fabricación de papel para la limpieza. Posteriormente, la compañía creció hacia otros productos higiénicos, incluyendo los dispensadores de papeles para secarse las manos, el producto estrella de la compañía durante mucho tiempo.

Actualmente, dos tataranietas de Pau Fornt, Imma y Anna Fornt, mantienen el negocio con una clara voluntad de expansión. El grupo Papelmatic ya no sólo se dedica a suministrar productos de higiene, sino que también trabaja en otro ámbito: la proyección y el mantenimiento de espacios laborales, desde oficinas hasta centros deportivos, pasando por escuelas y hospitales, una tarea que realiza a través de la filial Efebé, creada en 1998 y dirigida por Anna. Imma es la directora del grupo.

A estas dos divisiones hay que añadir otra, HGS, una consultora que ofrece “soluciones de bienestar y confort” en el ámbito laboral y lleva nueve años funcionando. Con estas tres patas -producto higiénico, adaptación de espacios y consultoría- el grupo facturó 11 millones de euros en 2018, tiene una plantilla de 50 empleados y trabaja para consolidar a la clientela española, con la mirada puesta principalmente en Madrid, donde espera duplicar la facturación en poco tiempo para consolidar su presencia y equipararla en volumen al mercado catalán, asegura Imma Fornt.

Aun así, la compañía también tiene presencia en Marruecos y clientes como Transperfect, una multinacional estadounidense de servicios lingüísticos a la que rediseñan las oficinas en varios países.

Las tres ramas de la compañía permiten al grupo ofrecer “soluciones de 360 ​​grados” en el ámbito de la higiene y la seguridad. Así, el grupo tiene clientes de todo tipo: a algunos sólo les suministra puntualmente productos de limpieza, mientras que a otros les ofrece un servicio más integral: les ayuda a rediseñar los espacios laborales para incluir materiales más limpios o fáciles de desinfectar , o bien muebles ergonómicos, y posteriormente les abastece los materiales de limpieza.

Sus clientes son exclusivamente empresas o administraciones públicas. “El trato que damos es igual para todos los clientes, pequeños y mayores. Esto es habitual en el business-to-business y se valora mucho”, explica Imma Fornt. Según las propietarias, este trato es una de las ventajas comparativas que tiene el grupo respecto a competidores mucho mayores, y les ayuda a mantener a los clientes. “Tenemos un abandono muy bajo”, dice Imma.

“El producto es cada vez más técnico”, añade la directiva. En este sentido, Papelmatic ha tenido que adaptarse a un entorno cambiante, con la instalación en la planta de Cornellà de nuevas bobinas de papel y con la creación de un tercer turno.

Hoy, la quinta generación está cllenamente involucrada en la empresa de forma directa -dos hermanos más forman parte del consejo directivo- y la familia tiene un protocolo interno que les proporciona un marco para discutir el rumbo de la compañía.

Según Anna Fornt, el grupo ha tenido una voluntad innovadora desde sus inicios. "Siempre nos hemos anticipado al mercado", afirma. La empresa apuesta por ele-commerce desde hace tiempo y en 2014 adquirió Disnordic, empresa del sector con una fuerte presencia online.

Actualmente el grupo avanza en la elaboración de productos ecológicos, que amplían la gama de 1.500 referencias del catálogo. En este sentido, los cambios hacia productos y modelos de trabajo más sostenibles enlazan con los orígenes de la empresa. “Ya reciclábamos cuando nadie lo hacía, porque un chatarrero hace esto”, dice Anna Fornt en referencia a los inicios de su tatarabuelo.

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