Finanzas

¿Cómo funciona un pueblo que se ha quedado sin cajeros automáticos?

Navata organiza una consulta para solucionar el problema de acceso al ‘cash’

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Al local de la puerta con los vidrios pintados de blanco  había la oficina del Banco Santander que cerró hace tres meses. Desde entonces no hay ningún cajero en el pueblo.

NavataMaria Carme tiene 87 años y no tiene tarjeta de crédito ni aplicación de banca online. Hasta hace tres meses, siempre que lo necesitaba iba a sacar dinero con su libreta al cajero que había en el centro de Navata, el pueblo del Alt Empordà donde vive. Pero el Banco Santander decidió cerrarlo y, desde entonces, todos los vecinos se tienen que desplazar hasta Figueres o Besalú cada vez que quieren efectivo. “Pero yo no ando muy bien y no me veo con fuerzas para coger el autobús hasta Figueres”, explica la vecina. Ahora es su hijo quien le tiene que ir a sacar dinero, pero esta dependencia le provocó un susto hace un par de semanas. “Mi hijo fue contacto estrecho de un positivo y no pudo venir durante más de diez días. Y sufría por si me quedaba sin dinero y no podía comprar comida”. Toda una serie de perjuicios que han complicado la vida diaria de los vecinos de los 480 municipios catalanes (más del 50% del total) que, como Navata, no tienen ningún cajero automático.

Un informe de la Fundación Ramón Areces recoge que en Catalunya se han clausurado 5.256 sucursales bancarias en los últimos 12 años, el 64% de las que había entonces. Un descenso generalizado que se ha hecho patente en poblaciones como la del Alt Empordà: “No se entiende que, entre los años 80 y 90, cuando no éramos ni 800 habitantes, había cuatro sucursales bancarias. Y ahora que somos casi 1.400 vecinos no queda ninguna”, protesta el alcalde, Jaume Homs, que critica que el Santander cerrara hace tres meses el único cajero automático que quedaba en el pueblo. “Para los bancos ya no somos personas, somos solo números”, lamenta. Por eso decidió buscar soluciones por su cuenta y organizar una consulta para que los vecinos elijan qué alternativa prefieren para poder sacar dinero sin salir del municipio.

Perder una mañana para sacar dinero

A pesar de que en la mayoría de establecimientos se puede pagar con tarjeta, hay personas que no tienen o que prefieren pagar en efectivo, porque es como lo han hecho toda la vida. Pero si no tienes cajero automático en tu población, te tienes que desplazar forzosamente y no en todas partes hay buenas conexiones en transporte público. Para ir de Navata a Figueres en autobús, por ejemplo, solo hay nueve servicios diarios los días laborables, cuatro de los cuales antes del mediodía. Y esto hace que sea necesaria prácticamente toda una mañana cada vez que alguien tiene que ir a sacar dinero, que es la situación que vive Xavier Navarro, que se dedica a cuidar a su madre, que es dependiente.

“Antes podíamos sacar dinero en el pueblo, pero ahora tengo que ir hasta Figueres y destinar una de las dos mañanas que tengo libres. A nosotros nos ha perjudicado mucho el cierre”, reconoce. Además, últimamente, hay mucha cola en las oficinas de la capital alto-ampurdanesa y prefiere ir a Besalú “para no perder toda la mañana”.

Xavier Navarro todavía no sabe qué votará en la consulta que ha organizado el Ayuntamiento entre el 1 y el 15 de junio y que propone cinco alternativas para poder volver a obtener efectivo sin salir del pueblo. Por un lado, se podría instalar un cajero de CaixaBank en un edificio público, que costaría 1.089 euros al mes, sin contar los gastos de instalación y acondicionamiento. La segunda opción es un cajero privado de Cardtronic, en la vía pública, que cuesta 665 euros mensuales y 2,95 euros por extracción si la entidad bancaria no tiene convenio con la empresa.

Por otro lado, para los clientes de Santander, existe la posibilidad de firmar un convenio con Correos, de forma que se puedan retirar o ingresar entre 10 y 2.500 euros en la oficina que hay en la población, sin ningún coste.

El Ayuntamiento también propone contratar un servicio de taxi para los vecinos que no se puedan desplazar, y que subiría a unos 2.000 euros al año. Finalmente, formar a la gente mayor sobre la utilización de tarjetas y la banca online, que costaría unos 500 euros.

Igualdad de trato

La consulta no es vinculante, pero el equipo de gobierno la tendrá en cuenta para tomar una decisión. “Y si vemos que no sale ninguna opción claramente ganadora, quizás tendremos que buscar otra alternativa”, admite el alcalde, que, en función de la propuesta escogida, tendrá que hacer modificaciones al presupuesto para asumir el coste.

Este es otro punto también criticado por algunos vecinos como Xavier y Pacu, que se preguntan: “Si los bancos tienen tantos beneficios, ¿por qué el Ayuntamiento tiene que pagar por un servicio que tendrían que dar ellos? ¿No nos merecemos los mismos servicios que sí dan en las grandes ciudades de forma gratuita?”

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