El fantasma de una doble recesión amenaza Europa
Los expertos admiten que la incertidumbre por la guerra y los precios de la energía pueden llevar a una recaída como la vivida en 2012
BarcelonaLa W, en toda su magnitud, ha pasado a ser una posibilidad real. Después del hundimiento económico por el covid y de una recuperación que levantó complejos debates caligráficos, pero que dejó la curva del crecimiento en el símbolo de la raíz cuadrada, la invasión rusa de Ucrania puede volver a llevar a Europa a la recesión. Como sería la segunda, los golpes recibidos por la economía europea la situarían ya en la uve doble, una situación que ya se vivió con la Gran Recesión: a la caída de 2008 por los problemas financieros y del ladrillo la siguió la recaída, todavía peor, de 2012, con la crisis de la deuda pública.
Diferentes economistas consultados por el ARA han coincidido a apuntar que la situación es efectivamente preocupante, si bien no hay unanimidad sobre el impacto de la crisis derivada de la guerra.
"Una nueva recesión es una posibilidad real", dice el profesor de la Universitat Pompeu Fabra José García Montalvo. "Hay un problema que no teníamos en 2012, que es que tenemos inflación y los bancos centrales no podrán apoyar a la economía", explica. "Tenemos menos fuerza en la política monetaria y la política fiscal ya ha usado muchos cartuchos durante la última crisis y nos coge en mal momento", añade.
García Montalvo recuerda otro factor decisivo y consecuencia directa de la situación que se vive con la guerra: el precio de la energía. "Hay países muy dependientes del petróleo, y hay que pensar que los presupuestos del Estado en España se hicieron con un precio del barril de Brent de 58 dólares, y ahora mismo está a 119", apunta.
Las previsiones de este experto son preocupantes: "Si juntamos la inflación con la incertidumbre, que afecta la inversión, y la confianza, que afecta el consumo, y sumamos la caída de las bolsas, que implica menos riqueza, nos queda una mala situación". Y Montalvo añade que puede ir a peor si el conflicto se alarga. "Ahora tenemos un problema de precios altos, pero podría ser mucho más dramático si tenemos un problema de restricciones, que afectaría el sector industrial y provocaría desabastecimiento", dice. "Esto nos puede llevar a una situación muy parecida a la de 1973 o 1981, con un choque energético y con algunos países, como Alemania, que no es que no se hayan preparado, sino que se han despreparado". Para este economista, la situación puede conducir a una estanflación: precios disparados y economía estancada.
Sin ganadores en Europa
Un análisis parecido lo hace el catedrático de la Universitat Pompeu Fabra Albert Carreras. Coincide a decir que el momento es malo para Occidente. "Putin ha empezado la guerra en un momento en que la economía tenía la ilusión de salir de la crisis y esto hace más daño a esta situación", explica. "Si dura, la guerra nos hará daño a todos, habrá ganadores y perdedores, pero ganadores no habrá en Europa", apunta. En este sentido, Carreras explica que cuanto menos relación con Rusia, menos impacto, y que por eso España puede estar entre los que sufran un impacto más bajo en el contexto de la UE.
"Vamos hacia un escenario calcado al de la crisis del petróleo de 1973, cuando hubo unos cuantos años de inflación alta". Por eso afirma que la posibilidad de recesión es real. "Es pertinente pensarlo. Aunque la guerra dure poco se tendrá que ver cómo acaba, porque si Rusia se queda el control de Ucrania, la Unión Europea no se podrá beneficiar de la inversión masiva que habrá en el país, que estimularía la economía". En su opinión, todo ello fuerza el Banco Central Europeo (BCE) a subir tipos.
El economista y profesor del Iese Antonio Argandoña mantiene la posición contraria. "Creo que las decisiones del BCE serán conservadoras; la inflación subirá de manera transitoria, a pesar de que no corta, pero mi sospecha es que no habrá medidas drásticas y se mantendrá el statu quo", dice. En cuanto a la política económica, Argandoña cree que también se mantendrá la dinámica: "Será una política expansiva, en que se tomarán medidas para proteger a la gente que esté en una situación complicada, y con todo no creo que haya una recesión grave".
Argandoña asegura que el impacto económico del conflicto será "limitado" fuera de los sectores más dependientes de Rusia y del impacto en gas y petróleo. "Esto no nos lo saca nadie, pero la recesión no será colectiva", concluye.