Recorte presupuestario histórico en Francia: 4.000 maestros menos, ahorro en sanidad y más impuestos a los ricos
El déficit público de este año se disparará hasta el 6,1%
ParísFrancia se aprieta el cinturón. El nuevo gobierno de derechas, que fue nombrado hace apenas tres semanas, ha puesto sobre la mesa un plan de recortes y aumento de impuestos para hacer frente a una situación económica muy deteriorada heredada del anterior ejecutivo, con un déficit público por las nubes y un crecimiento económico débil. El ejecutivo capitaneado por el primer ministro, Michel Barnier, ha presentado unos presupuestos para 2025 "exigentes" para sanear las cuentas franceses que prevén un ahorro de 60.000 millones de euros en un año, una cifra extraordinariamente elevada.
Con un déficit público que este año se disparará hasta el 6,1% del producto interior bruto (PIB, el indicador que mide el tamaño de una economía), un dato cercano al del 2021, después de la pandemia , los presupuestos prevén medidas de ahorro que deben permitir reducir el déficit hasta el 5% el próximo año. Para ello, la clave es el aumento de impuestos a los ricos ya las grandes empresas y el recorte del gasto, especialmente en educación y sanidad. El plan prevé una reducción del número de funcionarios, sobre todo del sector educativo: se prescindirá de 4.000 maestros en 2025.
En cuanto a los impuestos, el aumento sólo afectará a los hogares con niveles de renta muy elevados, el 0,3% de los contribuyentes. El impuesto a las grandes empresas sólo afectará a aquellas que tienen una cifra de negocio superior a los 1.000 millones de euros, unas 400. Otra de las medidas de ahorro será aplazar la revalorización de las pensiones: en lugar de hacerla '1 de enero se realizará en julio. El gobierno también prevé subir la tasa de la electricidad y la de los billetes de avión. En sanidad, se recorta el reembolso de las visitas médicas para las personas que carezcan de mutua privada. Es una medida que afecta a las personas con rentas más bajas, que tendrán que pagar más por ir al médico (en Francia la sanidad es de copago).
Previsiones demasiado optimistas
Para entender el alcance del esfuerzo financiero que plantea Francia sólo hace falta fijarse en el plan de austeridad impulsado tras la crisis económica de 2008. En 2011 el gobierno de François Fillon preveía una reducción del déficit de 65.000 euros durante cinco años. El ejecutivo de Barnier planea hacer casi el mismo ahorro en apenas doce meses. Sin embargo, el Alto Consejo de Finanzas Públicas (HCFP, similar a la Airef española) considera que el ahorro de los 60.000 millones se basa en cifras demasiado optimistas y advierte que, según sus cálculos, el ahorro se situará alrededor de 42.000 millones de euros.
Las medidas han sido ampliamente criticadas por la oposición, sobre todo por los partidos de izquierda, pero el gobierno defiende la necesidad de unos presupuestos austeros para sanear las cuentas. "Debemos proponer un camino de responsabilidad. No podemos esperar más", se justificaba este jueves el ministro de Presupuestos, Laurent Saint-Martin. Son unas cuentas para 2025 elaboradas en un tiempo récord y con un elevado nivel de incertidumbre en cuanto a su tramitación parlamentaria.
La fragilidad del gobierno, que no tiene mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, ha complicado mucho la elaboración del presupuesto. Barnier ha tenido que aplicar medidas lo suficientemente contundentes para reducir el déficit más de un punto el próximo año pero al mismo tiempo evitando medidas demasiado impopulares y radicales. Con cualquier recorte o alza de impuestos que no guste a la extrema derecha de Marine Le Pen, el nuevo gobierno podría caer de inmediato por una moción de censura. Francia tiene ya proyecto de presupuestos, pero Barnier pisa un terreno minado que puede explotar en cualquier momento.
El precedente alemán
Las políticas de austeridad también han afectado recientemente a Alemania, donde el pasado diciembre el gobierno de coalición (socialdemócratas, liberales y verdes) aprobó unas cuentas con un recorte de 17.000 millones de euros, pese a la mala situación económica del país, que lleva dos años bordeando la recesión. De hecho, la aplicación de más políticas de austeridad responde a las reglas fiscales de la UE, que durante la pandemia habían quedado suspendidas y que se renovaron el año pasado para dar mayor flexibilidad a los estados, pero que mantienen los objetivos de déficit y deuda pública a medio plazo en el 3% y el 60% del PIB.