Laboral

Menos estrés y mayor conciliación: así ha superado Portugal el test de la semana de cuatro días

La mayoría de las 41 empresas participantes en este experimento laboral valora positivamente la medida

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Un jardín en Lisboa

BarcelonaUna guardería, un centro cívico, un banco de células madre, una fábrica o una consultoría son espacios de trabajo con dinámicas muy distintas. Pero en Portugal han conseguido que –por lo menos durante el último año– se conviertan en protagonistas de un mismo experimento laboral: una prueba piloto para implementar la semana de cuatro días y analizar después si esta medida es la utopía imposible que critican a sus detractores . Un total de 41 empresas del país con más de 1.000 trabajadores afectados participaron en el programa para analizar los efectos de trabajar un día menos y –como explica en el ARA uno de sus coordinadores, el catedrático de economía Pedro Gomes, de la universidad londinense Birbeck College– los resultados han sido mayoritariamente positivos.

De entrada, el test portugués logró disminuir la media de horas trabajadas en un 13,7% sin bajar los salarios, pero en la mayoría de los casos esta descabezada de la jornada no fue a cambio de nada. Las empresas redujeron el tiempo y número de reuniones, adoptar nuevas herramientas informáticas, automatizar o eliminar procesos, crear blogs de trabajo o reorganizar turnos para adaptarse a esta nueva forma de funcionar. "La probabilidad de volver a la semana de cinco días era mayor entre las empresas que no aplicaron ningún cambio", dice el académico. Sólo cuatro compañías decidieron recuperar la antigua normalidad una vez terminado el ensayo.

La fórmula para aplicar la semana de cuatro días no fue la misma para todos. Eliminar los viernes laborables ni siquiera fue la opción mayoritaria. Un 20% de las compañías eligieron alargar el fin de semana por esta vía, pero otros utilizaron días libres rotativos o instauraron equipos "espejo" (algunos miembros tenían fiesta los lunes y otros los viernes, por ejemplo) . En algunos casos también se optó por alternar una semana de cuatro días con una de cinco. ¿Y qué ha ocurrido con el tan deseado incremento de la productividad? "No es automático", admite Gomes. Aún así, casi el 80% de los gerentes de las organizaciones participantes aseguraron que económicamente el proyecto había sido neutral. Es decir, supuso unos costes mínimos para la mayoría de empresas. Solo la guardería necesitó aumentar en un 4,5% su plantilla para adaptarse a la reducción de las horas semanales trabajadas. Por el contrario, cerca de un 40% observaron ahorros, sobre todo en energía y otros gastos de oficina. "A nivel operacional, las empresas se encuentran mejor", añade el experto.

Por el lado de los trabajadores, Gomes y la otra responsable del proyecto, la profesora de gestión estratégica de recursos humanos Rita Fontinha, destacan el impacto positivo en su rendimiento, pero sobre todo la mejora en la salud mental, con una clara reducción del estrés o ansiedad asociados al trabajo. Este efecto también se aprecia en los resultados del experimento en lo que se refiere a la conciliación entre la vida personal y la laboral. Si antes de poner en marcha el experimento un 46% de los empleados encuestados calificaban de "difícil" o "muy difícil" a los malabares para llegar a atender las responsabilidades familiares mientras trabajan, ese porcentaje cayó al 17% durante la prueba piloto. Más allá de aumentar el tiempo de calidad con los seres queridos, el 17% dedicaron más ratos a las actividades culturales o el 15% a la formación y desarrollo personal. La mayoría de los trabajadores portugueses que han participado en este test sólo considerarían aceptar otro trabajo de cinco días a la semana por un salario un 20% mayor.

"Lo interesante es ver cuáles son los perfiles trabajadores que valoran más la semana de cuatro días: las mujeres, las personas con hijos y aquellos que ganan menos de 1.100 euros al mes [el salario mínimo interprofesional es de 820 euros en Portugal en el 2024 ]", explica Gomes. Aunque a menudo se asocia esta medida a una élite de profesionales liberales que ya disfruta de las bondades del teletrabajo y la flexibilidad horaria, realmente los empleados con menos cualificaciones son los más interesados ​​en sacudir elstatu quo de la jornada laboral vigente. "Los que más cobran pueden comprar tiempo libre: contratar servicio doméstico, comprar comida a domicilio, o pedir un Uber en lugar de coger el autobús", dice el académico. Además, la prueba no ha resultado en un incremento significativo del pluriempleo, un fenómeno bastante habitual entre los portugueses según Gomes, ya que los trabajadores han preferido dedicar el tiempo libre extra a descansar y cuidar a los demás en lugar de buscar una segunda actividad .

Meses de retraso en la prueba piloto española

Mientras Portugal ha completado ya este primer experimento –"Es un primer paso, pero ha funcionado", celebra Gomes–, la prueba piloto española arrastra meses de retraso sin arrancar. En abril de 2023 el Boletín Oficial del Estado publicaba la convocatoria a través de la que las pymes del sector industrial podían pedir las ayudas de un programa impulsado por el ministerio de Industria para aplicar la semana laboral de cuatro días. Se apuntaron 41 empresas, pero de momento ninguna de ellas ha empezado a testear la medida. Fuentes del departamento que dirige Jordi Hereu aseguran que en julio se firmó la resolución provisional de la Fundación EOI (la institución pública que vehiculará las subvenciones) con las compañías que han cumplido los requisitos para participar. "Después de un plazo de alegaciones, próximamente se firmará la resolución definitiva para que posteriormente se pueda empezar el proyecto", insisten desde el ministerio sin fijar una fecha concreta para la puesta en marcha.

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