Restauración

"La gente cree que por ser el camarero eres su esclavo"

La UGT denuncia que la restauración sufre una precarización con el covid mientras falta personal porque se va a otros sectores

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Dos camareros preparando ayer por la mañana las mesas de la terraza de un restaurante a la Rambla.

BarcelonaTiene 26 años y llevaba hasta esta semana trabajando en el sector de la restauración desde hacía una década. A pesar de que estudió comunicación audiovisual no pudo hacer las prácticas porque se independizó muy joven y empezó a trabajar de camarera para poder pagar las facturas. La mayoría de años los ha pasado entre cafeterías y restaurantes. El trabajo que más le ha durado ha sido de tres años y lo dejó el marzo pasado para ir a trabajar a un restaurante donde le ofrecían mejores condiciones laborales.

A principios de esta semana Mònica Garcia [nombre ficticio porque ha pedido mantener el anonimato] anunciaba a su jefe que lo dejaba, obviamente sin paro, con el objetivo de no trabajar nunca más en el sector de la restauración. “Tengo mucha ansiedad, necesito parar”, explica. En este último trabajo le cambiaban el horario cada semana y no sabía las horas que le tocaría trabajar hasta el último momento: “había días que las jornadas eran de cinco horas y en otras de once”. Su contrato laboral, sin embargo, era de 25 horas semanales, y le pagaban 8 euros por cada hora extra. “Nunca he visto una nómina [a pesar de reclamarla], pero a final de mes me sacaba una media de entre 900 y 1.000 euros”. Una cantidad con la que solo podía sobrevivir, puesto que entre alquiler y facturas le quedaban 200 euros para pasar el mes.

Este último trabajo ha sido la gota que ha hecho colmar el vaso. Durante esta década ha acumulado sueldos que apenas han llegado a los mil euros mensuales, trabajos sin contrato, sin fines de semana libres, horarios que se modificaban cada dos por tres, jornadas maratonianas y todo tipo de comentarios y malas reacciones por parte de los clientes: desde tirarle dinero a la cara al decirles que era hora de cerrar hasta no quererle pagar la cuenta argumentando que algo no les había parecido correcto o porque simplemente lo encontraban caro. “La gente se cree que por ser el camarero eres su esclavo”, lamenta.

La joven asegura que el 90% de los camareros que conoce se encuentran en la misma situación y denuncia que muy pocos negocios cumplen el convenio colectivo. A esto –añade–se le tiene que sumar que el salario mínimo interprofesional es “una mierda”. Ahora intentará buscar oportunidades laborales de lo que estudió mientras sobrevive con los pocos ahorros que tiene.

El sindicato UGT denuncia que el sector está sufriendo una precarización con la crisis del covid y que están aumentando casos como el de Mònica. “Nos estamos encontrando muchos cambios de las condiciones de los contratos laborales y la gente no lo denuncia porque tiene miedo”, remacha el responsable del sector de la hostelería de la UGT en Catalunya, Igor Abaskal. El portavoz sindical asegura que se están dejando empleados con expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) a tiempo parcial y, a la vez, se les hace trabajar 40 horas a la semana. En los últimos seis meses el mismo sindicato ha presentado 200 denuncias anónimas a Inspección de Trabajo en Barcelona. “No ha resuelto ninguna porque Inspección ni está ni se la espera”, lamenta Abaskal. Además, desde que estalló la pandemia han recibido más de un millón de consultas de trabajadores de la hostelería.

Desde el Gremio de Restauración de Barcelona se niega esta precarización y se asegura que se está “alimentando un mantra” para desprestigiar el sector. “El convenio colectivo es de unos 1.500 euros brutos [con pagas extras], muy por encima de otros, como por ejemplo el comercio”, asegura su director, Roger Pallarols. Casos como los de Mònica –añade– son un fraude y minoritarios en el sector y como tal no solo son “ilegales” sino que son intolerables. “En estas situaciones tiene que actuar Inspección de Trabajo o el mismo trabajador. Ahora bien, también pasa en otros muchos ámbitos que no tienen tantas inspecciones como el de la restauración”, remacha.

Falta personal

Sea como fuere el sector está sufriendo serios problemas para encontrar personal. Solo se tiene que hacer una pequeña búsqueda por portales como InfoJobs o las redes sociales para encontrar decenas de anuncios. Para Pallarols se debe a un doble factor: la falta de personal calificado –“Un problema endémico que se arrastra desde antes de la pandemia”– y la fuga de parte de los empleados a otros sectores que se han reactivado con mucha fuerza, como la industria, y que no han sufrido unas restricciones del covid tan severas como las de la restauración. “Es una circunstancia excepcional que se resolverá cuando se estabilice el sector, tal y como parece que ya está pasando”, deja claro.

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