La crisis de la vivienda

El Sindicato de Inquilinos, un año después del 23-N: "Hacemos un llamamiento a no irse de casa a quien se le acabe el contrato"

La asociación, que se ha disparado en ingresos y afiliados en el último año, trabaja para una gran huelga general con los sindicatos laborales

Uno de los carteles de la manifestación contra la especulación y alto precio de los alquileres en Barcelona.
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BarcelonaEste domingo hará un año de la histórica manifestación en Barcelona que reunió a decenas de miles de personas para reclamar una rebaja del precio de los alquileres. El tope apenas empezaba a surtir efecto: los precios de los nuevos contratos descendieron un 5,2% en Barcelona en el segundo trimestre del 2024, pero la brecha del alquiler de temporada abría una vía de escape para uno de cada cinco nuevos alquileres. Ahora, el Sindicato de Inquilinos, que empujó a toda la ciudadanía a manifestarse, hace balance de un año en el que se les han disparado los ingresos y también los afiliados, y han iniciado otras luchas, como la huelga de alquileres en La Caixa.

"Venimos de un ciclo de movilización importante, y hay que convertirlo en desobediencia. Hacemos un llamamiento a no irse de casa ante esta finalización de 150.000 contratos de alquiler en el 2026, apostamos por no irse de casa si se les acaba el contrato y les quieren echar a la gente que lo va a imponer condiciones abuso. una movilización concreta, que si se le acaba el contrato de alquiler no se vaya", ha explicado este jueves su portavoz, Enric Aragonès, en un encuentro con medios de comunicación. De hecho, ha criticado el abuso de las prórrogas tácitas del contrato de alquiler, porque si no se renueva, dice, no implica que el inquilino tenga derecho a permanecer hasta 5 o 7 años, tal y como recoge la ley. Y por otra parte se evita también realizar un contrato nuevo, lo que implica supeditarlo a nuevas regulaciones que podrían reducir el precio del arrendamiento.

Sin embargo, ésta no es la única acción que tiene en estos momentos el sindicato sobre la mesa, sino que están trabajando también para llevar a cabo una gran huelga general de la mano de los sindicatos laborales. "De poco sirven las conquistas laborales si más de la mitad del sueldo se te lo lleva el alquiler, la gente está más asustada por si la echan de casa que si la echan del trabajo", prosiguió, sobre una iniciativa que no tiene un calendario previsto.

La patata caliente del curso político

Más allá de la esfera sindical, tienen en el horizonte político dos grandes iniciativas legislativas para regular el alquiler de temporada, uno de los principales caballos de batalla del sindicato. Una es la ley que ha iniciado la fase de discusión del redactado para reformar la LAU y dejar claro que los arrendamientos temporales son "de vivienda". La otra iniciativa, con objetivo similar, está en marcha en el Parlament, donde varios partidos han pactado una regulación catalana de esta modalidad de arrendamiento que le limita, exclusivamente, a viviendas vinculadas a vacaciones o usos recreativos. También seguirán de cerca la propuesta de limitar las compras especulativas que el Govern ya está estudiando.

El sindicato cuenta en la actualidad con más de 5.880 personas afiliadas y tiene 80 militantes más que un año atrás. En este curso, que arrancó el pasado septiembre, registró un aumento de los ingresos del 59%, hasta los 274.946 euros, la mayoría de los cuales (86,6%) provienen de las cuotas de sus afiliados, un 8,4% de colaboraciones y el resto de micromecenazgos y donaciones. En este período, más allá de la acción sindical habitual para defender los derechos de las personas inquilinos, la asociación cuenta con 80 bloques en lucha repartidos por toda Cataluña. La mayoría se encuentran en Barcelona y detrás hay expulsiones de vecinos por hacer colivings, no renovaciones de contrato y los 12 bloques organizados que pertenecen a La Caixa y en los que denuncian cláusulas abusivas y falta de mantenimiento. De hecho, está ya en marcha una campaña en decenas de viviendas en huelga de alquileres. Otro de los hitos que ha destacado el sindicato este año es la materialización, por primera vez, de un acuerdo con una cooperativa, en este caso Sostre Cívic, para comprar su vivienda y evitar que los echen.

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