Inteligencia artificial, aroma de burbuja
Las valoraciones e inversiones de las 'big tech' generan temores al estallido de un globo que marca récords sin precedentes
BarcelonaEl planeta Finanzas comienza a empequeñecer el planeta Tierra. Esto lo decía el historiador de Harvard Niall Ferguson en su libro El triunfo de los dineros (Debate, 2011, con actualización en 2024). Con el paso de los años, esta tendencia se ha consolidado y la economía financiera supera a la del mundo real. Un ejemplo son los grandes grupos tecnológicos de Estados Unidos, especialmente los más relacionados con la inteligencia artificial (IA). Se trata de empresas que han superado niveles históricos de precio y que comienzan a disparar las alertas no sólo sobre la existencia de una burbuja, que nadie duda, sino también sobre su posible estallido.
"Si lo miramos desde la perspectiva de la acumulación de capital es evidente que estamos ante una burbuja. Dólar que hay, dólar que se va hacia el sector, pero que, en todo caso, es una tecnología que se encuentra en los inicios", explica Esteve Almirall, profesor del departamento de Operaciones, Inn. Es evidente, añade, que llegará un momento en el que estallará la burbuja, pero no sabemos cuándo. Ni tampoco si tendrá los efectos de la de principios del 2000 con las telecos y las compañías de internet, que protagonizaron la crisis de las puntcom, con la que se esfumaron cinco billones de dólares, que en la actualidad son el valor de una única compañía, Nvidia.
"Como analista constato que el cambio es muy importante. La IA mueve inversiones que revelan que es una revolución equiparable a la de internet en su día, y quizás no estamos demasiado lejos de que se manifiesten sus beneficios. Como inversor, los valores actuales, con subidas constantes, de 'Estudis general' (IEF). Las inversiones realizadas por un pequeño grupo de grandes compañías tecnológicas de EE.UU., entre 250.000 y 300.000 millones este año y sus valoraciones en bolsa, no tienen precedentes. Todo dependerá de las expectativas de los mercados, que son las que suelen moverse con exceso de optimismo, lo que Charles Kindleberger (Manías, pánicos y cracks: historia de las crisis financieras. Ariel, Barcelona, 2012) definía como euforia y, cuando hay algún rumor o informaciones negativas, sobrerreaccionan con pánico. A lo largo de los siglos y de los años se han producido crisis en las que avances con futuro se veían enturbiados por unas expectativas desmedidas, desde la crisis de los tulipanes en el siglo XVII en los Países Bajos, la de los ferrocarriles en el siglo XIX o la de las hipotecas subprime en 2008.
Récord sobre récord
Nvidia, que produce chips de alto nivel que se utilizan para esta tecnología, ha roto todos los récords cuando ha superado los cinco billones –con b– de dólares de valoración en bolsa –el pasado julio ya ocupó titulares cuando superó el umbral de los cuatro billones–, una cantidad que más que triplica el producto interior bruto (PIB) español, toda la riqueza que se genera en el país en un año, e incluso equivale a la de Alemania. Y deja a una distancia estratosférica la compañía del Ibex de mayor valor, que es Inditex, con una capitalización de 146.000 millones. Tras la reaparición de Michael Burry, uno de los que anticiparon y beneficiaron del estallido de la crisis de las hipotecas subprime, se han producido las primeras recogidas de beneficios y se ha perdido la cota de los cinco billones, aunque los precios siguen siendo insólitos.
Según Jordi Valls, cuarto teniente de alcalde de Barcelona y responsable del Área de Economía, Hacienda, Promoción Económica y Turismo, Nvidia, que ha pasado de realizar los chips que se utilizaban para los videojuegos a los imprescindibles para la IA, podría calificarse de tercer país del mundo en generación de PIB, sólo con la generación de PIB. Lo dijo esta semana en una jornada sobre la IA organizada por la revista Forbes en Barcelona.
Los movimientos en el sector no paran. OpenAI, el creador del ChatGPT acordó tomar el 10% del productor de chips AMD, mientras que Nvidia invertirá 100.000 millones en OpenAI, donde tras el proceso de transformarse en empresa tiene Microsoft como uno de sus principales accionistas, con 27% del capital. Y esto ha permitido al gigante fundado por Bill Gates superar un valor de cuatro billones de dólares, una cantidad similar al PIB de Japón, India o Reino Unido, aunque se ha desinflado un poco. También Apple ha fichado por este selecto club de empresas billonarias. El último en sumarse a estas iniciativas y alianzas para desplegar al máximo el potencial de la IA ha sido Amazon, que a través de su filial de servicios en la nube, Amazon Web Services (AWS), ha cerrado una alianza por valor de 38.000 millones de dólares con OpenAI. Su valor supera los dos billones, una cantidad equivalente al PIB de Canadá.
