Muere Ratan Tata, patriarca del 'made in India'
El magnate presidió durante décadas Tata Group, el mayor conglomerado empresarial del subcontinente
El empresario y multimillonario Ratan Tata, conocido por haber internacionalizado el conglomerado industrial indio Tata Group, falleció el miércoles a los 86 años en un hospital de Bombay, en India. Tata presidió la empresa que lleva el nombre de su familia entre 1991 y 2016, período durante el cual registró un fuerte crecimiento y se convirtió en la multinacional más reconocida del país en todo el mundo.
Nacido en 1937 en una familia parsi (una minoría india de orígenes persas y religión zoroástrica), el empresario estudió en varias escuelas de élite de la India y se licenció en arquitectura en la Universidad de Cornell, en Estados Unidos. Regresó a su país natal en 1962 e inmediatamente se incorporó a la compañía familiar, fundada por su bisabuelo en 1868. Durante ese tiempo trabajó en varias filiales del grupo, pero sobre todo destacó por poner fin a las pérdidas de la filial electrónica .
Tata fue escalando posiciones dentro del conglomerado hasta que en 1991 tomó la presidencia por la jubilación de su tío, JRD Tata. El empresario traspasado ahora supo aprovechar los vientos de cambio del gobierno indio, que a principios de los años 90 introdujo varias reformas para liberalizar la economía y abrir el país al exterior. En 2000 fundó la telecom Tata Teleservices y en 2004 sacó a bolsa la tecnológica Tata Consultancy Services.
Durante su presidencia, Tata Group se convirtió en la compañía india más famosa e dio el salto a varios países. Destaca sobre todo por las inversiones en Reino Unido, primero con la compra de la empresa de té Tetley en 2000 y, en 2007, para pagar 13.000 millones de dólares por la siderúrgica Corus. Un año más tarde, llegó la operación más simbólica, cuando Tata adquirió a la estadounidense Ford la icónica compañía automovilística británica Jaguar Land Rover por 2.300 millones de dólares.
Los coches fueron su pasión, también profesionalmente. El empresario se volcó en la expansión de Tata Motors, la filial de automoción del grupo, sobre todo para sacar al mercado un modelo fabricado íntegramente en India, llamado Indica, y por la apuesta por Nano, un vehículo muy pequeño que se vendía sólo por 100.000 rupias (unos 900 euros). El objetivo de Nano era dar acceso al coche al gran grueso de la población india, que es demasiado pobre para comprar uno, pero el proyecto acabó en fracaso.
Disputas abiertas con su sucesor
El fin de la carrera de Tata se vio marcado por las disputas con su sucesor, Cyrus Mistry, que en el 2016 logró convencer al consejo de administración del grupo de echarle de la presidencia. La disputa entre ambos ejecutivos fue constante en los medios de comunicación y la mala relación fue tal que, cuando Mistry murió en un accidente de coche en el 2022, Tata no ofreció ninguna muestra pública de pésame.
De hecho, las disputas con Mistry mancharon el aura de persona calmada y generosa que había acompañado a Tata desde su llegada a la presidencia de la empresa. Conocido por sus obras filantrópicas, por el amor a los animales –permitió que los perros callejeros pudieran dormir dentro de la sede del grupo en Bombay– y por la única excentricidad de conducir coches de lujo y aviones –hasta el punto de pilotar a menudo la aeronave corporativa–, la muerte de Tata ha golpeado al empresariado indio.
Mukesh Ambani, presidente de su competidor directo, Reliance Industries, ha declarado que el traspaso del empresario es "una gran pérdida, no sólo para Tata Group, sino para todos los indios". "Ratán Tata era un industrial visionario y un filántropo que siempre luchaba por el bien común de la sociedad", añadió. El féretro de Tata fue incinerado este jueves en Bombay tras un multitudinario funeral de estado con miles de asistentes.