¿Es realizable el plan energético del gobierno español para los próximos seis años?
Se plantea un impulso de las renovables de la mano con un crecimiento exponencial de la demanda eléctrica
Madrid"Si queremos cumplir [el plan] necesitamos electrificar la demanda para aprovechar las energías renovables". La frase la pronunció la presidenta del Aelec, la patronal que agrupa a empresas como Iberdrola, Endesa y EDP, Marina Serrano, esta semana durante el VI Congreso de la entidad. Serrano hacía referencia al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) 2023-2030, que el gobierno español acaba de aprobar y que ha enviado a Bruselas tres meses tarde según el calendario previsto, puesto que la fecha marcada era en junio de este año. Con este aviso, la presidenta del Aelec ponía sobre la mesa dos de los grandes desafíos que, a ojos del sector eléctrico, plantea el plan. Por un lado, la demanda. Y por otro, la electrificación de la economía. En el sector eléctrico consideran que cumplir con la mayoría de objetivos fijados en el plan pasa por estas dos cuestiones.
El Pniec "no sale de la nada". "Responde al Acuerdo de París [por el cambio climático] y España, como el resto de países que lo adoptaron, está obligado a revisar su nivel de ambición [climática] si quiere ayudar a reducir las emisiones en 2030 ", recuerda Ana Barreira, directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA). De hecho, es la hoja de ruta en materia de política energética para conseguir ese propósito. Para Barreira esto implica ser ambicioso en el terreno de las renovables o la eficiencia energética. "Cuanto más renovables tengas, más fácil es reducir las emisiones", resume la directora del IIDMA.
Las grandes cifras del plan español de cara a 2030 son las siguientes: reducir un 55% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto a 2005; que las renovables supongan el 48% sobre el uso final de la energía (incluye electricidad, gas natural y petróleo); un 43% de mejora en eficiencia energética también sobre el uso final de la energía; que el 81% de la electricidad provenga de las renovables; disponer de 19 GW de autoconsumo y 22,5 GW de almacenamiento, y muchos más GW de renovables instaladas; reducir al 50% la dependencia energética del exterior y que la tasa de electrificación de la economía sea del 35%; todo ello previendo que la demanda eléctrica crezca un 34% en seis años.
La red eléctrica en el punto de mira
"Necesitamos políticas y regulación que hagan factibles los incrementos de la demanda", apuntaba Serrano. En los últimos años no ha dejado de caer la demanda eléctrica fruto de la destrucción de la industria, de la mejora en la eficiencia de ciertas actividades y del incremento del autoconsumo (no puede medirse su aportación). Desde el ministerio para la Transición Ecológica, que es quien ha pilotado el Pniec, vinculan este aumento a la aparición de nuevos proyectos y actividades, como los vinculados al hidrógeno verde, a la digitalización o incluso al electrificación de los puertos del Estado.
"No se trata de crear demanda [eléctrica], sino de atender la demanda que ya existe", apuntaba el director de regulación de Iberdrola España, Patxi Calleja, durante el Congreso del Aelec. El sector no sólo pide poner el foco en la electrificación de la economía (sobre todo de la industria o de los medios de transporte), sino que considera que no se está dando respuesta a la demanda de proyectos que ya están sobre la mesa, como por ejemplo los centros de datos, y que destacan por un consumo eléctrico significativo. En este sentido, sitúan en el punto de mira el acceso a la red de transporte y la distribución de electricidad, y su modernización.
Precisamente, el próximo año debe entrar en vigor un nuevo marco regulador para las redes eléctricas. Las compañías interesadas piden que se puedan anticipar las inversiones, de modo que se pueda ampliar la red, aunque todavía no haya demanda para conectarse a ella. Pero también que se eliminen los límites a la inversión (la inversión en redes está limitada porque la acaban pagando los consumidores en su factura de la luz). "Hay consenso en lo que debe hacerse, pero no en cómo hacerlo", apuntaba el presidente de EDP España, Manuel Menéndez.
Pero también hay quien es crítico con esta visión. "Parece difícil perseguir un crecimiento indefinido que sea compatible con los límites del planeta", apunta Javi Andaluz, responsable de clima y energía de Ecologistas en Acción. Andaluz cree que no se trata de sustituir la energía [los combustibles fósiles por las renovables], sino de reducir. "Gran parte del ahorro a futuro [por la eficiencia y la electrificación y por un menor uso del gas y el petróleo], será usado para introducir otros consumos", critica.
De momento, sin embargo, los datos no son para tirar cohetes. "Si nos fijamos en cómo lo estamos haciendo en el transporte, con los coches eléctricos, los resultados no son buenos", apunta el profesor del departamento de economía de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), Albert Banal-Estanol. En el conjunto de Europa, la matriculación de estos vehículos se ha detenido en seco. Sin embargo, para el economista este no es el único reto: "Hay quien pedirá más ambición para clausurar las centrales de gas", reflexiona. También pone sobre la mesa cómo se está haciendo el despliegue de las renovables, sobre todo por el choque de intereses que está generando.
Más allá de los económicos, el Pniec también esconde retos sociales. "Está costando mucho llegar a la pequeña escala [en cuanto a la transición verde], de forma generalizada", añade el profesor de la UPF, que pone de ejemplo desde la eficiencia energética de los inmuebles hasta la compra de un coche eléctrico. "Puedes dar 10.000 euros para cambiar el parque [de automóviles], pero si no planificas dónde va el dinero, el impacto puede ser desigual", reflexiona Banal-Estanol, y advierte que "transición justa pueden acabar siendo palabras vacías".