Jubilarse 24 meses antes: una opción que cae a la mitad en tan sólo dos años

MADRIDEn 2021, el ministro de la Seguridad Social, José Luis Escrivá, declaró la guerra a las jubilaciones anticipadas. Ésta fue una de las medidas estrella de la primera parte de la reforma del sistema de pensiones, que apenas se ha culminado este 2023. Ahora, las medidas desplegadas para incentivar que se alargue la vida laboral y penalizar la decisión de jubilarse antes de la edad legal comienzan a dar sus frutos, o al menos así lo ven desde la Seguridad Social, que defienden que se ha "consolidado" la tendencia a retrasar la jubilación anticipada voluntaria.

Desde la cartera que dirige Escrivá dan cifras que ilustran la cuestión: sólo el 18% de los trabajadores que deciden jubilarse anticipadamente de forma voluntaria optan por el máximo permitido, es decir, 24 meses (dos años antes de la edad permitida para jubilarse). Desde la Seguridad Social destacan que se trata de una cifra que queda lejos de la que se registró en 2021, que era del 46%, pero también de la registrada en 2022, año en que esta opción ya cayó hasta al 26%. "Ha contribuido a incrementar la edad efectiva de jubilación a 65 años", defienden desde el ministerio.

Actualmente, la edad de jubilación ordinaria en España es de 66 años y dos meses, pero se pretende alcanzar los 67 años al año 2027. Si bien existe la opción de jubilarse a los 65 años siempre que se cumplan determinados requisitos, la primera parte de la reforma del sistema de las pensiones pretendía que la edad de jubilación real (la media hasta ahora era de 64,6 años) alcance con el tiempo la edad legal.

Compromiso con Bruselas

De hecho, el principal compromiso con la Comisión Europea con esta pata de la reforma de las pensiones era el de "alinear la edad efectiva de jubilación con la edad legal de jubilación" y hacerlo a través de "incentivos a la demora de la jubilación y ajustando los elementos distorsionadores de las jubilaciones anticipadas", tal y como se recoge en el Plan de Recuperación vinculado a los fondos europeos antipandemia.

También tienen un papel los incentivos a la jubilación demorada, que han pasado de utilizarse un 4% a doblarse en 2022 y crecer hasta un 8% en el conjunto de altas de jubilación. "Esto es una señal clara de que los incentivos para alargar la vida laboral han sido bien acogidos por la población", defienden fuentes de la Seguridad Social, que añaden que "es una manera efectiva de conciliar el interés entre cobrar la pensión y aprovechar oportunidad de seguir trabajando un tiempo más".

La reforma de 2021 regulaba los incentivos para trabajar más. A modo de ejemplo, existen regalos como un cheque que va de los 4.786,27 euros para las pensiones más bajas hasta los 12.060,12 euros para las más altas y con más de 44 años de cotización. También incluye una reducción de la cuantía de la pensión de forma mensual y no trimestral, como antes de la reforma, cuando el trabajador se jubila anticipadamente.

Dos años marcados por la inflación

Alargar la vida laboral y retrasar la edad de jubilación es una tendencia mayoritaria en Europa. La decisión, impulsada sobre todo por el aumento de la esperanza de vida, es también una manera de reducir el gasto en pensiones, reconoce la propia Seguridad Social. Sin embargo, desde la academia diferentes informes apuntan que a la hora de plantear medidas en esta dirección hay que tener en cuenta el tipo de trabajo (si se trata de un empleo que físicamente es más exigente, pero también emocional y mentalmente) y también el efecto de la clase social: si por ejemplo, no se ha tenido capacidad de ahorro o se ha cotizado poco y la prestación por jubilación es escasa.

De hecho, esta tendencia al alza a la hora de demorar la edad de jubilación coincide con dos años marcados por una inflación desbocada. "En la decisión de jubilarse intervienen muchos factores. La evolución de los precios es un condicionante, sin duda, pero con la reforma también se evita esa preocupación o se hace que, al menos, no sea un condicionante", defienden desde la Seguridad Social.