Todas las cifras que se mueven en torno a la inteligencia artificial son astronómicas. Las inversiones de grandes tecnológicas son imparables. Según un informe del banco suizo UBS, las inversiones relacionadas con la IA no pararán por ahora y se espera que el próximo año superen los 500.000 millones. Todo ello ha disparado las alertas, dado el volumen de inversión que ha forzado a las compañías a emitir deuda para financiarlas. Pero, la situación, dicen los expertos, no es todavía la de burbuja a punto de estallar, aunque todo dependerá de si las expectativas, que son las que más hinchan las burbujas, son demasiado elevadas.
La gran batalla en este marco en el que la geotecnología se ha convertido en una de las protagonistas de la geopolítica y la geoeconomía es, en todo caso, entre EEUU y China. El primero, EE.UU., a través de un oligopolio de tecnológicas como Nvidia, Apple, Microsoft, Amazon, Tesla, Alfabeto –la matriz de compañías como Google– o Meta (Facebook, WhatsApp e Instagram), la mayoría de las cuales se pusieron de parte del actual presidente del país, Donald Trump, en las elecciones de hace un año. Una de ellas, Nvidia, domina el segmento de chips necesarios para desplegar la IA generativa, pero tiene dependencia de un proveedor de Taiwán y, al mismo tiempo, de una firma de Países Bajos que fabrica las máquinas con las que se producen los chips, explica Nacho de Pinedo, cofundador y consejero delegado de ISDI. Es una relación conflictiva entre países y blogs, pero al mismo tiempo con interdependencias, según el director del Cidob, Pol Morillas.
China, por su parte, es el otro gran poder, a través de destinar todos los recursos para convertirse en una potencia, controlando las tierras raras que se utilizan para producir chips. Y con gran pugna por el talento. "Gente capaz y preparada para la IA actual no son más de 150 en todo el mundo", destaca Almirall. De hecho, por eso están muy buscados y muy bien pagados. En este contexto, Europa, que trata de impulsar su autonomía estratégica para depender menos de las otras dos potencias, sigue como bloque fragmentado y consumidor. Un ejemplo que pone el Real Instituto Elcano es el sector de las telecomunicaciones: en Europa existen 38 empresas de la rama con una media de inversión de 750 millones de euros. En EEUU hay tres que invierten 20.000 millones y en China también hay tres, como en India. Es evidente que se necesitamos mayores empresas en Europa, afirman los expertos.
Como ocurre con las últimas disrupciones tecnológicas y los avances, la velocidad es cada vez más acelerada y también se disparan las expectativas por parte de los inversores. En cualquier caso, Nvidia, una de las grandes estrellas actuales en el negocio, es una empresa diferente. "Los pedidos para el próximo año ya los sabe. La demanda cuadruplicará la actual", afirma Almirall. En este sentido, a corto plazo no existen problemas a la vista en cuanto a la demanda.
Sí que pueden surgir disfunciones a medio o largo plazo, que son las que suelen poner nerviosos a los inversores. Hay elementos que no conocemos: no sabemos si la demanda va a seguir subiendo como un cohete, como lo está haciendo en la actualidad, o si la mejora de la computación permitirá modelos más inteligentes, afirma Almirall. De los chips se ha pasado a la computación cuántica, es decir, de los bits a qbits. De Pinedo explica que "hemos pasado de la programación a enseñar a la IA a aprender sola ya cargarla de datos", es la IA generativa, el gran avance.
En todo caso, como ha ocurrido siempre que hay empresas que ganan ventajas, los monopolios se acaban convirtiendo en oligopolios, con pocos operadores dominantes y unas empresas se comen a otras, se unen, provocan la desaparición de competidores, o surgen de nuevos.
Lo que este profesor y experto de Esade anticipa es que en algún momento la burbuja estallará, como ha ocurrido otras veces, por ejemplo con la crisis de las empresas puntcom. Al final se produce como un proceso selectivo que acaba con los proyectos que no tienen posibilidades de continuar, pero algunos logran subsistir o bien surgen nuevos con mayor eficiencia, menores costes y más funcionalidades. En todo caso existe un sinfín de posibilidades de seguir creciendo. Es el caso de los vehículos autoconducidos, que funcionan con IA generativa y no sólo los coches particulares, sino los de transporte público, empresarial y otros, o bien los robots humanoides para diferentes funciones. Todos ellos llevan chips que hoy en día son de Nvidia.