Armamento

Calviño, la gran esperanza del rearme de la UE

La Comisión Europea y los líderes europeos presionan al BEI para que financie la industria de producción de armas

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Calviño en el pleno del Parlamento Europeo de este mes de febrero.

BruselasLa Unión Europea quiere estar preparada ante la amenaza que supone el imperialismo del régimen de Vladimir Putin y acabar con la dependencia militar respecto a Estados Unidos, sobre todo si Donald Trump vuelve a la Casa Blanca y hace efectivas sus amenazas de dejar al estacada sus socios de la OTAN. Por eso, a pesar de las reticencias históricas del Viejo Continente a armarse desde la Segunda Guerra Mundial, el bloque europeo está ahora completamente dispuesto a remilitarizarse, incrementar su gasto en defensa y multiplicar su capacidad de fabricación de armas . "La guerra no es imposible", alertó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en el último pleno del Parlamento Europeo.

Ahora bien, la UE no tiene competencias en materia de Defensa y, en todo caso, sólo puede influir en la industria armamentista.Y ni eso.La gran mayoría de gobiernos europeos se mantienen reacios a ceder el poder de decisión a Bruselas sobre su protección, también en cuanto a la producción de armas, y prefieren que cada estado miembro invierta por su cuenta, por lo que la única opción que queda a corto y medio plazo para el conjunto de la UE y que todos los líderes europeos coinciden en señalar pasa por el Banco Europeo de Inversiones (BEI), que tiene una gran capacidad de financiación y está presidido por la exvicepresidenta española Nadia Calviño.

Una de las dirigentes que ha apuntado más claramente a la exministra ha sido Von der Leyen, que se "alegró" de que el BEI se haya "muestrado" preparado para hacer más para contribuir a proyectos comunes para impulsar a la industria de defensa europea". La realidad es, sin embargo, que Calviño quiere evitar quedar como la gran financiadora del rearme de la UE y nunca ha apostado tan abiertamente por financiar proyectos de industria estrictamente militar, como le gustaría a la presidenta de la Comisión Europea.

Sin embargo, a la exministra española no le queda más remedio que ejecutar el mandato acordado por los estados miembros y Bruselas, que este miércoles ya propuso cambiar los estatutos del BEI para financiar directamente a la industria armamentista. Sin embargo, Calviño se limita a recordar que de momento sólo puede impulsar proyectos de I+D que tengan una función principalmente civil y, de rebote, militar.

En este sentido, Calviño justifica que el BEI ya tiene un programa de financiación para proyectos civiles que pueden tener aplicaciones militares y civiles de 8.000 millones de euros hasta el 2027, y que sólo se han consumido 2.000. En cuanto a los 6.000 restantes, los Veintisiete y la entidad bancaria han acordado acelerar su despliegue e invertirlo en seguridad y defensa de tecnologías que pueden tener este doble uso, como drones, ciberseguridad o industria del espacio.

La gran capacidad de financiación del BEI

Esta cantidad de dinero es mucho mayor, por ejemplo, que las cifras que moviliza a la Comisión Europea en materia de Defensa y constata la gran capacidad de financiación que tiene el BEI. El plan estratégico de la industria militar que presentó Bruselas el pasado miércoles sólo cuenta con 1.800 millones de euros de presupuesto para financiar y potenciar la fabricación de armas del bloque europeo entre 2025 y 2027.

La propia vicepresidenta del ejecutivo comunitario, Margrethe Vestager, admitió que "no es mucho dinero" teniendo en cuenta la magnitud de las inversiones del sector de la industria militar, y el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, avisó de que con ese dinero no se pretendía ni se podía sustituir las inversiones que puedan realizar los estados miembros de forma individual.

De hecho, algunos estados miembros, como Francia y Bélgica, han propuesto crear un fondo de Defensa financiado a través de una emisión de deuda común y sumar una cifra mucho más importante de dinero, de forma similar a lo que se hizo con las ayudas de recuperación poscovide. Sin embargo, Alemania y sus socios habituales, siempre contrarios a ampliar el presupuesto comunitario ya mancomunar deuda, se oponen completamente.

Así pues, en estos momentos la gran financiadora de las instituciones europeas del rearme del Viejo Continente sólo puede ser Calviño. Sea por activa o por pasiva, porque los estados miembros y Bruselas le encomiendan o porque, tal y como publicó el Financial Times, ella esté dispuesta y, por ejemplo, a cambio del apoyo de Francia en su candidatura como presidenta del BEI se haya comprometido a invertir en energía nuclear y, por supuesto, industria armamentista.

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