Macroeconomía

La preocupación por los tipos de interés se debilita (poco a poco) entre las empresas

El Banco de España constata una ligera caída de los problemas para acceder a financiación en el primer trimestre de 2024

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La fachada del Banco de España en Madrid.

MADRIDEn 2024 ha arrancado con una "ligera" caída de la preocupación de las empresas respecto al endurecimiento de la política monetaria y, por tanto, respecto a las decisiones del Banco Central Europeo (BCE) en cuanto a los tipos de interés. Así lo constata el Banco de España en una nueva Encuesta a las empresas españolas sobre la evolución de su actividad (EBAE) correspondiente al primer trimestre de este año publicada este lunes. Desde que el BCE decidió tocar los tipos de interés en el verano del 2022 con el objetivo de frenar la inflación –aunque al mismo tiempo provocara un enfriamiento de la economía–, la política monetaria se ha convertido en todo un quebradero de cabeza para las empresas, sobre todo para aquellas endeudadas o que necesitaban financiación (con la subida de los tipos, el dinero se encarece). Por eso, las recientes y modestas señales de descenso de los tipos por parte del organismo que preside Christine Lagarde parecen no estar pasando desapercibidas entre las compañías.

Del total de empresas encuestadas por el Banco de España, un 19% siguen apuntando a un "impacto negativo" de la política monetaria fruto de los problemas para acceder a la financiación. Sin embargo, se trata de un porcentaje menor al registrado en los últimos tres meses de 2023 (22% de las empresas encuestadas), cuando el número de empresas preocupadas por este elemento seguía creciendo. Esta pequeña caída coincide con un período en el que aunque los tipos de interés siguen altos, llevan congelados desde septiembre del pasado año, cuando se aprobó la subida al 4,5%. Desde entonces, el BCE les ha mantenido congelados en esa cuota. Además, en la última reunión de este mes de marzo ya ha abierto la puerta a una primera bajada en junio de este año.

Sin embargo, sigue siendo una política monetaria muy dura, y no sólo porque así lo han señalado los países del sur de Europa, que desde hace meses están presionando para que el organismo supervisor comience a dar marcha atrás, sino porque las propias empresas dejan constancia en la encuesta del Banco de España: antes del ciclo de subidas de los tipos por parte del BCE, es es decir, antes del verano de 2022, sólo un 10% de las compañías encuestadas en la EBAE apuntaban a estar preocupadas por la política monetaria. Además, todavía un 36% de las empresas encuestadas confirman que han visto incrementar los gastos financieros, sobre todo en el caso de la construcción, el sector agrícola y el transporte. Por todo ello, si algo no sale bien parado es la inversión (si suben los tipos, cuesta más endeudarse). En este caso, los resultados de la encuesta siguen siendo negativos: sólo un 15% de las empresas preguntadas incrementaron su inversión en los tres primeros meses de 2024, 5 puntos porcentuales menos que en el último periodo de 2023.

Si bien la subida de tipos ayuda a atacar la inflación, en el caso del crecimiento económico el impacto es contrario: su sentido es contraer la demanda yenfriar el consumo para que los precios bajen. Sin embargo, los resultados de esta decisión no son inmediatos. Como ha apuntado el Banco de España en otras ocasiones, existe una primera etapa en la que los incrementos se transmiten a las condiciones financieras (en la mayoría de los casos, de forma rápida). Y después hay una segunda etapa en la que el endurecimiento de la política monetaria llega a "la economía real" y aquí la velocidad es más lenta: menos gasto, descenso de la riqueza y caída de las exportaciones. Con todo, Lagarde ya ha advertido por activa y por pasiva que el objetivo del BCE es situar la inflación en el 2%, por lo que los tipos se mantendrán "a niveles suficientemente restrictivos el tiempo que sea necesario".

Crisis en el mar Rojo

Por primera vez en una EBAE, el Banco de España ha preguntado por la tensión que se está viviendo en el mar Rojo a consecuencia de la guerra en Gaza y que está afectando directamente al transporte marítimo de mercancías. Aunque en España el impacto de la crisis es menor en comparación con otros países, un 25% de las compañías encuestadas declaran que se ven "negativamente" afectadas por la perturbación, sobre todo por el incremento del coste del transporte, aunque que también señalan un retraso en las entregas de las mercancías.

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