Un año dorado: repaso de 2025 a través del precio del oro
El precio del metal precioso cierra el año en máximos históricos y evidencia el miedo a los inversores
Barcelona2025 ha sido un año convulso para la economía mundial y la local. La fluctuación del precio del oro es uno de los termómetros más fiables y, si bien no explica todo, nos permite entender a grandes rasgos qué ha pasado este año. De entrada, el oro se ha revalorizado un 72% en apenas un año y ha pasado de los 2.590 dólares por onza en enero a los aproximadamente 4.500 en diciembre de 2025. Se trata de un récord histórico del precio del oro nunca visto desde que se tienen datos (1970). Este rendimiento estratosférico responde a una evidencia: ha sido un año de grandes incertidumbres económicas y geopolíticas. El oro es considerado un bien refugio, por lo que, en épocas de inestabilidad, los inversores buscan ampararse en un seguro activo. Vamos a palmos: ¿qué ha pasado este año?
Para analizar las fluctuaciones del oro es necesario tener en cuenta la oferta y la demanda. Por un lado, "de las aproximadamente 5.000 toneladas de oro disponibles en el mercado, la demanda está dividida entre un 50% para el mercado de la joyería –que es generalmente estable y, por tanto, no mueve la aguja– y un 50% para los inversores", apunta a la ARA el profesor de finanzas (UPF-BSM) y director de Finavier Xavier Xavier. Los últimos, pues, son los que más mueven al mercado. Por un lado, están los bancos centrales, que desde 2022, con el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania, han aumentado la compra de oro "porque han visto que Estados Unidos ha impuesto sanciones con el dólar, por lo que han vendido dólares y han comprado oro para escudarse ante posibles ofensivas por parte de EEUU.
Además, si nos fijamos en el gráfico, se observa un pico del precio del oro a partir de abril del 2025, concretamente a partir del llamado "día de la liberación", el 2 de abril de este año, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una ola de a. "Los bancos centrales, viendo esto, pensaron: recogemos velas y nos curamos en salud", dice Brun.
IA, aranceles y tipos
Por otro lado, se encuentran los inversores financieros, que ven el oro como un valor refugio, y la lectura es la misma que en el caso de los bancos centrales. Se suma también el miedo por la burbuja de la inteligencia artificial (IA), alimentada también por el fuerte crecimiento de las acciones de empresas tecnológicas como Nvidia o Oracle. De hecho, el gráfico del precio del oro también nos muestra un fuerte pico en octubre de ese año, cuando superó por primera vez los 4.000 dólares por onza; un incremento motivado principalmente por el creciente miedo al estallido de la burbuja de la IA junto con las expectativas de rebaja de los tipos de interés por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y la creciente debilidad del dólar americano.
En este sentido, Brun lo explica: "También existe la visión de que el oro es una divisa, y se mide en función de la masa monetaria de EEUU, por lo que si el dólar pierde valor, el del oro aumenta; son indirectamente proporcionales, porque el oro está denominado en dólares".
Por último, no podemos olvidar la oferta, que viene de parte de los mineros, que extraen la materia prima de la tierra, y de los inversores que venden el oro que tienen. "El coste de extraer onzas de oro ha aumentado mucho en los últimos años por culpa de la fuerte inflación –relata Xavier Brun–, lo que hace aumentar en cierto modo el precio del oro y, por tanto, hay una parte, aunque muy pequeña, de ese incremento que responde a un componente racional". Sin embargo, hay que tener en cuenta que desde hace años la oferta es bastante estable, según datos del World Gold Council, y acaba siendo la demanda lo que hace que el precio fluctúe con fuerza.
¿Qué nos espera?
La fuerte subida del precio del oro (demanda) es un indicador del cambio psicológico del mercado y los inversores en general frente a la situación de la economía mundial. No predice las crisis, pero evidencia el miedo al dinero. Así pues, y aunque no se puede saber qué va a pasar en el 2026, todo apunta a que la tendencia del oro seguirá siendo alcista una temporada. También debe tenerse en cuenta que la oferta podría aumentar. "Los productores de oro ganan mucho dinero, y eso puede hacer que se busque más oro, que se excaven nuevas zonas, etcétera, y, por tanto, que la oferta aumente", dice el profesor.
Sin embargo, "otra subida tan importante como la del 2025 es poco probable, porque significaría llegar a los 9.000 dólares por onza, y eso sólo respondería a un escenario de graves riesgos geopolíticos", apunta Brun. Así pues, el comportamiento de las tecnológicas, la guerra comercial, las tensiones geopolíticas y la solidez del dólar marcarán la pauta de cara al año que empezaremos.