Energía

La energía nuclear en Francia, un debate oxidado

La mitad de los reactores están parados por diferentes problemas en una situación sin precedentes

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La central nuclear Tricastin, a Bollene, al sur de Francia forma parte de una red de centrales del grupo nuclear Areva, que se opone a las intenciones de los socialistas franceses.

ParísEn plena crisis de los precios energéticos, la energía nuclear francesa vive una situación sin precedentes. La mitad de los reactores del país (27 de 56, según los últimos datos disponibles, del 24 de mayo) no funcionan por ahora por diferentes razones, que van desde las paradas técnicas de mantenimiento de los reactores más antiguos hasta un problema de corrosión inesperado que afecta al menos tres reactores de los más nuevos y más potentes de un enorme parque que empieza a notar el paso de los años. Francia es la principal potencia energética nuclear de Europa y la segunda mundial, solo por detrás de Estados Unidos, y planea aumentar su parque en los próximos años.

De hecho, estos problemas han llegado en pleno relanzamiento de la energía nuclear: el presidente de Francia, Emmanuel Macron, presentó a principios de año, antes de su reelección, un plan para dar más protagonismo a la nuclear, que incluye la construcción de nuevos reactores de última generación y dar marcha atrás en el desmantelamiento previsto de los reactores con más años para poder cumplir con los objetivos de reducción de gases contaminantes. Con la guerra de Ucrania y las sanciones en Rusia, que ponen en riesgo el aprovisionamiento energético de Europa y han disparado los precios de la energía, Macron ha encontrado más argumentos para sacar adelante sus proyectos. Y lo hará con la complicidad de Bruselas, que ha aceptado a petición de Francia que la nuclear se considere energía verde en ciertas condiciones.

En cuestión de pocos años, tanto Francia como la Comisión Europea –a diferencia de países como España o Alemania, que no han modificado sus planes– han pasado de defender un desmantelamiento progresivo de la energía nuclear a volver a apostar por el átomo en una decisión muy contestada por los ecologistas. También por algunos expertos, que ven un peligro para la seguridad alargar la vida de reactores nucleares que tienen 40 o 50 años de vida. "El estado del parque francés es preocupante", denunciaba el físico nuclear Bernard Laponche en una entrevista a Le Monde. Según el experto, EDF (la empresa de electricidad francesa participada en un 80% por el Estado) "no tiene la capacidad de asegurar a tiempo las mejoras necesarias en materia de seguridad" para poder alargar la vida de los reactores más antiguos.

Seguridad

Hasta ahora, el accidente nuclear más importante que ha vivido Francia fue en 1980 y fue de nivel 4 (de una escala de 7). Pasó en la central de Saint-Laurent-des-Eaux, en el Valle del Loira, donde se produjo una fusión parcial del corazón de un reactor que funcionaba con una tecnología obsoleta y que ya está desmantelado. Los incidentes del nivel 0 o 1 son más frecuentes, pero no tienen consecuencias. Ahora Macron quiere invertir 1.000 millones de euros hasta el 2030 para desarrollar los nuevos pequeños reactores nucleares y estudia alargar la vida de los reactores actuales más allá de los 50 años, pero la situación del parque puede poner en riesgo su plan.

La situación actual, con la mitad de los reactores parados y la lógica reducción de la producción, es inédita y ha generado una cierta preocupación. En los últimos años, ya se había observado una tendencia a la baja de la producción a consecuencia de diferentes factores, pero principalmente por problemas técnicos y de envejecimiento del parque. Ahora parece que la cuestión se agudiza, especialmente por los problemas de corrosión, un hecho que puede plantear no solo problemas de abastecimiento en los próximos meses, sino también de seguridad. La corrosión se ha detectado en las cañerías del circuito de inyección de seguridad, un sistema que permite inyectar agua en el circuito primario principal para enfriar el núcleo del reactor en caso de accidente. Los trabajos para repararlo podrían durar años.

Paradas por la pandemia

Otro de los factores que hace que muchos reactores no estén en funcionamiento es la pandemia de coronavirus: durante el 2020, EDF aplazó las paradas de mantenimiento previstas menos urgentes y ahora intenta recuperar el tiempo perdido con más paradas en menos tiempo. Pero el principal factor es el envejecimiento del parque. Al menos una treintena de reactores, los más antiguos, tienen que pasar el control de los 40 años, con análisis profundos. Son trabajos que exigen paradas largas, a menudo de meses. "Paremos los reactores seis meses para que después puedan funcionar diez años más... Es la mejor inversión posible", justificaba Valérie Faudon, delegada general de la Sociedad de Energía Nuclear Francesa a Le Monde.

Dos tercios de la electricidad que produce Francia provienen de la energía nuclear. Si la producción cae excesivamente durante meses, puede llegar a haber problemas de aprovisionamiento de cara a este invierno. Para acabar de adobarlo, la sequía que vive Francia actualmente, con temperaturas extraordinariamente altas para la época, supone también un problema para las centrales nucleares, que necesitan agua para enfriar los reactores.

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